•••

-Y entonces te castigó.

-En verdad no lo dijo, pero lo más seguro es que si, Nina. –Resoplé para levantarme de la silla y tirarme en la cama. –Y ahora estoy aquí aburrida.

-Bff... Me imagino.Suspiró y por unos segundos, nos quedamos en silencio. Bueno, pues...

-Keyla.

-¡Ah! –Grité al ver de repente a Caleb frente a mi.

-¿Qué pasó?Oí que dijo Nina desde el otro lado del teléfono.

-Solo... Tengo que colgar, Nina. Nos vemos en clase. –Colgué antes de que ella pudiera responderme y miré a Caleb. –¡¿Se puede saber porqué diablos apareces así?!

-Quería pedirte disculpas, Keyla. No quise hablarte así el otro día...

-Está bien, tampoco fue para tanto. –Sonrió para sentarse. –¿Cómo está tú hermana?

-Mucho mejor, gracias. –Asentí para recordar a Thalía y a su bebita.

-Por cierto, Caleb... ¿De casualidad tú no conoces a una chica llamada Thalía?

-¿Thalía? Ni idea.Murmuró mirándome confundido.

-¿Seguro? ¿Nunca has ido al Paradise in hell?

-¿Pero como sabes de...

-Thalía trabajaba allí. La ayudé en el hospital con su hija y me hizo ir a buscar a su amiga.

-¿Qué?Me miró sorprendido. No vuelvas a ese lugar, Keyla. No es para una chica como tú.

-Y en mis planes no está ir más a ese sitio, Caleb. ¿Sabes qué su bebé es la hija del profesor de Efren? Y encima va y me hace ir a la casa de un tipo extraño hermano de Abraham.

-¿Pero cuando hiciste todo eso?

-No sé, hará unos cuantos días atrás.

-Estás loca, Keyla.Me encogí de hombros antes de que mi teléfono sonara haciéndome fruncir el ceño. Era de un número desconocido.

-¿Bueno?

-Querida Keyla...Un escalofrío recorrió mi espalda al oír esa voz. ¿Me recuerdas?

-Si...

-¿Qué pasa, Key? –Preguntó Caleb mientras me miraba confundido.

-Perfecto, señorita.

-¿Cómo conseguiste mi número?

-Cariño, puedo conseguir todo lo que me propongo.Oí su risa del otro lado de la línea haciéndome sentir miedo.

-¿Q-qué quieres?

-Hablar, preciosa, hablar. ¿Cómo te va la vida? ¿Y la pequeña Keyla? No has vuelto a hablarme de ella.

Between GhostsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora