Capítulo 7

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 ¿Secuestrada?

No tengo idea de a donde correr, el lugar es un espacio completamente cerrado, ni siquiera tiene ventanas, apenas me vengo dando cuenta, solo veo unas escaleras rojas de metal, creo que no podré escapar... ¿Que estaba pensando al venir aquí? ¿Cómo pude ser así de ingenua?...

Corro hacia las escaleras y las subo lo más rápido que puedo tratando de no tropezar, aunque eso no es difícil porque los escalones son gruesos y son pocos.

- ¡No dejen que se vaya! - Grita el chico árabe por detrás de mí mientras ayuda a Amy a levantarse.

Mientras, los demás se empeñan en perseguirme.

Cuando terminan las escaleras me encuentro con un pasillo iluminado con luces azules lleno de puertas; son ocho; abro la primera puerta y me encuentro con una habitación con una cama, un escritorio y una silla, inmediatamente la cierro y me acerco a la otra puerta y tomó la manija, y por instinto volteo hacia la última puerta del fondo que está oxidada y es la única descuidada. Tiene un letrero de luces que dice ''Salida de emergencia'' en letras rojas. Lo que necesitaba.

Echó a correr hacia la salida y la abrió e inmediatamente, salgo sin saber con qué me encontraré...la luz del sol me da directo en los ojos haciendo que me detenga, me tallo los ojos y los abro lentamente para que se acostumbren, miro en donde estoy, es un techo vacío con lazos... ¡la azotea!

Comienzo a entrar en pánico al darme cuenta de que no hay salida... como en las películas cuando todo va mal y llega tu compañero y te salva, pero la única diferencia es que no tengo un compañero, ni siquiera mis amigos y mi familia saben dónde estoy.

...a no ser a que salte a la siguiente azotea y a la siguiente...

- ¡Noo!- grita uno de los chicos por detrás de mí para que me detenga.

No necesito pensarlo mucho así que tomo aire, y comienzo a correr más rápido para tomar vuelo y poder alcanzar la otra azotea y cuando estoy lista para dar el salto algo pesado cae agarrándome por la espalda haciéndome caer al suelo.

- Te dije que no lo hicieras-. Me dice encima de mí el australiano con una sonrisa de victoria, supongo que es el que se teletransporta, ya que cuando voltee venía por el pasillo y ahora está encima de mí.

- ¿Que...- le digo segundos antes de perder el conocimiento.



...

Me duele la cabeza. Dirijo mi mano hacia mi frente y siento una pequeña montaña en ella, me ha salido un chichón por el golpe... y ¡vaya que duele!

- ¡Auch...- Digo en un susurro.

- No, no te toques o te dolerá-. Me advierte el australiano con una sonrisa levemente sobre sus labios.

Me doy cuenta de que estoy en un cuarto obscuro sobre una cama con los pies amarrados en las esquinas...

- Déjame ir...- Le ruego en voz baja. - Si lo que les preocupa es la policía, no iré con ella, de verdad.

- No. Quiero que entiendas que no queremos hacerte daño, ¿crees que aun seguirías viva si así fuera? -. Me dice mientras cierra la puerta de la habitación.

El chico tiene un poco de razón, tal vez no me quieran hacer daño... Pero eso no justifica para nada que hayan hecho esto, encerrarme y amarrarme a la cama.

- ¿y qué hay de esto? - Le digo señalando mi chichón.

- Eso te lo ganaste por desobedecer, te lo advertí. - Me dice para luego reírse.

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