Antes de la tormenta

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2040
6:23p.m.

Washington D.C. (Estados Unidos)

Un oji-celeste caminaba de un lado a otro en su despacho, preocupado. Hace una horas tuvo una discusión con su parlamento, unos hombres convenidos a los que no les importaba nada más que enriquecerse, por un proyecto que él mismo había ofrecido unos cincuenta años antes. Hoy en día se arrepentía.
¿Cómo pudo ser tan estúpido, tan impulsivo, tan idiota?
Ni el mismo sabía la respuesta, solo pensaba en cierto sujeto de mirada verdosa y cejas pronunciadas.
-Tengo que advertirle.
Y salió de su despacho al decir lo último. Por el pasillo se encontró con algunos colegas: congresistas, ministros y hasta el presidente; a todos los ignoró y dio de escusa a una jaqueca.
Esperó hasta la noche y buscó a un subordinado suyo, el más leal, y le ordenó que llamara a unos cuantos soldados fieles a él. Esa noche viajaría a Londres.
-¿Crees que debamos detenerlo?
-No, él se dará cuenta por si solo.
-¿No reaccionará mal?
-No lo creo, es por el bien de nuestro país- respondió uno de los dos encargados de la seguridad de las cámaras.

11:24p.m.

Londres (Inglaterra)

Un rubio de ojos azules se encontraba encima del delicado cuerdo de un rubio de ojos verdes. Le daba besos por todo su rostro para después morder su cuello, sus manos recorrían la cintura del menor al mismo tiempo que lo ayudaba a moverse para que las estocadas sean más profundas.
Ambos se mantenían ignorantes del futuro, ignorantes de lo que pasaría en dos semanas, ignorantes de que alguien los veía desde la ventana.
-¡Ah-ah!
-Ar-arthur- el francés gruñó el nombre de su amante para después correrse en su interior.
El de más baja estatura, al sentir la esencia del mayor en su interior, no pudo contenerse más y se corrió entre sus vientres.
-Te amo, Arthur- pronunció el de ojos azules para después abrazar la espalda de su amante.
El de cejas pronunciadas se sonrojó violentamente y se acurrucó en los brazos del francés, al sentir la pausada respiración del contrario en su cuello, le dijo aquellas palabras que siempre le decía mientras dormía mas nunca cuando estaba despierto.
-I lo-ove you, id-iot.

Berlín (Alemania)

Un rubio de ojos celestes miraba con amor a cierto castaño que corría por todo el jardín.
-¡Ludwig!,¡Ludwig!!Mira, mira!
El de más baja estatura sostenía una hermosa flor blanca.
-Cuando seamos padres quiero que nuestra hija se llame como esta flor.
-¿Lirio?
-Cerca pero no, Liria. Quiero que se llame Liria.
El alemán miró con dulzura al italiano. Desde hace un mes se habían casado y desde ese hermoso momento cada día se enamoraba más.
-Tal vez eso sea más pronto de lo que crees.
-¿Eh?
-Cuando termine los tratados internacionales, adoptaremos a nuestra niña.

Madrid (España)

Un castaño le lanzaba libros a un español que no tenía ni idea del cambio tan repentino de actitud de el más pequeño.
-¡Vete!
-Pero es mi casa.
-¡No me importa!, ¡me acabas de violar!
-Eso no es verdad.
-¡Claro que lo es!
-¿Qué esta pasando a-?- preguntó una empleada de aquel lugar, que al ver a ambos representantes de sus respectivos países completamente desnudos no pudo hacer nada más que sonrojarse- perdón por interrumpir.
-¡Ves lo que haces español estúpido!
-Pero si fue tu culpa.

Beijing ( China)

-Y este es el cuart- el de cabellos largos sintió un viento recorrer su cuerpo, era frío, muy frío- ¿Qué-é haces a-aquí?
-¿No puedo venir a visitar a un país vecino?
-N-o, no es e-eso. Es qu-e estoy o-cupa-do- dijo para después señalar "disimuladamente" al grupo de personas que los miraba con extrañeza, eran turistas.
- Puedes seguir.
-Pe-pero...
-Por mí no hay problema, has como si fuera un turista más.
El chino intentó con todas sus fuerzas imaginarse que el ruso no estaba a su lado pero...¿cómo? Miró a su alrededor en busca de ayuda y una de sus subordinadas vino en su rescate.
-Yo me encargaré- dijo aquella persona.
El chino la miró como si fuera un ángel y al pasar por su lado le dio las gracias.
-¿Te llegas bien con ella, no?
-E-es so-olo una ami-ga.
Al ver que el grupo de turistas junto con la chica se iban, sujetó con delicadeza la cintura del más bajo para después darle un beso a esos finos labios.
-Te extrañe.
Hace más de un mes que no se habían visto y se habían extrañado. Nadie sabía de su relación, por petición del chino, ya que tenía miedo que usaran eso en contra del albino.
-Yo tam-también te extra-ñe.

Viena (Austria)

Un austriaco se encontraba firmando unos papeles, sellando otros, revisando futuras leyes y ordenando documentos.
-Señor.
-¿Sí?
-Un joven con su hermana lo buscan.
-Hagan los pasar.
La sirvienta asintió para después retirarse de aquel despacho.
El austriaco volvió a su labor pero fue interrumpido por unos gritos que venían desde la puerta.
-¡Usted no puede ingresar con una escopeta!
-¡¡Roderich!!
-¿Pero qué es lo que- se calló al sentir el frío de la escopeta en su cuello.
-Considera te hombre muerto.
-¿Qué sucede Vash?
-Mi hermano esta molesto porque no...
-¡Liechtenstein!
-Perdón...
El representante de Austria se acarició el entrecejo, aveces el suizo lo sacaba de quicio pero...
-Retiren se por favor.
-Pero...
-Por favor.
Liechtenstein dudó pero al final siguió a la joven.
Una vez seguro de que ambas estaban afuera, el austriaco, de un rápido movimiento, desarmó al suizo y lo acorraló contra la pared.
-No sé porque estas molesto, tampoco sé como lo sabe tu hermana pero no vuelvas a venir. Lo nuestro acabó hace un mes, supera lo.
Al rubio se le izo un nudo en la garganta al recordar su rompimiento.
-Además, tú fuiste el que rompió conmigo, no sé que tanto problema haces.
Lo abofeteó, no pudo contener la rabia y la furia que sentía.
¿Nunca se dio cuenta?
Nunca se dio cuenta que siempre lo dejaba en segundo lugar, que primero era su trabajo. Nunca se dio cuenta que le dolió que se haya olvidado de su aniversario, de su cumpleaños, de sus citas...Nunca se dio cuenta que todo eso le dolía.
-Disculpa- lo miró dolido- fue un error venir.

Atenas (Grecia)

El japones miró con asombro las ruinas de aquella hermosa ciudad, cada vez que las veía se hacían más hermosas.
-¿Heracles-san, adónde vamos?- le preguntó al griego que desde hace más de una hora no le miraba.
-Aun lugar seguro- fue lo único que le respondió.
El japonés no entendió las palabras del más alto pero lo dejo las dejó pasar por alto. El de cabellos marones siguió su caminó, siempre al cuidado que el pelinegro lo siguiera.
-El lugar que te voy a mostrar no se lo tienes que decir a nadie.
-¿Por qué?
-Es uno de los lugares más seguros del mundo. Las personas del viejo mundo lo construyeron y no quiero que caiga en manos equivocadas.
-¿Usted confía en mí, por qué?
-Confío en ti porque tú eres tú y yo soy yo.
El japones no entendió, pero eso no le importo al contemplar aquel hermoso lugar. Era una pequeña cueva con tallados en las paredes, la vegetación cubría algunas partes pero eso no quitaba la magia que transmitía aquel lugar. El techo era elevado y de él caían unas cuantas gotas ya que se encontraba cerca a un río. Ese lugar era simplemente hermoso.
-Deberías quedarte junto a mí por más tiempo.
-¿Qu-ué?- tartamudeó el japones al mismo tiempo que se sonrojaba.
Al griego le pareció tierna aquella imagen pero su rostro no lo mostraba, no podía por la preocupación.
-Me refiero a que deberías quedarte en Atenas durante un tiempo, una tormenta se acerca y no quisiera que eso te perjudique.
El oji-marrón no comprendió pero no quiso cuestionarlo.
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Hola!!!
Pues, esto nació por un ataque de inspiración.
Sip, últimamente me vienen muy seguidos, de hecho hace unos minutos subí otra historia y después de subir esta subiré otra.
¡Ataque de inspiración-chan!
¿Quieren que continúe o lo dejó así?
Si quieren que continúe les advierto que más de una va a llorar y puede que odien a Alfred.
Bueno, ya me voy. Se me acaba de ocurrir una historia.
Nos leemos luego!!!!

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⏰ Última actualización: Jul 13, 2016 ⏰

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