Capítulo 13 . Maratón 4 / 5

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Severus por su lado, daba vueltas por su dormitorio, tomaba un libro cualquiera y después de hojearlo distraídamente lo arrojaba al diván ¿Cómo dañaría esa situación a la niña? Su cerebro no paraba de zumbar, los recuerdos de su infancia pasaban una y otra vez como en pensadero descompuesto.

Él deseaba la muerte de James Potter, cuando esto sucedió no le fue tan agradable ya que el muy desgraciado se había llevado a Lilian con él; pero la muerte de Sirius Black era como desear encontrar "eso" que el Lord buscaba, pensar en ser testigo de la muerte del perro roñoso le provocaba bastante.

Más ahora, pensar en que la niña creciera con esos deseos, pensar en que ese par de pequeñas arpías fueran capaces de promover una cruzada para molestar a la chiquilla como él mismo lo vivió gracias a los merodeadores, eso era intolerable. ¿Serian capaces? Tal vez con tal de quedar bien con sus padres, tal vez no, finalmente Wilhemina llevaba su apellido, y él era uno de los mortifagos libres más temidos después de la loca de Bellatrix, incluso más temido que el mismísimo Lucius Malfoy.

Quizá si la niña era conocedora de su propia vida, de lo que fue antes que ella y lo que fue mientras vivió su madre... ¿serviría de algo?

Dejó su habitación decidido a hablar en ese momento con Albus, exponerle su gran idea, pero se detuvo frente al dormitorio de la pequeña plaga, la escuchó hablar con el sucio elfo, escuchó su nombre y la sugerencia de que ella hablara con él, con su tutor. Snape dio media vuelta a su oficina, dejaría la cita con Albus para después de que la impertinente mocosa se animara a hablar con él.

Sin embargo la niña se contuvo de molestarlo, la veía entrar en silencio a su clase, disponer en una mesita para ella sola de su equipo, sus materiales y libros, siempre atenta a sus palabras y un poco más preguntona de lo normal, era obvio que decidió enfocar sus energías al estudio que a la vida social, y en una junta de profesores se confirmaron sus temores.

-Debes hablar con tu hija – la profesora de Astronomía se acercó con un fajo de pergaminos en la mano –no ha fallado una sola tarea desde... desde...- titubeo

-desde que las amigas la mandaron al cuerno- respondió molesto –y dime ¿es un problema que te entregue toda su tarea?-

-si desde que llevo más de tres meses de solo escucharla haciendo preguntas sobre la historia de la guerra – contesto el viejo fantasma del profesor Binns

-¿en verdad habla?- tratando de hacerse el simpático se acercó el profesor de Estudios Muggles Quirrel – temo decir que estamos casi a final de curso y no he tenido el gusto de escucharla hablar-

-¿no será porque aún no toma clases contigo?- Burlona la profesora de vuelo se acercó a Snape tambien con pergaminos en la mano -¿le has hablado de tu rechazo al vuelo?- un gesto de impaciencia por parte de Snape replegó a la profesora –aunque es ligera y graciosa en sus movimientos, definitivamente debe tener los pies en la tierra, te sugiero le pagues clases particulares de vuelo- y sin decir más se alejó del grupo para servirse una taza de té.

-Tal vez necesitas tener una pequeña charla con tu hija después de todo Severus- Albus como siempre se dio a notar de repente, provocando un salto de sorpresa por parte de Quirrel

-ya dejen al pobre de Severus- conciliadora Pomona se acercó tomando el delgado brazo de su antiguo alumno –es obvio que para los dos es difícil la situación, sobre todo por lo que la chiquilla ha pasado – Snape entornó los ojos, lo que menos deseaba era la comprensión de la adorable profesora Sprout

-pensaba llevar al monstruito a casa durante las vacaciones de navidad- por fin se atrevió a abrir la boca –y aprovechar para... tener una charla ... familiar- se atragantó con lo ultimo provocando una sonrisita de aprobación en Albus.

-nadie más que nosotros sabemos por lo que pasaste Severus- Silvanus, el profesor de cuidado de creaturas mágicas intervino –y si ella pasa por lo mismo, no creo que quieras que sufra lo mismo que tu- a Snape se le bloqueo totalmente el cerebro, deseaba pegar un par de gritos a todos los "comprensivos" profesores que expresaban abiertamente que no querían que la niña tuviera una vida como él, pero se impuso el respeto a sus viejos mentores.

-si...yo... voy a hablar con ella, menos tareas, menos estudios, más fiesta- recitó con sarcasmo.

-¡tal vez se animen a acompañarme en mi próxima excursión Severus!- Quirrel de nuevo queriendo hacerse el gracioso.

-Dudo que Wilhemina quiera ser tu niñera- rezongó Snape saliendo del aula de profesores casi echando humo por las orejas.

Severus evitó encontrarse con la pequeña esa tarde, aun rumiaba enojado los comentarios de sus compañeros ¿Qué esperaban de él? Ellos lo habían llevado literalmente al cadalso de la adopción, ellos lo habían propuesto como padre adoptivo de la pequeña serpiente, la pequeña heredera de su amo ¡no podían pedirle ser un alma caritativa de la noche a la mañana!, y cosas por el estilo pasaban por su mente, distrayéndolo y haciendo que sin querer chocara con su pupila precisamente cuando ella volvía de la biblioteca, cargada de libros y caminando rápido, para evitar a los grupos que minutos más tarde se reunirían a cenar en el gran comedor.

-¡oye!- chillo enojada al caer sobre su trasero, no pudo evitar el golpe ya que la cantidad de libros que cargaba le tapaban hasta la cara, cuando se dio cuenta de haber chocado precisamente con su tutor se puso de pie de un salto -¡yo...lo siento profesor! ¡Iba distraída!-

-me imagino- susurró Severus mientras la ayudaba a levantar sus libros -¿no crees que son muchos?- opino mientras colocaba el último en una precaria pirámide en los delgados brazos.

-¡son... para...el...fin...de semana!- respondió haciendo un esfuerzo por llevar sus libros, mantener el equilibrio y poder hablar con su tutor –aunque...- Snape tomó más de la mitad de los libros de un solo golpe aliviándola del peso – ¡gracias!- sonriente se acomodó los libros restantes –como te decía, como ya vienen las vacaciones de invierno, me preparo para no aburrirme-

-¿y se puede saber donde pasarás tus vacaciones?- era obvio que el tema no había sido tocado, Mina guardó silencio por un momento y antes de que pudiera replicar Snape la interrumpió –porque yo planeaba llevarte a casa-

-¿a casa?- intrigada se quedó de pie sin saber que más decir, Severus ya había entrado al dormitorio de la niña que le alcanzó confundida -¿Cuál casa?-

-la mía... la nuestra por supuesto- se corrigió tratando de sonar casual, tan casual como si alguien avisara de que ha envenenado el agua potable –no querrás quedarte encerrada en el colegio-

-¿las vacaciones en tu...en nuestra casa?- los libros quedaron regados en el piso, Wilhemina no podía creerlo, las vacaciones de navidad en casa de su tutor, compartiendo como una familia -¡si!- grito animada lanzándose sobre Snape que acostumbrado a los ya continuos arranques de efusividad de la niña solo la recibió para evitar que ambos cayeran al piso.

Si, las vacaciones familiares perfectas, pensó Severus con ironía.

Wilhemina Snape un cambio en la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora