Capítulo 59

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DETTAGLI
(Detalles)

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La mañana del primer martes de marzo, cuando Nicolas Mazet miró a Anneliese entrar al comedor escolar, se preparó para ir a su encuentro, pero se paró en seco, sin embargo. Lo hizo porque, justo detrás de ella, entró Angelo Petrelli, colocando distraídamente una de sus manos sobre la espalda de la rubia, a la altura de la cintura.

Angelo notó al francés cuando llegaba ya a la barra y, lo que sus ojos grises reflejaron, no fue otra cosa que recelo... ya no había ni desdén en ellos; los ojos verdes de Nicolas también reflejaron algo más...

Annie no se dio cuenta de nada.

*

Hnm... ¿Irá Nicolas? —preguntó Annie.

—¿Por qué? —Jessica apretó los labios—. ¿También a Lorena le preguntas si va Raimondo, cuando te invita a algún sitio?

Ya era viernes y Jessica quería salir, pero Anneliese había estado evitando al francés la semana entera —¿para qué dedicarle atención a un tipo que, realmente, no la buscaba a ella? Además, no quería tener problemas nuevamente con su hermano—; debido a la distancia que Annie estaba poniendo, las primas no habían estado juntas casi en ningún receso —Jess siempre estaba con Nicolas—.

—No es lo mismo —aseguró Annie.

Jessica torció un gesto de confusión.

—¿Por qué no lo es? —la retó.

Anneliese no supo qué contestar. Podría haber dicho que no quería pelear más con Angelo, pero eso supondría decir que era una mujer obedeciendo a su macho, y eso no era ella... ni tampoco era toda la verdad. Annie se sentía un poco molesta con Nicolas... La decepción que había sentido antes, la tristeza, había tornado a disgusto. Pero eso no podía decírselo a Jessica. Entonces, ¿qué más podría responderle?

—Jessie —se escuchó suplicar la rubia, lastimosa, alcanzándole una mano.

—Aish —Jessica se soltó de su agarre—. Déjame ya —atajó, dándose media vuelta y regresando al salón.

Durante el día entero, las primas no hablaron.

Esa misma tarde, cuando volvían a casa y Matt se detuvo en una tiendita para comprar cigarros, dejándola sola junto a Angelo, él se volvió desde el asiento del copiloto y le cogió cariñosamente una mano, para luego preguntarle si algo andaba mal.

—No —mintió ella.

—Estás muy callada —advirtió él.

Annie sacudió la cabeza y sonrió, a pesar de que le preocupaba la situación con su mejor amiga.

—¿Quieres hacer algo esta noche? —propuso él.

—¿Hoy? —se extrañó Annie—. ¿No trabajas hoy?

Angelo sacudió la cabeza.

—Papá y mamá salieron ésta mañana.

Annie frunció el ceño, preguntándose a dónde habían salido ellos, pero recordó que sus padres pasarían el fin de semana en Brujas —para Hanna, era importante el tiempo de pareja y, de manera constante, planeaba días a solas con su marido—.

—Y Matt toca esta noche —siguió Angelo; Annie dedujo que le habían dado el día a Angelo para que se quedara en casa, a cuidarla—, ¿quieres ir a verlo?

A diferencia de Angelo y Lorenzo —quienes volvían a trabajar sólo viernes y sábados—, Matteo y Ettore servían en el restaurante de lunes a jueves —era el trato al que habían llegado con sus padres para poder seguir tocando los fines de semana—.

Ambrosía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora