Capítulo 51: Ser algo para alguien.

Start bij het begin
                                    

Él rodó los ojos, vino hacia mi haciendo que me levante del sofá, él plantó su culo allí e hizo que me sentará en sus piernas.

-¿Ven los que les digo? ¡Son muy goals! -exclamó Tony.

-¿Y tú, Tony? Es hora ya de que te consigas una novia, se te van los años hijo. -dijo Antonio.

Tony dirigió su mirada a mi y me sonrió a lo que yo le guiñe un ojo discretamente. Me ha estado contando que conoció a una chica en el trabajo, es nueva y se han llevado muy bien, entre cita y cita han podido construir algo bonito que poco a poco irán sacando adelante, de toda la familia solo yo lo sé, y me pone muy feliz por él. Se lo merece.

-Más adelante, papá... -dijo él.

La charla se basó en anécdotas, chistes malos, miles de preguntas sobre mi relación con Abraham departe de mis tíos, risas y un Abraham muy cariñoso. Hasta que llegó la hora de irnos.

-¿Ya está todo dentro? -preguntó tío Ricardo.

-Sí -respondimos.

-Jari, ¿puedes venir un segundo? -preguntó Abraham.

Asentí tomando su mano y me transportó a la azotea.

-Mira, sé que te vas solo a un par de calles y que esto aunque no parezca tan grave es muy difícil para ambos. Yo solo quiero decirte que... Te amo y que nada va a cambiar eso, empieza una nueva etapa en nuestra relación y aunque sea un poco difícil nos adaptaremos a ella y seguiremos adelante hasta donde Dios quiera, solo quiero decirte eso, que te amo, y si voy a extrañar despertar con tu aroma todas las mañanas pero... Así tendré aún más en claro que te amo y que mi vida no seria la misma sin ti.

Y lo abracé, solo eso. No hacia falta decir nada más, él ya lo dijo todo.

(...)

-Ya está todo listo, Ja -anunció mi tío.

-Gracias tío -sonreí.

-Bien, te dejo para que puedas acomodar tus cosas.

Después de acomodar mi ropa... Mi arsenal de ropa, zapatos, mis libros, cuadros, fotos, estantería, collages, mis peluches sobre la cama, el equipo de música. En el baño mis cosméticos, perfumes, champú y todo ese tipo de cosas fui hacia la "sala multiuso" como la llamábamos a organizar mis lienzos, pinturas, acuarelas, pinceles y miles y miles de materiales que tenia guardados por si alguna vez se me antojaba pinar. Regresé a mi habitación y me tiré sobre la cama con la vista al techo donde se observaban las estrellas fluorescentes adheribles que se lucían en él.

Otra vez... yo. Sola, desconcertada.

Esa noche bajé a cenar, por algún motivo tenía la estúpida ilusión de que sea mi familia la que me estuviera esperando en esa mesa, será por eso que los considero a ellos mi familia, pero si. Siempre está ese sentimiento de sobra dentro mio, me siento fuera de ángulo entre ellos, después de todo no son mi familia ni nunca lo serán, así me siento y sobre todo cuando estamos en la mesa me siento como una infiltrada entre una familia feliz, ellos no me hacen sentir así, yo lo siento así muy pero muy dentro mio, y me duele el no poder decir "Hoy, mi madre cocinó mi comida favorita", "mi papá me llevó a pasear hoy al centro". Eso me faltaba, amor paterno, lo tenía pero no biológicamente así, lo tenía de parte de mi familia adoptiva y lo veas por donde lo veas... No es lo mismo, y no, no volvería, jamás. El problema era volver a casa, siempre el problema fue ese. Pero había algo que me reconfortaba el hecho de tenerlo a él, saber y sentir que le importaba, sentirme amada, querida, respetada. Pasé por muchísimas facetas de vida y nunca me había sentido así.. Si voy a hablar a veces en términos médicos, no porque haya estudiado medicina sino roque me tocó vivirlo, sufrirlo, sangrarlo, vomitarlo. Y juro que llegué darle lastima a mucha gente, a demasiada, pero sin embargo la lástima nunca alcanzó para poder tender una mano, sé que él no sintió lastima por mi, me lo demostró a cada segundo en ese hospital putrefacto, me sentía confundía pero así entendí lo que se siente ser algo para alguien.

Al terminar la tortuosa cena subí a mi cuarto a tomar una ducha, necesitaba despejarme. Cuando salí me puse mi pijama que todavía consistía en mi ropa interior y la camiseta de Abraham, encendí mi ordenador y me senté a en la cama a revisar mis correos, tenia varios de la dirección de la escuela, fruncí el ceño y los cliqueé sin rodeos. Esta semana tendría exámenes, y no había estudiado nada, aunque no asista a las clases por que ellos se estén comiendo el verso de que sigo en recuperación tendría que presentarme a dar exámenes adicionales para no perder el año, tendría que empezar a estudiar. Cuando los ojos me comenzaron a pesar pequeños golpes en mi ventana llamaron mi atención, me asome a ella y al abrirla una maldita piedra impacto contra mi ojo izquierdo ¡Oh, mierda!

-¡Ay, lo siento, amor! ¡Lo siento! ¡Era para la ventana! ¡No para ti! -exclamó desde abajo.

-¡Abraham, ¿qué haces aquí? ¡Ya es tarde y mañana tienes clases! -dije, sobando mi ojo.

-Lo sé... Sólo que, no puedo dormir, mi cama huele a ti. ¡Así no puedo! -se quejo.

-Sube, quieres -rodé los ojos.

Como pudo trepó el gran trecho que había desde el jardín hasta la ventana de mi cuarto y cuando por fin estuvo frente a mi no hizo más que besarme al más no poder, tengo que confesar que lo necesitaba, y mucho. Esa noche hicimos el amor, otra vez. Últimamente lo estábamos haciendo mucho, muchas veces... No sé si por el hecho de que no era ni en la playa ni en un hotel alojamiento, solo por ser él y porque ambos lo necesitábamos, está vez fue diferente y algo rara porque antes no había tenido la necesidad de hacerme morder una almohada para que mis gritos no se escucharan y vinieran a sacarnos a las patadas de aquí, en otras veces sus labios no habían sangrado tanto debido a mis mordidas, tampoco su espalda había quedado tan arañada que después tendría que curarlo con gasas y alcohol, yo tampoco había gritando tanto su nombre hasta el punto de hacerlo reír, tampoco habíamos tomando helado en ninguna otra ocasión como lo hicimos en esta (por no decirlo de otra manera un tanto más perversa) Esa noche experimente más de la cuenta, porque que alguien te haga sentir miles de sentimientos no solo incluyéndose el placer, con meterte un pedazo de carne entre las piernas, era admirable. Porque eso no me interesaba, no me interesaba que con su sistema reproductor invada mio. Lo que en verdad me hacía sentir bien, lo que en realidad disfrutaba era sentirlo, sentirnos, amarlo y amarnos porque cualquiera que viera esto diría que no somos dos personas teniendo sexo, diría que somos dos personas amándose y eso me confirmó que había encontrado al amor de mi vida, porque es así... No todos tienen el privilegio de hacerle el amor al amor de su vida, y sabiendo que esa persona lo es.

Continuará...

LOUDER | RMWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu