Capítulo 29: Amigos preocupados

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Maratón 2/4

Me desperté por el sonido de una molestosa alarma que no era la mía. Abrí los ojos los cuales sentía pequeños gracias al llanto.

Sabia donde estaba, mirando el techo blanco de la habitación de Megan, sabia todo lo que había ocurrido y todo lo que tendría que enfrentar hoy.

Un cuerpo se removió a mi lado, soltando quejidos gracias al horrible sonido de la alarma. Voltee mi rostro encontrándome con la cabellera dorada de Megan y su cara aun con sus ojos cerrados, su ceño fruncido y moviéndose en la cama, intentando estirarse perezosamente pero pareciendo una lombriz fuera de la tierra en el intento.

—Que horrible alarma, ¿Ese es el sonido de un gato siento torturado?—Pregunté divertida mientras me levantaba sentándome en el colchón y mi amiga estiraba su mano dando en el botón que apagaba el horrible sonido.

—No lo sé, siempre digo que debo cambiarla pero nunca lo hago—Dijo bostezando y luego copiando mi acción y sentándose, sus ojos haciendo amague de cerrarse y ella luchaba por mantenerlos abiertos.

—Te llevaré a la universidad y luego iré a mi casa por mis cosas—Informe antes de entrar al baño, cepille mis dientes, hice mis necesidades y peine mi cabello. Luego salí del cuarto donde Megan aun estaba sentada en la cama mirando un punto fijo.

—Pensé que querías ayuda—Dijo para luego fruncir el ceño.

—No quiero que faltes por mí—Dije encogiéndome de hombros—Puedo sola, con tal no es mucho, Ross me ayudará.

No dijo nada, ella sabia que era en vano pelear conmigo, pues nunca ganaría.

Se levanto por fin de la cama y entro al baño, supongo a cumplir la misma rutina mañanera que había practicado yo minutos antes.

Para cuando salió del baño, ya yo estaba vestida con un short corte alto gris y un crop top negro con la palabra stop en blanco. La verdad nunca lo entendí, me lo regalo una prima en alguna navidad. Metí mis pies en unas converse negras que le quite prestadas a Megan.

Cuando mi mejor amiga estuvo lista, ambas bajamos al comedor a desayunar, donde sorpresivamente —Al menos para mí—Nos esperaban Lisa y Mario.

—Buenos días—Dije al llegar, sentandome en el asiento libre al lado de Megan.

—Buenos días, niñas—Dijo Lisa cariñosamente. Mientras empezaba a devorar su desayuno puesto que ya estábamos aquí.

—Buen provecho—Habló ahora el señor White. Quien fue respondido con un Gracias de parte de las dos rubias y mío—Espero hayas dormido bien y descansado, Sky.

—Lo hice, señor White—Dije amablemente—Muchas gracias.

—Ya te he dicho que me digas solo Mario, niña—Dijo sonriendo.

—Quería decirles que muchas gracias por dejarme quedar aquí y asegurarles que solo es por un par de días, mientras encuentro algo para rentar—Hablé, soltando las palabras que tenia atascadas en mi garganta desde que llegue.

—No te preocupes, tesoro. Puedes quedarte el tiempo que necesites. Sabes que eres bienvenida y bien recibida aquí siempre—Dijo Lisa, como siempre, con total amabilidad en cada una de sus palabras y regalándome un sonrisa sincera. Me hubiese gustado que mi madre fuera así.

Seguimos comiendo en silencio. Cuando terminamos de comer, nos despedimos, para luego salir directo a mi auto. Necesitaba dejar a Meg en la universidad y pisar el acelerador rumbo a mi casa. A esta hora mis padres no estaba así que no tendría que verlos y eso era algo que agradecía totalmente.

Amor y GuerraDove le storie prendono vita. Scoprilo ora