Capítulo 2: Guardaespaldas

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Varios días después de su repentino encuentro con Kair, Luna lo había olvidado por completo. Lo que ocurrió fue algo casual y jamás ocurriría de nuevo, por lo que continuó con su vida normal, yendo al Instituto.

Allí se encontraba aquel jueves por la mañana, en su clase de química. Como siempre, se sentaba sola y únicamente tomaba apuntes. En el Instituto siempre se encontraba sola, ignorando las burlas de sus compañeros de clase, que en el fondo lo dolían, pues la criticaban sin siquiera conocerla.

El timbre sonó, siendo la hora del almuerzo. Recogió sus libros y se dirió a su taquilla, guardando su material escolar. Fue hacia el comedor para aguardar en la cola de alumnos y coger su bandeja con comida. A continuación, y con la bandeja en la mano se dirigió hacia el baño, en donde comía siempre. Sabía que nadie quería que se sentara en su mesa, por lo que desde que comenzó el curso optó por almorzar en el baño.

Al llegar al baño, si almuerzo se vio interrumpido al encontrar allí a Allyson y sus amigas, las cuales eran las que se reían de ella el día del accidente.

- Vaya, si es la monja -Dijo la chica al verla entrar, guardando su pintalabios en un pequeño bolso- ¿Ya vienes a comer en clausura?

Las amigas de Allyson comenzaron a reír tras la ingeniosa pregunta de ella. Luna no les hizo cuentas y fue hacia uno de los retretes, sin querer siquiera discutir con ellas. Al pasar por al lado de Allyson, esta le hizo la zancadilla, provocando que Luna callera al suelo y se le derramara la comida de la bandeja.

- Ups... pero mira que eres Torre, monjita -Se burló la chica- Ahora no tendrás que comer. Bueno, da igual, así te acostumbras para cuando te encierres en el convento.

Luna apretó los puños, molesta, pero se mantuvo en silencio. Con el paso del tiempo había aprendido que cuanto más protestara, más se metían con ella.

- Aunque claro, siempre podrás comprar de nuevo la comida -Continuó Allyson- Ah, no, que tus padres no te dan más dinero para el almuerzo porque sería pecado.

Allyson cogió su bolso y tras mirarse una última vez en el espejo, se dirigió a la puerta junto a sus amigas, saliendo del baño. Luna se levantó y recogió la bandeja del suelo, suspirando con pesadez.

Pensó en llamar al conserje para que le dejará la fregona y limpiar aquel estropicio cuando escuchó el grito de Allyson en el pasillo y mucho alboroto. Rápidamente salió del baño, encontrándose a la chica que momentos antes se había metido con ella empapada de coca-cola. Frente a ella, un joven alto y castaño tenía en la mano un refresco vacío, bocabajo sobre la cabeza de Allyson. Luna lo reconoció al momento, era Kair.

- ¡¿Que te crees que haces?! ¡Me has empapado! -Gritó Allyson como una loca.
- Ups... pero mira que eres torpe. Has chocado contra mi refresco y se ha derramado encima tuya -Dijo el joven coña sonrisa ladina.
- No ha chocado, tu le has tirado el refresco encima -La defendió una de sus amigas.
- ¿Y? -Miró a la amiga con sus ojos ojos, algo hiptonicos- ¿Acaso vas a relajarme frente al director?
- Yo... -La chica se sonrojó al cruzar su mirada con la de él- No...
- Buena chica -Dijo Kair con una voz suave. En ese momento se percató de la presencia de Luna, mirándola y sonriendo de forma más sincera- Hola, Luna.
- Hola... -Lo saludó aún estupefacta por aquella escena. Allyson era una chica muy popular en el Instituto y poco se atrevían a molestarla, y mucho menos de aquella forma.
- ¡¿Así que esto es cosa tuya, estúpida monja?! -Gritó Allyson aún fuera de si- ¡¿Esta es tu venganza?! -Caminó hacia ella- ¡Te van a arrepentir!
- Esta no es su venganza -Kair agarró a Allyson por el brazo con fuerza- Es la mia -La atrajo de manera amenazante- Como vuelvas a hacerle o decirle algo a Luna, no sólo quedarás empapada de refresco.

Allyson se soltó del agarre de Kair y se alejó por el pasillo a paso ligero, siendo seguida por sus amigas. Kair de giró hacia Luna sonriendo, aunque al ver el rostro molesto de ella, borró su sonrisa.

- ¿Crees que necesito un guardaespaldas? -Preguntó Luna con recriminación.
- No, claro que no -Respondió con sinceridad Kair- Sólo pensé que esa chica necesitaba una lección.

Luna suspiró, pues en realidad ella estaba de acuerdo por el chico.

- ¿Que haces aquí? -Preguntó entonces cambiando de tema- Tu no estudias en este centro, o al menos nunca te he visto aquí.
- Me he transferido hoy -El chico sonrió de nuevo y dio una vuelta sobre si para mostrarle el uniforme- ¿Me queda bien?
- Si, muy bien -Respondió sin muchas ganas de hablar, pues aún tenía que pensar en que hacer para limpiar aquel estropicio.
- Tranquila, ya he llamado al conserje y enseguida vendrá a limpiar eso -Dijo Kair como si le hubiera leído la mente. Sacó entonces su billetera- ¿Te apetece almorzar juntos? Hoy invito yo.
- ¿Que? No -Respondió extrañada por lo que Kair dijo.
- Vamos, no rechaces la oferta -Insistió el chico- Se que no tienen nada mas que comer.
- Esta bien -Accedió finalmente Luna, pues tenía bastante hambre- Pero mañana te devolveré el dinero.
- Como quieras, eso me da igual.

Ambos caminaron por el pasillo hacia el comedor del Instituto, dispuestos a almorzar juntos.

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