Capítulo 10~Clases de defensa~

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*******************comentar y estrellita***********************

La cama cruje ligeramente bajo el peso de ella que se acurruca y ciñe en la figura que la mantiene rodeada por la cintura y aplastada ligeramente contra la cama. La respiración de él colisiona en la nuca de Lexi, provocándole cosquillas; no obstante, su cuerpo se niega a despertarse.

Un golpecito sobre la puerta y su nombre pronunciado por su hermano es lo que provocan que Lexi despierte y descubra que Luhan se halla estrechado contra ella mientras la abraza y apachurra bajo la cama. Su cuerpo experimenta una sacudida; forzándose a empujar a Luhan; sin embargo, él la abraza con mayor fuerza mientras emite una risa ligera.

-Suéltame. ¿Qué ocurre contigo?—Exige Lexi entre dientes, mientras la voz de su hermano insiste desde la puerta—

-Hueles muy bien, Lexi. Aun no quiero levantarme. ¿Cuál es el problema contigo?— Responde él entre un gemido quejambroso.

-Suéltame—Intenta patearlo mientras le sujeta los brazos—Mi hermano me llama. Suéltame. Suéltame—

-¿Lexi?—Su hermano llama esta vez, con ligera sospecha— ¿Lexi? ¿Quién está allí?—

-Su novio – Pronuncia Luhan lo suficientemente fuerte para que lo escuche. La joven abre los ojos como platos mientras contempla y escucha como los golpes en la puerta inician.

-¡Lexi! ¡Ábreme la puerta! ¿Quién diablos está allí? Te partiré la cara. No toques a mi hermana—

Lexi extiende el codo y propicia un golpe a Luhan quien se queja por el dolor; no obstante, no la suelta ni deja de reír—

-Vete. Lárgate—Le exige ella—No quiero problemas. ¿Qué pasa contigo?—

-Tengo una propuesta. Déjame entrenarte y me voy—Le susurra al oído— O al menos enseñarte a defenderte.

Lexi le dedica una mirada confusa. ¿Cuál es la intención de entrenarla? No obstante, en este instante no es el momento oportuno de cuestionarle razones.

-Te veo en una hora en Murrian Fell—Le responde y Luhan la suelta. Tarda un cerrar y abrir de ojos en marcharse de la habitación de Lexi, quien se lanza abrir la puerta y dejar Pasar a la feroz bestia en la que se ha trasformado su hermano.

Minho pasa de golpe y dirige su mirada a todas partes. Corre para revisar debajo de la cama, en el armario, tras la mesa, e incluso bajo las sábanas—

-¿Qué buscas, Minho?—Lexi finge bostezar, adormitada—Aun son vacaciones. No es hora de ir a clase.

-¿Dónde está?—Exige su hermano-- ¿Dónde está ese idiota? ¿Cómo le has permitido pasar?—

Lexi bosteza nuevamente—

-¿A quién? ¿De qué me estás hablando?—

Minho se acerca hasta su hermana y la toma de los hombros—

-Lexi. ¿Qué ocurre contigo? Jamás has dejado ingresar a ningún hombre a tu habitación. ¿Qué ocurre contigo?—

La joven se halla a punto de responder, pero es cuando la conversación que ha tenido con Luhan la noche anterior, regresa su mente. "¿De verdad no es hija legitima de quienes se supone son sus padres?—

-No he dejado pasar a nadie, Minho—Asegura ella—Te lo prometo. Debes de haberlo imaginado.

Minho supervisa a su pequeña hermana de pies a cabeza, asegurándose no tener ninguna marca o falta de prenda. Al final solo asiente, la besa en la frente y se marcha; no obstante, Lexi aún sigue dando vueltas a las ideas en su cabeza.

Una hora más tarde se halla caminando al interior de Murrian Fell. No ha acordado con Luhan el lugar exacto de encuentro, pero tiene la certeza de que él la hallará.

-Te ves preciosa con esos pantalones ajustados—Le murmura la voz masculina de Luhan. Lexi se ha puesto un equipo de deporte. Algo le dice que la parte de defensa no se basará en desarrollar poderes o controles mentales.

Lexi manda a rodar los ojos y luego gira en sus talones, hallándose con la sonrisa pícara de Luhan.

-Entonces ¿Empezamos?—Cuestiona ella—No quiero seguir perdiendo tiempo. Aunque no tiene muy en claro porque lo está haciendo... Quizá porque de alguna manera quiere permanecer con aquel joven, o porque supone la verdadera razón del entrenamiento: Protegerse de las sombras antes de que absorban su energía.

-¿Tan pronto? ¿Me permites calentar? ¿Por qué te gusta hacer todo demasiado rápido? Las cosas se deben disfrutar—Ladea en la cabeza inclinándose hacia ella, a lo que Lexi no se inmuta.

Tiene el rostro del joven a centímetros del suyo, permitiéndole distinguir el verde avellano de sus ojos. Esa sonrisa pícara y los labios delgados y suaves. Los recuerdos de los besos que han tenido, si es él, regresan a su mente, provocando escalofríos y anhelos de iniciar otro fogoso beso. Pero también sabe, que este no es la parte de él a quien Lexi le gusta tanto.

-¿Empezamos o no tienes idea de cómo instruirme?—Le reta Lexi. Luhan suelta una risa sarcástica y enseguida asiente. Su expresión ha cambiado.

-Los fénix son criaturas rápidas. Corren largas distancias y tienen la fuerza suficiente para destrozar barreras con sus propias manos. Veamos qué tan bien estrenada estas. Intentemos con diez kilómetros y aquel tronco—Señala el árbol más grueso del lugar. Lexi deja caer su mandíbula. "Quizá ya no quiere empezar tan pronto"

Ha iniciado corriendo a lo largo de Murrian Fell, teniendo a Luhan tras suyo quien le exige que apresure el paso. Lexi cae más de una vez, pero no se le tiene permitido descansar. Ha conseguido correr dos kilómetros y ha llegado exhausta, pero aún le queda el regreso, y cuando por fin lo logra, Luhan la espera preparado. La sujeta de las muñecas y la levanta contra el tronco, golpeándola contra este. Lexi gime pero él no le permite recuperarse.

-Defiéndete—Le exige—Usa tus rodillas y brazos. Eres delgada—Le exige—Eres pequeña para la mayoría de guerreros. Sé escurridiza. Analiza tus ventajas—

Lexi recibe un golpe en el vientre, siendo aprisionada contra un gran tronco. Luhan la ha sujetado por el cuello, impidiéndole respirar. Lexi se halla colocando sus puños sobre el pecho de él—

-Defiéndete—Exige él—Recurre a tu instinto de supervivencia. Tienes que saber defenderte—Le grita-- ¿Qué harás cuando te den caza? ¿Qué harás cuando te conviertan en energía pura?

Lexi no es capaz de respirar. Se halla desesperada, buscando aire para llenar sus pulmones. El calor le abate el pecho. Su cuerpo se estremece y su instinto de supervivencia le exige extender los brazos con todas sus fuerzas, arremetiendo contra él y extendiendo una energía rojiza por todo su cuerpo. El joven es aventado contra los arboles con una fuerza de gran magnitud, mientras Lexi extiende las manos hacia sus garganta y consigue dar un respirar hondo, recuperando su vida. No obstante, ella se desvanece cayendo contra el pasto que la recibe apiadándose de la pobre.

Su cuerpo se siente agarrotado. Su cuerpo se encuentra a temperatura promedio y unos brazos la mantienen sujeta.

La joven empieza a despertar, hallándose con aquellos ojos que ya se ha acostumbrado.

-¿Estas mejor?—Le pregunta la voz con un trasfondo de preocupación—Lo lamento. No debí de forzarte demasiado. Quizá exageré un poco.

Lexi se concentra en los labios del joven pronunciando palabras que no distingue. Es el mismo joven del que ella ha aprendido amar sus labios.

Lexi levanta un poco la cabeza, hasta distinguir la respiración de él; y es entonces que el joven también guarda silencio y la contempla. Lexi cierra los ojos, y los labios de ambos se sellan. El calor la invade, la suavidad de su boca se convierte en algo exquisitamente adictivo y sus manos buscan acariciar los contornos de su rostro varonil. Su pecho se estremece, y sabe que es el regalo más hermoso que ha tenido.

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SUEÑOS DE UN FENIXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora