7. Segundo beso.

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Llegué con Lily y con Melisa casi corriendo. Tenía hambre y no había comido nada. Las encontré platicando en la cafetería, ya habían terminado de comer y traían mi cartera con ellas. Me pareció lindo que llevaran mi cartera, así no tendría que ir yo por ella hasta el salón.

Lily y Melisa eran como mis hermanas, ellas eran las únicas amigas que tenía y eran puramente verdaderas, algo de lo que me enorgullecía siempre mencionar.

Lily me vio primero y me hizo una seña para que la viera. Me senté junto a Melisa y en cuanto me sonrieron olvidé todo lo que había pasado.

-¿Dónde estabas?- exclamó Lily. -¡Tuvimos que comer sin ti porque nos moríamos de hambre!

-Sí, gracias por esperarme- dije con sarcasmo.

-Tardaste siglos, Jen. No culpes a las barrigas que se morían por un poco de comida. Aquí está tu cartera, ¿vas a comprar algo?- Melisa era morena, igual que yo y tenía unos hermosos ojos rasgados del color de la miel. Lily, en cambio, era castaña y era más alta que Melisa y que yo, medía alrededor de ciento-setenta-y-cuatro-centímetros.

-Sí, compraré un sandwich de pollo. Me rugen las tripas. ¿Me acompañan?- pregunté. Las dos voltearon la cabeza hacia otras direcciones menor la mía, haciéndose las sordas. Entre nosotras eramos muy bromistas, sabíamos que cada broma, por ofensiva que fuera, era puro juego y cariño.

-¡Está bien! Hiré yo sola, gracias por nada, amigas- di énfasis en la última palabra y me alejé sonriendo. La tiendita ya no estaba tan llena, pues ya la mayoría había comprado. Me compré mi sandwich de pollo y un té Lipton. Estaba regresando con mis amigas cuando una chica con pecas se me acercó.

-¿Tú eres Jenna Kent?- me preguntó. Asentó con la cabeza. -Me mandaron a decirte que el profesor Roger te está llamando.

-Está bien, iré en un momento.

¿Para qué querría verme el profesor de Educación Física? Estaba un poco lejos de mí cuando le grité.

-¿Cómo te llamas?-pregunté una vez se hubo volteado.

-Amelia.

-Amelia, ¿dijiste que te mandaron a decirme?- Amelia asintió con la cabeza. -¿Te mandó el profesor?

-Eh, no. Una chica me dijo que si te veía te dijera que te está buscando, que el profe se lo dijo a ella.

Achiqué los ojos.

-¿Qué chica? ¿Cómo es fisicamente?

-Pues... llevaba una cola de caballo baja y unos lentes rosas.

Touché. Eso. Era la Cuatro-ojos la que quería verme.

-¿Te dijo dónde puedo encontrar al profesor? -le pregunté. Ella se encogió de hombros.

-¿En el gimnasio?- adivinó. Le di las gracias y volví a la mesa con mis amigas.

-Chicas, un maestro me habla. Tengo que ir. -dije mientras ponía las cosas sobre la mesa.

-¿Ah? ¿Otra vez? Chintrole, diles que te dejen en paz- reclamó Lily tomando de mi Lipton.

-¡No tardes o nos comeremos tu sandwich!- dijo Melisa.

-No podrán porque me lo llevaré, les dejo el té, ¡no se lo acaben!- les dije mientras me alejaba y me ponía en marcha hacia el gimnasio. Me pregunté qué estarían haciendo Liz y Seth en ese momento, si Liz ya se habría recuperado, me sentía mal por ella, debía estar pasando por un tiempo muy dificil. ¿Cuál era el problema de Seth? Elizabeth era muy linda, y si nos dejamos de enfocar en las apariencias, tenía buenas calificaciones, había visto su nombre en la lista de los exámenes en los lugares más altos, ella era la única Elizabeth de toda la generación, también ayudaba a las personas... o eso había dicho ella. Pero había algo que no me cuadraba, algo que tenía que ver con la mirada que me dio junto con Cuatro-ojos y en la forma que me vio cuando nos vimos por primera vez en las escaleras, cuando yo estaba en el cuerpo de Seth.

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