El día que nos unió I

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Este fue mi primer fic en Amor yaoi. Aquí lo estaré corrigiendo y luego lo editaré en amor yaoi, espero les guste.
los personajes e imágenes noe pertenecen

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—Creíste que ibas a escapar de mí— dijo el pelirrojo.

Me miraba de una forma que no sabía cómo interpretar. Una de sus manos sostenía mis muñecas, sobre mi cabeza y la otra, estaba sosteniendo mi cadera. En ese instante sentía pánico, frente a mi esta él. La persona de quien me enamore...

Todas las miradas de nuestros compañeros estaba sobre nosotros. Confundidos sin saber cómo reaccionar ante este emperador.

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Te preguntaras quien soy, y por qué estoy en esta situación. Mi nombre es Furihata Kōki, tengo 16 años. Soy estudiante de Seirin y estoy en el equipo de básquet. No soy un tan buen jugador con Kagami-kun y Kuroko-kun, pero doy lo mejor de mí. Amo el básquet ball, y amo jugar con mis amigos. Soy una persona entusiasta y alegre; pero siempre hablo demás.

Actualmente me encuentro en pánico, confundido y mi corazón esta como loco. Y, todo es culpa de Akashi Seijūro. El maniático de las tijeras y emperador de Rakuzan.

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Todo comenzó el día de la final, de la Winter Cup. Entre felicitaciones y preguntas de los reporteros llego corriendo una agitada Alex García — ¡Chicos. Lo siento! Perdí a Niguo— dijo la rubia respirando con dificultad.


Nos quedamos en shock por la noticia —Bien todos, busquemos— ordeno Riko y todos nos separamos para buscar a Niguo.

Después de una hora de búsqueda, me había dado por vencido. Eso, hasta que escuche pequeños ladridos y gruñidos desde un área verde. Corrí y allí estaba, ladrando hacia la parte oscura del área verde. —Oh Dios...Niguo... Al fin te encontré— dije mientras lo cargaba y mimaba. De pronto una voz me sobresalto, llenándome de escalofríos.

—¿Niguo?— pregunto una voz desde la oscuridad, pero la reconocí inmediatamente.

— ¡Aa...Akashi-san! Me ha asustado —dijo con algo de miedo.

—Yo.... lo siento.....— se disculpó Seijūro con la voz ronca por el llanto previo — No pretendía asustarle. Le preguntaba por qué se llamaba Niguo— observó como el castaño temblaba.

—Oh no... Fue mi culpa por no prestar atención. Sí, así se llama. Decidieron llamarlo así porqué se parece un poco a Kuroko-kun en la mirada y sus ojos, pero todos lo llamamos Niguo — explicó mientras lo acariciaba.

—No le veo parecido alguno con Kuroko— dijo Seijūro viendo al perro. A él no le gustaban los perros, y menos sino eran obedientes.

—Oh... mire directamente a sus ojos— me acerque a él un poco temeroso, mientras le mostraba a Niguo.

Después de unos segundos —Oh cierto... Su color y mirada son iguales— comentó con una pequeña sonrisa en sus labios.

Sentí que mi pobre corazón se salía con descomunal espectáculo; sentía que mis mejillas se tornaban rojas. Jamás imagine que pudiera hacer ese tipo de sonrisas. —Sí. Por eso lo llamaron así—estaba nervioso y agradecía que no había demasiada luz, sino vería mi sonrojo.

—Ya veo— respondió Seijūro. Tras unos segundos más tarde el emperador volvía hablar —Felicidades por haber ganado, fuiste increíble.

Me sonroje aún más y comencé a negar. Jamás espere que me felicitara. —N...N. Yo hice nada. No soy increíble ni nada. Apenas y pude jugar sin dejar de temblar. —estaba algo avergonzando — Usted es él increíble, Akashi-san— apenado bajó la mirada al piso.

Seijūro estaba a punto de responder, cuando un celular sonó.

—Disculpe— se alejó un poco —Diga... No... si, lo encontré... Lo siento, lo olvide. Llegaré pronto... si.... si. — Colgó y guardo su celular y miró al pelirrojo —Lo siento, Akashi-san. Me tengo que ir. Lamento haberlo interrumpido.

—Es mi culpa por retenerlo. Adiós. —respondió.

—Adiós— volví a dar una pequeña reverencia y salí caminado. Todavía quería decir algo me di la vuelta, — Oh...Akashi-san... espero volver a jugar con usted— dije desde el fondo de mi corazón.

Corrí hasta llegar a los vestidores, todos estaban esperando. Después de muchas disculpas, nos dirigimos a la casa de Kagami para celebrar. Cuando buscaba dinero me di cuenta de que mi cartera no estaba. Busqué como loco entre mis cosas.

— ¿Qué pasa, Furihata?— pregunto teppei al verme desesperado.

—No encuentro mi cartera. La perdí.

— ¿Donde la habrás dejado?— preguntaron.

9VG

Un Chihuahua sin suerte... O eso creía    -Editando-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora