PARTE SEGUNDA: El Anillo. Capítulo 16 -Extraños sonidos en la noche-

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De nuevo sobre la balsa, abandonada a la suerte del río y dejando que la fuerza de éste los llevase a alguna parte; ya a la realidad de donde ellos procedían tras despertar del ensueño, ya al mundo fantástico de aquella misteriosa mujer. Sea donde fuere, de cualquier manera la increíble experiencia sobrehumana aún les sobrecogía. Un muro creado desde la fuerte seducción por lo vivido minutos antes, cuya combinación de fuerzas tales como el horror, la alarma y la conmoción, era objeto de derribo por los cuatro componentes del grupo de exploradores; sin embargo, difícilmente les era posible extraer una sola lasca.

El silencio pareciera un espíritu caminando entre ellos, pues nadie se atrevía a decir nada al respecto; el aturdimiento no lo permitía; la confusión negaba el paso al orden; y el sentido común no entendía de lógica. Sólo esperaban a que otro iniciase el tema. En realidad todos querían hacerlo pero ninguno se aventuraba a ser el primero.

Por fin Marvin levantó la cabeza y objetó con algo de despecho:

—¿De verdad habéis creído una palabra de lo que ha dicho?

—No veo el motivo que tendría de mentirnos —saltó Peter.

—¡Esa mujer está como un cencerro! —volvió a criticar Marvin.

Norman, que estaba ensimismado hasta ese momento, soltó el trozo de caña con el que estaba remando e inquirió:

—¿Si todo ha sido una invención suya, qué razón la mueve con tanto interés a querer que accedamos a su supuesto mundo?

—En todo caso —expuso Peter—. ¿Con qué intención? ¡Ella misma nos ha advertido de los centinelas!

Eddie aún estaba absorto y en completo silencio. Parecía haberse quedado mudo ante lo evidente. Sin embargo, Marvin, una vez abierta la Caja de Pandora, no paraba de argumentar posibilidades.

—¿Y si todo forma parte de una encerrona para desviar nuestra atención por algún extraño interés?

Peter, al comentario de Marvin, negaba enérgicamente con la cabeza, y exclamó:

—¡Un fraude! ¿Es que no visteis sus ojos, la transformación de su rostro, los cuchillos dando vueltas, su nave cuando regresó a por ella? ¡No! ¡Es imposible!

—A mí tampoco me lo ha parecido —opinó Norman.

Eddie, enfrascado en un profundo pensamiento, oía a sus compañeros como el gorgoteo de una fuente lejana mientras contemplaba el horizonte cóncavo. Éste no quiso intervenir en las especulaciones del grupo; sin embargo, con la mirada clavada en la lejanía, una orden determinó su postura:

—¡Seguiremos adelante! Es la única forma de averiguarlo.

Para descansar los brazos, aprovecharon un tramo del río por el cual el agua fluía con fuerza. Varios kilómetros fueron cubiertos sin apenas esfuerzo. Tiempo en que Peter apuraba para examinar a fondo el plano que Izaicha les ofreció, cuando de repente exclamó excitado:

—¡Es increíble, aún no consigo dar crédito a todo esto! Según este plano, también dice que la Tierra es hueca. Ahora ya todo me cuadra: desde el incremento continuado de la temperatura, hasta el horizonte invertido, incluyendo la inclinación del sol. ¡Esto es alucinante! ¡No hay dudas! ¡Vamos hacia el interior del planeta! ¿Habéis pensado que podríamos ser los primeros seres humanos en conocerlo? —comentaba con gran entusiasmo.

Aunque no lo querían reconocer, a todos al igual que a Peter les estimulaba la idea. Era como un sueño mágico del que aún no deseaban despertar.

Las aguas del río eran cada vez más rápidas y sinuosas. Recorrieron algo más de sesenta y cinco kilómetros en tres horas. Y casi sin que se dieran cuenta, comenzaron a adentrarse en la zona de "El Anillo" que anteriormente Izaicha les había referido.

EL SECRETO DE TIAMATDonde viven las historias. Descúbrelo ahora