Capítulo 33

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Jazmín estaba desorientada. Lo primero que vio al abrir los ojos fue a una novicia, esta le sonrió con dulzura y le tendió un vaso con agua que ella bebió casi de golpe.

—despacio —le instó la novicia con voz pequeña —has estado dormida por un buen rato, temíamos que no despertaras pronto.

La cabeza le daba vueltas y la garganta le dolía de forma horrorosa, pero se las arreglo para preguntar:

—¿Dónde estoy? —pregunto confundida, pero la novicia solo le sonreía con simpatía, Jazmín no quería su simpatía quería respuestas —te hice una pregunta, ¿vas a sonreírme todo el día como una boba o me vas a responder?

—no hay necesidad de ser grosera con la joven, —su padre entro en la habitación dejándola helada —ella solo cumple con sus deberes. Ya puedes irte.

La novicia los dejo solos, no sin antes darle a Jazmín una mirada de muerte.

—papá, ¿Qué haces tú aquí?

Él le sonrió de manera paternal, se sentó a su lado y le acaricio el rostro con amor.

—vine a buscar a mi tesoro más preciado, mi pequeña niña.

La estrecho contra su pecho.

—¿Cómo me encontraste? —Jazmín miro por toda la habitación —¿Dónde está él?

Aarón se puso tenso, ella estaba asustada, pensó.

—papá. —la temblorosa voz de Jazmín lo hizo temblar.

Jazmín no ere concente de que alguien los miraba desde la puerta.

—él está muerto —se pavoneo Henry —ya no es un problema para nosotros.

Henry le sonreía. Jazmín estaba en shock, pero él le sonreía, ella empezó a hiperventilar. Aarón la tomó de las manos tratando de llamar su atención pero ella estaba procesando lo que Henry había dicho

—¡No! —grito Jazmín —eso es imposible, padre, ¿Dónde está Adam? ¿Dónde está mi esposo?

—¿esposo?

Jazmín lloraba desconsolada, no podía ser verdad, Adam, el amor de su vida no podía estar muerto. Aarón se quedo de piedra al ver como su hija estaba destrozada. Pero Henry se dejo llevar por la ira.

—¡¿De qué estás hablando?! —la zarandeo provocando que llorara con más fuerza —¿Cómo que tu esposo?

Aarón empujo a Henry y se arrodillo junto a la cama de su hija.

—Jazmín mírame por favor —tomó su rostro gentilmente —dime más despacio que pasa porque no te estoy entendiendo.

—yo me case con Adam, nos casamos en un pueblo que visitamos hace unos días.

Lloro ella al recordar como la había sorprendido Adam, lo que le había dicho.

—Jazmín, mi pequeña flor —él estaba tan mortalmente serio que la asusto —si vamos a cruzar el mar en busca de un nuevo comienzo, no puedo dejarte venir conmigo así.

El corazón de jazmín había, literalmente, dejado de latir. Pero Adam saco una pequeña bolsa de entre sus cosas y se la dio.

—espero que lo aceptes, por favor.

Jazmín rió al abrir la bolsa. Un hermoso anillo.

—es lo único que me queda de mi familia, y me sentiría... en verdad... —empezó a tartamudear él así que jazmín se lanzo a sus brazos y lo beso efusivamente —¿eso quiere decir lo que creo que quieres decir? —dijo él entre besos.

Ella rió mas fuerte al oírlo enredarse con las palabras.

—es un enorme si, ¿si me estas proponiendo casamiento claro?

Esa misma tarde se casaron, Adam ya había hablado con el padre de la pequeña iglesia y estuvo de acuerdo. Ella había sido tan feliz y ahora lloraba su muerte.

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