En este momento no me importa lo que él y yo hayamos acordado, solo necesito alguien que me lleve a casa, y el chico que me salvo me dijo que estaba apurado porque perdería el último tren. Esta llamada es mi única salvación, si Ares no me contesta, tendré que llamar a la policía y esperar por ellos sola.

Al tercer repique, escucho su voz, —¿Alo?

El nudo en mi garganta me hace casi imposible decir algo, —Hola, Ares.

—¿Quién es?

—Es... Raquel,— mi voz se rompe, lagrimas cayendo de mis ojos, —Yo...

—¿Raquel? ¿Estas bien? ¿Estas llorando?

—No, bueno, si... yo...

—Por Dios Santo, Raquel, dime que pasa.

No puedo hablar solo llorar, por alguna extraña razón escuchar su voz me ha hecho romper en llanto.

El chico me quita el teléfono, —Hola, soy el dueño del teléfono, la chica fue atacada bajo un puente— hay una pausa, —estamos en el parque de la avenida cuatro, frente al edificio de construcción. Okay, esta bien.— el cuelga.

Yo solo soy un mar de lágrimas.

El chico soba mi hombro, —Ya viene, estará aquí en pocos minutos, calma, respira.

Los minutos pasan volando y no me espero ver a Ares corriendo como loco hacia nosotros. Como dije, mi vecindario no está lejos pero aun así debió correr bastante para llegar aquí tan rápido. Trae puestos sus pantalones grises de pijama y una franela del mismo color, esta descalzo y su cabello desordenado.

Sus hermosos ojos encuentra los míos y la preocupación en su rostro me desarma. Me levanto para caminar hacia él. Ares ni siquiera dice nada y me abraza rápidamente, huele a jabón y en este momento a seguridad, huele a tranquilidad. Estoy a salvo, él se separa y sostiene mi cara.

—¿Estas bien?— asiento débilmente, su dedo revisa mi labio roto, —¿Qué diablos paso?

—No quiero hablar, solo quiero irme a casa.

Ares no me presiona y mira al chico a un lado de nosotros, —Yo me encargo, puedes irte. Muchas gracias.

—No hay de que, cuídense.

Nos quedamos solos y Ares me suelta, se voltea y se inclina hacia adelante ofreciéndome su espalda, lo miro extrañada, —¿Qué estás haciendo?

El me da una sonrisa por encima de su hombro, —Llevándote a casa.

Con cuidado, me subo en su espalda y el me carga sin problema como si yo no pesara nada. Descanso mi cabeza sobre uno de sus hombros. Mi cara aun palpita de dolor y lágrimas inundan mis ojos cuando pienso en lo que acaba de pasar pero me siento a salvo.

En los brazos del idiota que me rompió el corazón, me siento a salvo.

El silencio entre nosotros no es incómodo, es solo silencio. El cielo está despejado, las calles aun transitadas con unos cuantos autos, las luces anaranjadas de las calles siguen ahí iluminando como si nada hubiera pasado.

Llegamos a mi casa y Ares me baja, yo abro la puerta. Mi madre no está como de costumbre así que el entra conmigo. Subo a mi habitación mientras Ares busca hielo en la cocina, Rocky me recibe entusiasmado y solo alcanzo a sobarle la cabeza un poco antes de mandarlo a sentarse quieto en la esquina de la habitación. Me quito mi mochila y me siento en mi cama.

Ares aparece con una bolsa plástica llena de hielo y se sienta a mi lado, —Esto ayudara— presiona la bolsa contra mi cara y suelto un quejido de dolor.

—Lo siento.

Ares frunce el ceño, — ¿Por qué?

—Por llamarte, sé que—

—No,— me interrumpe, —Ni siquiera lo pienses, nunca dudes en llamarme si estas en problemas, nunca, ¿De acuerdo?

—De acuerdo.

—Ahora acuéstate, necesita descansar, mañana será otro día— lo obedezco y me acuesto, sosteniendo la bolsa de hielo contra mi mejilla. El me cubre con las sabanas y yo solo lo observo. He olvidado lo lindo que es.

Te extrañe...

Lo pienso pero no lo digo. Ares parece prepararse para irse y el pánico de estar sola me invade, me siento, —Ares...

Esos ojos azules me miran esperando y no sé cómo pedirle que se quede, ¿Cómo puedo pedirle que se quede cuando hace una semana le pedí que se fuera y no volviera?

No quiero estar sola, no puedo estar sola esta noche.

El parece leer mi mente, —¿Quieres que me quede?

—Si, no tienes que hacerlo sino quieres, estaré bien, yo— no me deja terminar y se lanza a un lado de la cama.

Antes de que pueda hablar, pone un brazo alrededor de mi cintura y me jala hacia él, abrazándome desde atrás tiernamente, —Estas a salvo, Raquel— murmura, —Duerme, no te dejare sola.

Pongo la bolsa de hielo en la mesita de noche y cierro mis ojos.

— ¿Lo prometes?

—Sí, no me iré, no esta vez.

El sueño llega a mí y estoy entre ese punto de la consciencia y la inconsciencia, —Te extrañe, Dios griego.

Siento un beso en la parte de atrás de mi cabeza y luego el pequeño susurro de su voz, —Yo también, bruja, yo también.

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Nota de la autora: ¡Aja! Creyeron que no tendrían capitulo esta semana, ¿no? Muajaja pues si, quiero que te des una palmada en el hombro porque te la mereces por apoyar esta historia y siempre dejar maravillosos comentarios. ¿Capitulo medio triste y traumante, no? Lo se. Sonríe si ahora tienes sentimientos encontrados sobre Ares, toca la pantalla si quieres darle un abrazo a la pobre Raquel.

Entre otras cosas, mi viaje a Venezuela es el lunes :D ¿Pueden creerlo? Estoy muy emocionada por ver a mi familia, esta noche empiezo el camino hasta Miami, iré manejando hasta allá (son 12 horas, YUCK!) y pues allá tomare mi vuelo. Es un viaje largo pero bueno, pensé que grabarlo y hacer un vídeo para youtube para entretenerme porque es un camino largo, pero no si es algo que les interesaría ver. De hecho, he pensando en subir mas cosas a mi canal de Youtube, consejos para escribir, como empezar en Wattpad, consejos para la vida en general. Creo que me han pasado muchas cosas buenas y no tan buenas de las que he aprendido y podría compartir eso con ustedes. No planeo ser Youtuber porque no tengo tiempo pero si me gustaría subir unos videos por aca y por alla, ¿Les interesaría? 

Besos, abrazos y caballeros disfrazados de idiotas,

Ariana. 

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora