Capítulo 1

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Después de la boda de Akil y Niza, Imad sabía cuál iba a ser el largo camino que tenía que recorrer para poder complacer a las dos parejas reales y conseguir la mano de Latiifa, pues Hakim era alguien muy exigente cuando se trataba de sus hijas - bien jovencito - había dicho en cuanto Imad había terminado de explicar - si mi hija te ha acepado como su prometido - carraspeo mirando a la mayor de sus hijas - tienes mi permiso para casarte con mi pequeña, sin embargo espero mucho de ti... heredero de Alea

- si señor

Sin más se retiró a su habitación, pues los reyes de Cali debían hablar con su hija; feliz de haber conseguido la mano de la princesa de Cali pensaba en que ahora tendría que buscar la joya que le daría para formalizar el compromiso frente a sus propios padres

- te fue bien ¿Eh? - canturreaba Issam mientras su hermano se desplomaba en la cama

- Si - contesto en medio de una sonrisa y un suspiro

- ¿Ya tienes la joya? - pregunto Kadin

- no

- ¿Quieres que te ayudemos?

- no Karim, se supone que es algo que yo debo de hacer

- Pero un poco de ayuda no te vendría mal - insistió Kamil

- supongo

- Yo no puedo ayudarte - afirmo Siraj - pero ¿Qué te parece si te digo que el color rojo es el favorito de mi hermana y mi padre?

- gracias pequeño, lo tendré en cuenta

Siraj se cruzó de bazos, no le gustaba que los príncipes de Alea lo trataran como a un niño, pues Karim el menor de ellos tan solo era dos años mayor que él. Todos sonrieron ante aquel gesto y un rato después los príncipes de Alea se separaron de Siraj, buscarían la joya junto a Imad. Siraj comenzó a deambular por el palacio, sin ellos cerca no había mucho que hacer, después de un rato se encontró y converso con Akil y Sakir acerca del compromiso de su hermana con Imad, Sakir le invito a entrenar con la espada y una hora después ambos sudaban intensamente - Bien excelencia ha mejorado - decía Sakir entre jadeos

- gracias

- estoy seguro de que pronto alcanzara al joven Karim

- eso espero, en el siguiente torneo quiero obtener un lugar entre ellos

- y así será se lo aseguro - Siraj sabía que Sakir jamás le mentiría, pues entre ellos había un pacto de franqueza y él siempre le había dicho las cosas como eran

- ¡Sakir! - había exclamado alguien

- Nabil, hermano - Nabil y Kariima entraban en la arena de entrenamiento, sin embargo había algo raro, Karima vestía diferente y encima de todo iba armada, Siraj estaba sorprendido - pensé que te habías marchado con nuestro padre

- que va, ya sabes cómo es

- Princesa - exclamo Sakir con mucho cuidado

- solo dime Kariima - y sonrió ¿Por qué sonreía? Pensaba Siraj

- ¿Qué tal sus entrenamientos?

- creo que Nabil te lo dirá mejor que yo

Sakir miro a su hermano - ni te imaginas - respondió Nabil

- bien, pues muéstrenos

Sakir y Siraj se apartaron, Nabil y Kariima desenfundaron sus armas y comenzaron a practicar - no puede ser - exclamo Siraj, ella no solo sabía usar la espada sino que probablemente era mejor que cualquiera de sus hermanos a su edad, ahora había un motivo más por el cual detestarla; siguieron entrenado un par de horas más, Kariima lucía un poco nerviosa, según Nabil era la primera vez que alguien además de su padre y sus hermanos la veía practicar, aquella afirmación estaba dirigida a Siraj, al notarlo no pudo evitar sentirse un poco avergonzado. Al finalizar, Siarj se marchó con el orgullo aplastado, Kariima era muy buena con la espada; después de darse un baño caminaba sin rumbo fijo dentro del palacio y hacía de nueva cuenta las lista mental de: las razones por las que no nos acercamos a Kariima

Número uno: Debo aborrecerla porque, porque... bueno ya no recuerdo porque, pero debo Número dos: No me gusta que pueda ser mejor en la espada que yo Número tres: Jamás me ha sonreído como a los demás...no, no, espera, esa no es la idea, más bien: le sonríe como estúpida a todo el mundo, si mucho mejor Número cuatro: Porque siempre encuentra las palabras para hacerme sentir mal, aunque muchas veces es por mi propia culpa Número cinco: Porque cuando entra a una habitación parece iluminarla, es decir no, ella... ella... es una presumida que quiere llamar la atención, creo... si

El conteo de Siraj se detuvo Kariima y sus hermanas pasaban frente a él y en un arrebato de turbamiento lo único que consiguió fue esconderse para que no lo vieran, aquella lista de razones no lo enorgullecía. Y ahí iba con sus finas ropas, luciendo nuevamente como una princesa, nadie podría adivinar que un par de horas antes practicaba como una fiera contra Nabil. Platicaba alegremente con sus hermanas, seguro que era feliz cuando las veía, porque incluso hasta en eso se parecían ellos dos: él era el único hombre de su familia y ella la única mujer de la suya; siempre que las había oído platicar parecían congeniar bien - disculpen, luego las veo - Aquello había sacado de sus pensamientos a Siraj, Kariima se había alejado de sus hermanas para ayudar a un sirviente que cargaba con dificultad unos cubos con agua - permítame ayudar - y sonrió nuevamente

- ¡Que sonrisa! - Siraj se reprendió por aquella cursi exclamación y continuo mirando, siguió a Kariima y al sirviente hasta la cocina, cuando por fin ella se aseguró de que enviaran a alguien más joven y con más fuerza por el agua, salió de la cocina y se dirigió hacia donde sus hermanas. Para aquel joven era asombroso verla actuar de esa forma, sabía que ella era un poco distinta de sus hermanas, sin embargo ella tenía la bondad de sus padres - bien, no es una presumida que quiera llamar la atención - Siraj decidió seguirla nuevamente, pero casi se pone en evidencia, pues Kariima había frenado en seco, sus manos arrugaban el vestido que empuñaba con fuerza, parecía que estaba a punto de llorar y justo cuando él iba a romper todo su código, logro escuchar la vos de Jaalisa - y ¿Viste como cargo el cubo de agua?

- si tiene mucha fuerza ¿No crees? - afirmaba Jatiiba como si aquello fuera un crimen

- por favor, no pueden, ni deben hablar así de alguien, la chiquilla no tiene la culpa de ser una salvaje - agregaba con sarcasmo Daliia

- ¡Que falta de delicadeza! - insistía Abida

- mira que ayudar a un sirviente... si para eso están

- vamos Jaalisa, ella no tiene la culpa... dudo que crecer en medio de cinco hermanos te llene de delicadeza

- pero si es igual de bruta que uno de ellos Basma - todas rieron

- pues yo creo que su padre debería estar orgulloso, tiene seis hijos en lugar de cinco - agrego Abida y nuevamente rieron todas

- Bueno, al menos de algo podemos estar seguras y es que así jamás se va poder encontrar un marido - reitero Daliia y todas siguieron riendo, los insultos hacia Kariima continuaron saliendo de la boca de sus hermanas por un buen rato, Kariima parecía querer soportarlo todo, pero los insultos realmente eran horribles, incluso él que siempre había peleado con ella sentía pena Vete pensaba Vete ya, no te lastimes más, vete quería decirle; justo después de que sus hermanas mencionaran que Kariima terminaría casándose con un sirviente, ella se fue, aparentemente no lo pudo aguantar más. Siraj no podía describir lo que sentía, estaba muy molesto con sus hermanas.

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Que tal, se que tengo un día de atraso, pero me costo encontrar la imagen conceptual de este capítulo (Pensé que la había perdido).

Nota:

La imagen que aparece, es lo que yo llamo imagen de referencia y lo que intento reflejar en ella es la clase de mirada que tiene Kariima, no a Kariima en si, (a diferencia de la novela anterior en esta voy a tratar de compartir con ustedes parte de mi material de referencia, igualmente, si así lo desean, pueden enviarme imágenes o música).

Este y solo este capitulo sera corto lo prometo, he alargado mas los que siguen.

Sin mas por el momento y esperando que lo disfruten los dejo hasta dentro de quince días.

Atte.

Gaby G.

P.D. Recuerden votar y comentar es muy importante y valioso pues así me indican si voy por buen camino y pues nada ¿Que parte les gusto mas?.

LA ESCLAVA Y EL REY: AtadurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora