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Ginny estaba furiosa, completamente indignada con Harry, el pelinegro no solo no se había disculpado, sino que además ni siquiera había hecho nada por buscarla, no envió flores ni regalos, nada más una lechuza preguntándole si estaba bien. Y cada día que pasaba sin Harry arrastrándose por su perdón solamente aumentaba su cólera.

Tercamente, se negó a contactar a Harry. Pasaron los días, en San Mungo le dieron el alta y su equipo esperaba que volviera pronto a los entrenamientos. Ante la noticia, Ginny pensó seriamente qué hacer. Estaba dispuesta a perdonar a Harry, no valía la pena desperdiciar el poco tiempo que le quedaba en Inglaterra en una pelea por un departamento en el que ella no viviría por algún tiempo, tal vez incluso unos años. Pero su perdón no vendría fácil, tenía que hablar severamente con Harry antes de marcharse, algo tenía que cambiar en su relación o esta no iba a funcionar, había tratado de ser dulce y comprensiva, y había estado de acuerdo en llevar las cosas despacio porque Harry estaba ocupado con su nuevo ascenso. Pero a pesar de su paciencia, la falta de progreso la estaba volviendo loca, era ridículo, estaba harta de estar en segundo lugar, de ir detrás de su trabajo, sus hermanos, sus amigos, ¡de estar después del maldito Draco Malfoy! Ella tenía que estar encima de cualquiera de sus otras responsabilidades y a veces era como si Harry simplemente la ignoraba por alguien más.

A la mañana siguiente decidió presentarse en el Ministerio para que ella y Harry pudieran hablar. Esperando impulsar el aspecto físico de su relación y mostrarle al pelinegro de lo que se estaba perdiendo, Ginny soltó su pelo y compró un nuevo vestido, a juzgar por las miradas que recibió en el Atrio, su plan estaba dando buenos resultados, así que se apresuró para sorprender a Harry. Al salir del ascensor, se dirigió a su escritorio, pero este se encontraba vacío, en cambio se topó con Ron.

—Hola, Ginny, ¿Qué te trae por aquí?

Forzó una sonrisa para ocultar su molestia y preguntó a su hermano.

—Ron. Estaba buscando a Harry, ¿sabes dónde está?

Ron ladeó la cabeza con confusión.

—¿Harry? Se acaba de ir almorzar con Susan, ¿estaba esperándote? Sé que le has estado ayudando a buscar un departamento y que aún no encuentran nada que le guste, ¿ibas a reunirte con ellos? Es que...

Pero Ginny ya no estaba escuchándolo, en lugar de eso se imaginaba a Harry y a Susan tomando una copa, riendo, besándose...

¡Susan! Esa zorra advenediza, tratando de congraciarse con Harry ahora que habían tenido una discusión, seguramente había sido su idea quedar a solas, esperando quedarse con él o por lo menos, hacer un buen negocio.

—¿Sabes a donde fueron, Ron? —mintió entre dientes— Olvidé por completo donde era y pensé en venir aquí a recoger a Harry antes de ir con Susan, pero veo que se me adelantó.

Ron, el despistado de su hermano, le respondió.

—Claro, es raro de él olvidar una cita, pero creo que eso es culpa de Malfoy... en fin, ¿conoces ese restaurante que está cerca de...

Ginny entrecerró los ojos al reconocer el sitio donde almorzaba regularmente con Harry, ella pensaba que era su lugar especial, pero al parecer iba a comer ahí con cualquiera. Dándole las gracias secamente a su hermano, se apresuró a pillar al mentiroso del pelinegro.

Arremetió en el local con una ira justiciera, dispuesta a encarar a voz en cuello a Harry y Susan sobre su ilícito romance, sin embargo, se encontró con que no estaban solos, sino junto con Draco Malfoy, mirando fotografías de departamentos desperdigadas por toda la mesa junto a platos vacíos y tazas de té.

Como conquistar a un hombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora