20. Al ser uno.

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DEMONS - IMAGINE DRAGONS

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DEMONS - IMAGINE DRAGONS



-Arregla todo... Más tarde irá por sus pertenencias. -El hombre salió enseguida. Él giró. La joven mantenía la vista en otro punto, estaba nerviosa y no era para menos.

-Kristián, serán unos días, todo irá bien -intentó calmarla. Ella sacudió la cabeza mordiéndose la parte interna de los labios. Se sentía al límite, de nuevo. Al ver su vulnerabilidad, la tomó por la cintura y la pegó a su pecho. La chica dejó salir un sollozo al sentirlo tan cerca. Cristóbal besó su cabello cubriendo ese menudo cuerpo con el suyo. Nada era mejor que eso, que tenerla así, pero las razones lo herían.

-No logro estabilizar mi vida -musitó rodeándolo con fuerza. Bajó su rostro hasta su oreja, no soportaba verla así, abatida, confundida, y ahora, asustada.

-Lo harás, te lo juro -y la pegó más a él. Así permanecieron un buen rato. Ambos lo necesitaban y con ella tan cerca de su pecho, ningún pensamiento destructor asomó, tampoco la ira, o el odio, sino la necesidad arrolladora de ser lo que ella necesitaba; fuerza, coraje y el sostén para todo lo que ocurría en gran parte provocado por él, por no poder alejarla cuando debía-. Prefieres ir a hacerlo ahora, puedes tomarte el día... -musitó acariciando la curva de su espalda. Ella negó sin soltarse-. Las cosas se harán como tú quieras, a tu modo. ¿De acuerdo? -Kristián se separó un poco.

-No te sientas responsable de todo -apuntó con simpleza. Él, por primera vez en días sonrió, no con intensidad, pero sí con una ternura que no había visto en su semblante por más tiempo del que hubiese deseado. Acarició su rostro con atención, casi devoción.

-De la mayoría, sí -negó con recelo.

-No, el bebé es responsabilidad de los dos, y esos anónimos, son resultado de alguien que no está bien de sus facultades -El hombre pegó su frente a la suya. Maldición, su corazón se llenaba demasiado rápido de su esencia.

-No deseo lastimarte más, te dije lo que era -La mujer se alejó negando.

-Sé lo que eres, y no me has hecho nada malo... Me diste un motivo -y colocó las manos en su plano estómago-, gracias a él los días han podido ser menos duros, gracias a él, sé que no estoy sola y que debo luchar, que la vida cuando quita, te da -su temple, su fuerza, su determinación, lo hizo tambalear. No podía creer que viera todo de esa forma, y, sin embargo, adoraba que así fuera, solo alguien como ese ser lleno de bondad, podría enfrentar así lo que pasaba.

-Eres un oasis, Kristián.

La joven parpadeó sin comprender. Alargó el brazo y rozó su rostro con el pulgar.

-Y empiezo a creer que un ser irreal -completó.

Se acercó a él nuevamente.

-Solo me gustaría ser lo que necesitas.

Atormentado Deseo  © ¡A LA VENTA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora