10 "Te Espero..."

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LUKMAN

Salgo caminando de manera apresurada, desde el salón del trono. Tuve que darle indicaciones y noticias sobre las obras al Rey hoy, y aquello me atrasó un montón. Pero ahora, que ya soy libre, puedo ir a buscar la comida que Yenut le prepara a Mines, e ir hacia su cueva para llevarle aquello.

Yenut me entrega la canasta llena con comida, jugos y muchas velas. Yo salgo caminando a toda velocidad de Palacio, cuando llego al sector de aislamiento, les digo a los guardias que están al frente de la puerta de la cueva de Mines, que me den el paso para entrar. Se hacen a un lado, y yo entro.

La oscuridad no me deja ver muy bien, susurro el nombre de Mines un par de veces, pero no tengo respuesta. Luego, la luz de la luna llega e ilumina un rostro. Veo a Mines durmiendo en un rincón, lo cual me sorprende mucho, ya que a Mines le da algo de miedo dormir en la oscuridad.

Me acerco a él, y comienzo a susurrar su nombre, para que despierte, él no lo hace, su respiración es descontinua y descontrolada. No sé qué le está ocurriendo. De pronto, él abre los ojos, comienza a llorar y temblar. Inconscientemente empieza a morderse su labio con fuerza, el cierra los ojos, y yo acerco mi rostro al de él. Junto mis labios con los de Mines.

Durante toda mi vida, he besado a varias siervas, pero el beso que le estoy entregando a Mines, me sabe distinto. La desesperación que Mines tenia, se va calmando poco a poco, cada instante, sorprendentemente se transforma en un momento placentero. Mis labios siguen jugando con los de Mines, hasta que me doy cuenta, de que lo que estoy haciendo, está mal. Y no solo mal, estamos haciendo enojar a los dioses. Separo con un movimiento brusco mis labios de los de Mines. Ambos nos miramos perplejos, me pongo de pie, y salgo corriendo de aquella helada cueva. Sin darme cuenta, salgo hacia las estrellas, llego rápidamente a Palacio, sin mirar o saludar a alguien, entro a mi habitación, me lanzo a mi cama. No puedo sacarme aquel beso de la mente, ¿Por qué lo he hecho? Si se supone que yo sentía, que Mines era como una patada en el estómago. Sera que, ¿Puedo estar con alguien igual a mí? ¿Puedo estar con un hombre? Los escritos de los Dioses no dicen nada sobre aquello, pero jamás había visto u oído algo así. Estamos jugando con el orden cósmico. Y eso, los dioses lo castigan, con mucho sufrimiento para los que nos rodean. Estoy tiene que terminar, no puedo volver a hablar a Mines, nunca más.

***

Después de varias lunas, ha llegado el momento que todos en Palacio esperaban, la boda de la princesa Hathor y mi hermano. Mientras termino de vestirme, con las mejores ropas de todo Egipto. Mis siervos entran a mi habitación, me indican que ya es hora de ir hacia el salón del trono. Yo asiento, ellos salen de mi habitación, y yo me acerco a un espejo de metal color oro que los artesanos egipcios crean. Me miro, soy guapo, muy guapo. Una pequeña sonrisa se forma en mi rostro en el momento que comienzo a caminar hacia el salón del trono.

Cuando llego, está todo el mundo aquí, todo esto me recuerda al día que yo llegué a Palacio, mucha comida, regalos, y varias cosas más el Rey tenía preparado aquel día. El día de hoy no se queda para nada atrás, la única diferencia es que hay el doble de cosas de las que había en mi bienvenida.

El tiempo pasa volando, yo estoy al lado de mi hermano, el cual ya está en su posición, de pie en la escalera que sube hacia el trono real. El rey, con una mirada seria, pero tranquila, mira hacia la puerta. Luego, unas bailarinas llegan, la música comienza a sonar, las bailarinas lanzan pétalos de rosas blancas en el suelo mientras danzan. Tres siervos caminan detrás de las siervas, movimiento unos recipientes, con inciensos que entregan múltiples olores, y al final. Con un vestido color crema, llega la princesa, la hermana de Mines. Ella camina con cautela hacia mi hermano, cuando ambos se juntan, se miran uno al otro. El sacerdote de Palacio se ubica al medio de ellos, y comienza a efectuar la ceremonia.

- Hoy, la hija del amado de RA, Hathor, hija del Rey Klalid, decide entregar su pureza y su fidelidad al Príncipe Rein – ambos se miran, y no pueden impedir soltar una sonrisa – Principe Rein, ¿Acepta a la princesa Hathor? Como su esposa, para el resto de sus días, hasta que Anubis lo llame al juicio final –

- Acepto – dice mi hermano. Hathor sonríe, y llega el turno en el que el Sacerdote le pregunta a ella.

- Princesa Hathor, ¿Acepta al príncipe Rein? Como su esposo, para el resto de sus días, hasta que Anubis la llame al juicio final –

- Acepto – dice ella de inmediato.

- Entonces, en nombre del Rey Klalid, quien me ha nombrado Sacerdote de Egipto, y suplantando a los Dioses, los declaro, casados – Todo el palacio grita y aplaude de felicidad, mi hermano besa a Hathor, y la ceremonia termina, pero ahora, comienza la fiesta. Todos empiezan a bailar, al ritmo de la música, luego de unos instantes, logro encontrar a la princesa Hathor, me acerco a ella para felicitarla. Llego hacia ella, la saludo con un cálido beso en la mejilla.

- Felicitaciones princesa – le digo con una sonrisa. Ella asiente con cautela y me dice:

- Gracias Lukman, tu hermano es alguien muy especial –

- Espero que sean muy felices – le digo.

- Eso mismo espero yo, y que Isis proteja a... - alguien le toca el hombro a la princesa, interrumpiendo lo que ella hablaba, la abraza. Es alguien que lleva ropa de la misma calidad que la mía, solo lo veo de espalda, pero cuando se voltea. El rostro de Mines aparece ante mí. No lo había visto durante todas las lunas que separan aquel beso, hasta la boda de hoy.

- Llegaste tarde – le dice Hathor a su hermano con un tono de voz triste.

- No pude apresurarme más – dice Mines quejándose – Me liberaron hace muy poco gracias a la boda, y no tenían ninguna ropa preparada, vine con lo mejor que encontré –

- Pero te todos modos estas muy guapo – le dice ella, provocando que Mines se sonroje. De pronto, ambos voltean su mirada hacia mí, comienzo a pensar en que quieren que mis oraciones sean parte de su conversación. Pero entonces, el Rey Klalid, pasa por mi lado, y nos mira.

- Una boda muy linda hija – le dice él a Hathor.

- Gracias Papá – dice ella, con el mismo tono de voz que usa Mines con su Padre, supongo que ambos le tienen algo de miedo.

- Mines – dice el rey, tomando de sorpresa a aquel príncipe de cabello negro – La boda de tu hermana ya fue realizada, ¿Sabes lo que viene ahora? –

- Por supuesto – dice él de inmediato, pero con recelo – mi boda –

- ¿Tu boda? – pregunto sin pensarlo.

- Así es – dice el Rey – ya es hora, de que el heredero al trono, tenga su futura reina – El rey sonríe, y Mines asiente. Entonces, él simplemente se va, y alguien llama a Hathor, nos quedamos solo Mines y yo.

- Eres libre – le susurro, tratando de no sonar raro, al intentar hablarle con normalidad.

- Si – dice él.

- Y, ¿vas a casarte? – le pregunto.

- Es lo que se tiene que hacer – a Mines se le forma una sonrisa falsa en el rostro.

- Pero... no puedes casarte con alguien que no quieres –

- ¿A qué te refieres? – pregunta él confundido.

- Pues... - pienso bien lo que quiero transmitir – Mines... veme en el salón de los dioses, te estaré esperando – dejo a Mines allí, y comienzo a caminar hacia el lugar que le he indicado. Necesito hablar con él, no sé por qué, pero lo necesito.

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A Escondidas Del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora