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Tracy

Tras un día agotador pero entusiasta, encuentro la cama de mi habitación como un lugar paradisíaco. Me cepillo los dientes, el cabello, me quito el delineado de los ojos y me meto entre las sábanas suaves con perfume a jabón de ropa.

Como de costumbre, Phoebe aún no viene a dormir, son apenas las once y ella no llega sino hasta después de medianoche. Me pregunto qué hará si es verdad su postura de que no le gustan las fiestas que se montan en las fraternidades.

Hace unos veinte minutos hablé con mamá por el móvil, le conté todo sobre mi día aunque cada vez tiendo a expresarme menos en lo que respecta a ella.

Quisiera comentarle de la extraña relación con el profesor. Quizás ella tendría mucho para aportar respecto a su tatuaje, no creo que sus edades disten demasiado... sin embargo lo dejo estar. De momento.

Hoy, al igual que cada semana, he hablado con Carl quien asegura que vendrá a verme algún fin de semana y tiene algunos datos respecto a un posible paradero de Jacob, algo que no lo encuentro demasiado óptimo teniendo en cuenta que la localización hallada la he buscado en mi app de mapas y sólo he encontrado la Nada misma: la localización/objetivo del GPS marca un montón de tumbas a mitad de un cementerio.

Y no es que Tachas haya muerto sino que averiguando, mi amigo localizó ese paradero, hecho que no ha logrado más que incrementar su angustia. He aquí mi propuesta de que venga a verme así logra despejarse un poco.

«Lo encontraremos» le prometí. Tengo muchas ganas de verlo, de saber cómo está, pero nada de esto es suficiente. Quisiera poder creer en mis propias promesas.

Por ahora, mi cabeza está enfocada en una enorme preocupación que no deja de debatirse si pensar en Theo o en Stefano. Uno irremediablemente me remite al otro y me frustra demasiado no compartir más que un pequeño manojo de clases con cualquiera de ellos.

Por un lado está el orgullo, las idioteces y el complejo estilo de vida en Theodore. No soporto que estar con él implique necesariamente sufrir sin remedio.

No obstante, de pronto se aparece Stefano con sus enormes brazos musculados y tatuados, al igual que cada centímetro visible de su cuello, extremidades y parte del cuero cabelludo. Con los aros en su nariz y algunos en la oreja. Con su enorme masa corporal que supera el metro noventa e intimida a cualquiera de sólo estar cerca (excepto a Evans, ese profesor parece no tener miedo a nada sino que juzga a sus alumnos ¡frente a otros! lo cual me ha dejado bastante decepcionada).

Cierro los ojos intentando conciliar el sueño; el problema es que mi cabeza resulta una tímida viajera que no deja de divagar en las opciones que tengo respecto a mi compañero de clase y su terquedad. ¿Por qué no quiso hablar con el profesor? ¿Dónde fue luego de la primera clase? ¿Habrá asistido a las otras? ¿Es que todo esto fue mi culpa?

Trato de despejar mis incógnitas con una lista mental de opciones hasta quedarme dormida:

A. Es gay e intenta seducirme para aparentar su heterosexualidad frente a un montón de personas que no se interesan por él en un sentido honesto de la palabra.

B. Quizá no sea gay pero probablemente me esté usando por una apuesta... Aunque esto es más posible en mis novelas virtuales que en la realidad que me circunda.

C. Es una chica vestida de chico e intenta seducirme. Quizá Phoebe esté en su misma situación y... Lo sé, debería dejar de leer tanto cliché.

D. Stefano simplemente es un chico rudo que, al igual que Theo, la vida le ha golpeado con rudeza. Siguiendo su testimonio y el relato de Carl, si ambos son el mismo Stefano Guilty que se enamoró hace años de una Glorious, su novia desapareció, su familia murió y ahora no encuentra qué rumbo darle a su destino.

E. Es posible que realmente esté intentando establecer un vínculo conmigo y lo hace notar sin filtro alguno. Si ahora mismo yo tuviera que decirle «Te quiero» a alguien, estoy segura de que sería a Theo antes que a él pero lo cierto es que ni con uno ni con el otro me siento del todo convencida. Pero los deseo y este es el problema: ¿Cuánto más a cuál de los dos?



La fotografía de papá me ha roto el corazón.

¿Y si él no me rechazó como mamá dice? ¿Y si ella me ha escondido la verdad todo este tiempo? ¿Si él no ha muerto o no me ha abandonado sin más? ¿Cómo es posible que una persona pueda engendrar un bebé y de pronto olvidarse de ese hijo?

Dejo ese anuario sobre la cama y con las lágrimas empapándome las mejillas me acerco a la ventana de la residencia y miro hacia abajo.

-¡Hazlo!-me grita mamá.

-¡Salta!-coincide Lottie.

Las dos están abajo animándome a arrojarme. Hasta hace unos días juraría que el hierro forjado taponaba todas las ventanas de las construcciones pero ahora ya no es así.

-¡Puedes hacerlo, hija!

-¡Así es!-se le suma mi amiga-. ¡Arrójate de una maldita vez!

-¡¿Por qué?!-les grito y me hace arder la garganta.

Acto seguido vuelvo en busca del anuario de los padres de Carl. Arranco la página donde aparece mamá embarazada con ese hombre a su lado, abrazándola y aparentemente, son muy felices...

Con un triángulo invertido y una bebé de por medio.

-¡¿Qué tienes para decirme de esto?!-le grito a mamá-. ¡¿Por qué me mentiste?! ¡¿Dónde está mi papá?!

Mamá parece sorprenderse.

Es imposible que vea la foto que sostengo a tal distancia pero simula entender de qué se trata a juzgar por la chispa de credulidad que se enciende en ella.

¡Claro que sabe lo que trata mi reclamo! ¡Siempre lo ha sabido y nunca se le ocurrió decir nada!

-¡HABLA, MAMÁ!-le exijo. Mis lágrimas caen como gasolina en el fuego.

-Lo siento hija-me responde-, pero nunca te mentí.

-¡¿Qué?!

-Tú padre no existe. En verdad...estás muerta.

¿Qué...diablos...?

Sus palabras empiezan a tener sentido cuando me doy la vuelta y me cruzo con Stefano a la derecha y Theo a la izquierda. Ambos me toman por un hombro cada uno.

-Estás muerta-asegura Theo-, así que deja de preocuparte.

-No-les suplico mientras me forcejean contra el alféizar-. Por favor, no lo hagas. Stefano-me vuelvo a él-, no serías capaz.

-Claro que sí y una vez que estés muerta no tendrás que pensar en nadie que no sea tu maldito fantasma en el purgatorio-repone.

Sus ojos van negros como boca de lobo.

Como los ojos de Neo cuando me interceptó con la barreta de hierro e intentó matarme.

¿Por qué?

¿Por qué yo?

-Es tarde para que te lamentes-aseguran ambos a la vez y me empujan.

Antes de encontrarme con el vacío, aparece Evans desde la puerta del cuarto para observar el modo en que me obligan a suicidarme y escucho las risas de mamá y de Lottie desde el suelo, cada vez más cerca...

...hasta que una alarma me espabila a centímetros del mortal impacto.

Para despertarme con el corazón en un puño, sudada, exaltada y muy asustada.

Aunque no en mi habitación.

Miro a mi alrededor y caigo en la cuenta de que estoy en la cama de Theo.



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#BADBITCH #THACY4EVA #STRACY???

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BAD BITCH #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora