De Vuelta a Casa

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– Levi.... –El castaño había pasado en una rama de ese árbol de 25 metros alrededor de unas 5 horas, todo su cuerpo dolía, estaba débil y sentía punzadas en su espalda, pies y cuello. El sol ya se había ocultado y todo lo que quedaba era plena oscuridad, no se podía ver bien quién o qué estaba a su alrededor, aunque dudaba de ver a alguna persona merodeando por ahí. Era una oscuridad realmente espeluznante, como si las luces de todo el mundo se hubieran ido y no quedara una pizca de éstas. Ni siquiera las estrellas eran completamente visibles aquella noche. Algunos animalitos cantaban, como los grillos, era lo único que se podía escuchar, nada más. Quería escuchar otra vez la voz de su sargento... Esas noches en las que él tenía miedo en la oscuridad, él lo abrazaba y le susurraba que todo estaba bien, que siempre estaba ahí para protegerlo... Pero ahora no. Ahora no había nadie... Solamente el. Solo... Completamente abandonado a su suerte. Las dudas comenzaron a surgir en su cabecita, ¿y si no llegaban por él? ¿Tendría que ir él solo hasta el Cuartel? ¿Cómo lo haría? ....... ¿Saldrá vivo de esta y cumplirá su promesa con su Sargento...? Esas dudas infinitas y sin respuesta rodeaban su cabeza... Haciéndolo sufrir por dentro, calladamente. Todo lo que podía hacer era esperar a que fuera mañana y ocurrírsele algo, no podía dormir, no, no podía dar ese descuido. Las lágrimas botaron solas de sus ojos, comenzando a darle un dolor fuerte en el pecho, haciendo que las malas emociones inundaran su cuerpo, comenzando a llorar desconsoladamente, juntando sus rodillas recorriéndolas a su pecho, escondiéndose entre ellas.– Levi...Levi... Ven por mí... Por favor.... Te necesito... –Ahora, los quejidos del llanto del chico era el segundo ruido que se escuchaba en la plena oscuridad.

*****

– Tch... Hace frío... ¿Cuánto se tardarán? –El Sargento juntó una cobija para ponérsela encima, y sentarse de nuevo en su cama. La Legión aún no regresaba, habían pasado aproximadamente unas 7 horas desde que regresó de Trost, cuando fue a despedir al pequeño castaño... En el cual no dejaba de pensar ni un momento. Se volvió a la ventana, mirando la completa oscuridad, seguramente a este punto, Irwin ya había dado la retirada a causa de la falta de luz... No tardarán mucho en llegar... Bueno, con el papeleo, los descubrimientos y esas cosas, se tardarían un poco más de tiempo, diablos, ya quería ver al pequeño... Quería volver a ver esa cara sonriente, volver a besar esos dulces labios y abrazarse por siempre... Eso era lo que quería más que nada...– Maldita sea, Eren... Más te vale que no hayas hecho algo estúpido. –Sin querer, se acostó completamente en la cama con la manta encima, cerrando sus ojos y comenzar a dormitar, seguramente que en cuanto llegaran lo despertarían. Apretó algo antes de quedarse dormido... La carta que le iba a dar al menor estaba en su puño, planeando dársela para cuando regresara sano y salvo.

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El Comandante y el resto de la Legión pasaron por lo mismo que en las expediciones pasadas, el montón de gente aclamándole, las mismas suplicas, plegarias y regaños de siempre... Al pasar por aquel lugar amargo, escuchando o no los reclamos de la gente, el Comandante se dirigió a Sina, tenía una junta con el Consejo, para arreglar los diferentes asuntos sobre los gastos, muertes, hallazgos, esa clase de cosas.

– ¿Y bien? Dinos Irwin... ¿Qué bajas trajo esta ''expedición de bajo riesgo''? –Zacklay estaba sentado cómodamente en el escritorio, junto con algunas personas que trabajan para él. El Comandante se sentó con confianza en una de las sillas, recargando su espalda completamente en ésta. Suspiró, no quería decirle lo de la muerte de Eren... O bueno, que lo habían ''perdido''.

– ... Hubo una baja aproximada de 30 soldados... 10 Kilos de gas fueron utilizados... –Dijo un poco incómodo, temiendo que se le fuera a salir la verdad.

– ¿Descubrimientos? –Dijo uno de los secretarios de Zacklay, anotando toda la información en una pequeña libreta que seguramente después se imprimiría y llevaría a conocer.

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