【La princesa y el caballero】❥ ShadAmy

Capítulo 7

Shadow quedó totalmente petrificado ante la petición de la princesa.

     —Oye, contesta algo.

     —No pienso hacer algo como eso, quitáoslo de la cabeza ahora mismo.

     —Espera, ¿qué? —rio—. ¿Me estás dando órdenes A MÍ? ¿A tu princesa? Tienes que hacer lo que yo te diga, o si no... —Se acercó demasiado a él, tensándolo—. Ya sabes lo que te espera.

Sí, le esperaría la guillotina.

     —Hazlo como quieras, pero hazlo.

El azabache tragó saliva, nervioso, y vio como la princesa de su reino se iba alejando. Él quedó muy preocupado por lo que acababa de escuchar. No podía creer que le hubieran impuesto matar a la persona que amaba o si no, lo matarían a él.

Unas horas más tarde, en Rosendelle...

La princesa de ojos jade entró a su habitación tras terminar de comer y se percató de que había una nota encima de su tocador.

Os espero esta noche en Byway Forest.

Shadow.

La princesa dio una amplia sonrisa tras terminar de leer el mensaje. Mariposas recorrieron su estómago.

Por la noche, en Byway Forest...

     —¿Shadow? ¿Estás por aquí? —preguntaba, buscándolo por todas partes mientras apartaba la flora.

El erizo de líneas rojas se asomó desde detrás de un árbol y vio a la chica de cabellos rosas de espaldas. Empezó a acercarse lentamente hacia la pelirrosa con cuchillo en mano.

     —¡Shadow! —pronunció con una sonrisa que desapareció tras ver el arma que tenía en sus manos.

Los ojos verdemar de Amy se clavaron en los del erizo.

     —Princesa, no os haré daño, pero debéis fingir vuestra muerte. Os lo explicaré todo luego, os lo prometo. —susurró el erizo, observando con cautela como decenas de soldados se escondían entre los árboles.

     —¿Qué? —preguntó una Amy totalmente confundida.

     —Por favor, debéis-

     —¡No entiendo nada! ¡Y me estás dando mucho miedo! ¡Para! —comienza a gritar la princesa, retrocediendo los pasos que Shadow sumaba.

     —Puedo explicároslo luego, pero ahora-

Sin darse cuenta, el azabache estaba comenzando a hablar en un tono más alto, ocasionando que los guardias lo oyeran y sospecharan de él. Inmediatamente, varios de ellos salieron de su escondite y se abalanzaron hacia los dos erizos.

Por la mañana...

Amy empezó a abrir sus ojos. Lo primero que sintió fue que no estaba en su cómoda cama, ni en su lujoso sofá, si no en el podrido banco de una celda. Vio ese suelo desgastado, esas paredes mugrientas, esos barrotes y... a Shadow al lado de ella.

     —Shadow... ¿qué...?

     —Estamos en los calabozos de Darknest.

     —¿Por qué? —cuestionaba la chica, desconcertada.

     —Los guardias de Malvia nos metieron aquí. Supongo que ella no se fiaba de mí y por eso les ordenó que me siguieran.

     —Shadow... Sigo sin entender nada.

     —Lo siento mucho. De haber reaccionado de otra forma, ahora no estarías aquí. —Hizo una pausa—. Malvia me encomendó tu muerte. Como sabes, ella está enamorada de Silver y no quiere que os caséis.