Parte unica

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Todo empezó en una tarde otoñal en la que un manto de color azul pintaba el cielo adornado por esponjosas y blanquecinas nubes.

Una tarde en la que los pájaros cantaban y el sonido de la naturaleza viajaba en la fría brisa característica de esas fechas, y en la que las hojas semi secas de los árboles yacían en el piso creando un degradado de colores café, anaranjado y rojo. A pesar de la baja temperatura que reinaba en ese entonces, se lograba sentir la calidez que solo las fechas invernales lograban crear.

Desgraciadamente para BaekHyun hacía ya mucho tiempo que no era así.
El chico de baja estatura se encontraba en su habitación con su celular como única distracción por el momento.

Baek se consideraba un chico normal que apenas y cruzando por la mitad de su adolescencia, ya tenía los suficientes problemas para poder hacer enloquecer a un adulto.

Pero las apariencias engañan y Baek sabia utilizar eso en beneficio propio demasiado bien. Nadie creería lo que ha vivido, a pesar de su expresión amargada y su rostro serio, detrás de esa máscara de frialdad tenía mucho qué contar.
Lo malo de todo aquello, es que no había persona en el mundo con la que pudiese hacerlo.

¿Amigos? El único en el que podía confiar se había ido.

¿Familia? Una estupidez, nada más que amor fingido y falsedad en seres que no vale la pena confiar, pues parecía una versión de los juegos del hambre por la herencia de su abuelo.

¿Conocidos? Solo son eso, conocidos. Nada en lo que pueda poner su información, deseos y pensamientos más profundos. No hay demasiada confianza.

¿Un perro? No tenía y los de la calle le huían al verlo.

¿Su almohada? Hasta esta se había hartado de él.

Entre suspiros aquel ser permanecía en su cama recostado, la música salía del pequeño aparato en sus manos yendo directo a sus oídos gracias a los audífonos.
De los pocos momentos en los que en realidad disfrutaba el puto día.

La escuela también era una mierda. Por formar parte del cuadro de honor y ser jefe de grupo sus compañeros creían que él les resolvería todos sus problemas e incluso su tarea como si fuera su obligación, y por ende, su razón de ser.

Tenía mucha presión en su vida y ni siquiera había llegado a la universidad.
Sus padres no hacían nada más que presionarlo y lamentarse por las habilidades y dones que no poseía, ciegos a lo que sí tenía y hacia.

El celular cayó a un lado de él sin que la música dejase de sonar.
Baladas era lo que escuchaba, nuevamente se encontraba deprimido y una que otra lagrima salía recorriendo sus mejillas gracias a la tristeza.

Porque los problemas sociales no eran suficientes, también poseía problemas psicológicos.

Depresión y ataques de pánico que tenían como consecuencia sesiones de ansiedad y alteraciones en su estado de ánimo.

Las fechas eran invernales, se encontraba a finales de octubre, su cumpleaños se acercaba y no sentía emoción alguna por ello. Algo completamente nuevo y extraño en él.

No habia nadie con quien compartir eso de todas formas.
Claro que había personas que le importaban, pero no siempre recibía lo que daba. Él no hacía amigos con el fin de dar y recibir algo por parte de ellos, pero el siempre quedar en segundo lugar con cualquiera, el no ser la prioridad de alguien o no ser la persona por la que alguien siempre optaría sin importar qué, dolía.

Él prefería quedarse en casa a estar en alguna fiesta o metiendose en problemas, aunque claro que también solía salir de vez en cuando. Tampoco es como si fuese un rechazado social.
Para los ojos de cualquiera, él era normal.

➰INEFABLE➰Where stories live. Discover now