I

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Me siento entre los escalones del jardín para ver mejor como Brienne, mi hermana mayor, estrena a su nuevo caballo. Chillo de la emoción al ver que lo monta a la perfección. Papá, quien está a mi lado, me acaricia la espalda aún apenado porque no pudo convencerme de quedarme uno de los nuevos caballos que trajo esta mañana.

—Con Nymeria me basta, papá —le digo, finalmente.

El pasa su brazo por mis hombros, me apega a él y me besa la frente. Le sonrío agradecida por el regalo y el me devuelve la sonrisa. Estaba muy contenta, el día de hoy, papá había vuelto de un largo viaje en Dorne y había traído muchos regalos, a mí me regalo una gata bebé, a la que bauticé como Nymeria. A Brienne, le trajo un caballo y una espada antigua de la familia, a lo que ella está agradecida.

Papá se levanta y entra al castillo. Me quedo viendo a Brienne un par de minutos más hasta que ella baja de su caballo y me pide que la acompañe hasta su habitación. La sigo por los largos y silenciosos pasillos del castillo hasta llegar a nuestro destino. 

Abre la puerta de su habitación y me deja pasar primero, luego ella entra y la cierra, me siento en su cama con confianza y ella se sienta mi lado, toma mis manos entre las suyas, lista para hablar.

—Hoy día vendrá un conocido de papá junto a su hijo —comienza a decirme—. Se quedarán un par de semanas, ellos quieren conocernos y ya sabes, establecer una amistad. 

—¿Hablas en serio? 

—Sí, Elynne.

—Hace mucho que no hemos tenido visitas —le digo, aún sorprendida.

—Por eso deberías colocarte un vestido de los que ha traído papá y peinarte. 

—Tienes razón, iré a prepararme ahora mismo —respondo.

Me levanto de su cama de un brinco y le doy un abrazo rápido, camino hasta su puerta y cuando estoy a punto de cerrarla, me despido con la mano. Esta será una noche larga. 

Lysa, nuestra criada, se retiró después de ayudarme a vestirme y peinado. Había enrollado unas partes de mi cabello y finalmente atarlo en una trenza, dejando gran parte suelta. Me había colocado un vestido color verde que hacía juego con mis ojos, o eso me había dicho ella, también tenía puesto un collar de una pequeña rosa, un regalo de Brienne en mi décimo cumpleaños.

—Hija mía —habla mi padre y toca la puerta dos veces.

Camino con cuidado de pisar mi vestido y le abro la puerta. Papá me examina de arriba a abajo y sonríe orgulloso, lo dejo entrar y ambos nos sentamos en mi cama.

—Te ves igual que tu madre —me dice y me abraza rápidamente—. La única diferencia son tus ojos, sin ese color de cabello, lucirías igual que tu padre, Rhaena.

—¿Cómo era mi madre?

—La primera y última vez que la vi, tenía el cabello oscuro y largo, una piel suave y dorada. Era un buena mujer, al igual que tú y tenía tres hijos.

—¿Por qué yo y no Rhaenys o Aegon? —pregunto.

—Sólo acepté criar a uno de sus hijos porque en el futuro podrían sospechar si los tenía a los tres. Ella te eligió porque eras la menor y tenías toda la vida por delante, al igual que tus hermanos. Pidió protección a sus hijos en más casas, pero todas le cerraron las puertas, fui el único que quiso ayudarla y créeme que si hubiera sabido lo que pasaría con tus hermanos, estarían aquí con nosotros.
—Eres muy bueno con las personas —le digo al borde del llanto—. Me alegra que seas mi padre, te quiero mucho.

Le doy un beso en la mejilla y dejo mi cabeza apoyada en su hombro derecho.

—Te tengo una sorpresa —me dice y saca un edicto de su abrigo—. Léelo.

Lo abro con cuidado y comienzo a leerlo. Al terminarlo, miro a mi padre sorprendida, mis ojos vuelven a cristalizarse, pero no me importa, el edicto me había puesto feliz. Me lanzo a los brazos de mi padre y lo aprieto con fuerza.

—El rey Robert Baratheon me ha legitimado y ahora soy una Tarth.

—Te lo mereces, hija mía. Brienne y yo hemos querido legitimarte desde hace tiempo, el rey Robert fue fácil de convencer, sólo demostré lealtad a su Reino y a la Casa Baratheon.

—Pero tú no estás de su lado, padre.

—No necesitarán a mis hombres por un tiempo, créeme, lo olvidará.

—Está bien.

Se levanta en silencio y antes de retirarse, besa mi frente.

—Eres una Targaryen, tienes sangre de dragón, pero no todos pueden saberlo o te matarán. Ahora eres una Tarth y estás a salvo, no lo olvides.

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En multimedia está Elynne de Tarth/Tormenta/Rhaena Targaryen. En un principio quería que se la imaginaran a su gusto, pero vi a Emily Browning en Summer in February y dije "ella es mi Elynne". 

Before ; Ramsay NieveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora