Cap. 16 No hay forma de que vuelvan con vida

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En la zona superior de la colmena, donde se encontraba el equipo B, la luz llegó minutos después de haberse marchado el equipo A. Los temblores no se volvieron a repetir y las puertas se cerraron simultáneamente dejando todo a la normalidad. Francesca, Harry y Stanly colocaron un pequeño gancho de cabello entre la cerradura de la puerta para evitar que esta se cerrara, tal y como dijo Lourell, y luego esperaron a que se hiciera de noche para salir y averiguar la manera de sacar a todos de ese lugar.

En la sala Magistral, por otro lado, se desenlazaba una reunión más pequeña y, quizás, más personal.

—¿Cómo va todo? —preguntó el hombre encapuchado.
—Muy bien, puedo decir. Mordieron el anzuelo y no dudaron ni por un segundo en salir. Según mis informantes, ya están por cruzar el puente.

Hubo un momento de silencio y una sonrisa satisfactoria se pudo apreciar en aquel rostro que seguía oculto.

—Excelente. Es hora de dar inicio a la primera fase del último proyecto. Ya mis hombres del área exponencial están implementando el dispositivo neurológico que me trajo la doctora Sharly. El cual, según los resultados de este último experimento, debería cumplir perfectamente con el protocolo.
—Así será, ya estamos cada vez más cerca de cambiar y de revolucionar al mundo.
—Ya para mañana todos los entes deberían estar listos para entrar a Utopía.
—Sí, ya toda la isla ha sido evacuada y los viejos entes están siendo evaluados y transportados a Distopía para su última prueba.
—Debo decir que tu idea fue algo impresionante. A mí, por ejemplo, no se me había ocurrido evaluarlos para ver qué sucede cuando se despiertan.
—Gracias. Ver cómo se desenvuelve un expectante es primordial para analizar el funcionamiento de nuestra tecnología, no sé cómo no lo vimos antes.
—Han sido unos cinco años muy largos.
—Y solo nos falta uno para lograrlo.

Las computadoras se encendieron y comenzaron a reproducir vídeos de Utopía desde sus inicios hasta la actualidad.

—Hay algo que no me cuadra —comentó el hombre encapuchado mientras se quitaba la parte superior y dejaba a la vista su rostro.
—¿Qué, John?
—Durante estos últimos dos años no ha habido ningún intento de salvajismo desde el accidente de Marts Partterson.
—Ciertamente, también me ha extrañado eso. Pero no hay nada de qué preocuparse, el hermano de Sebastian ya lleva mucho tiempo enterrado.
—Ese maldito que mató a mi hijo.
—Él solo quería salvar a su hermano.
—Nosotros somos quiénes lo estamos salvando… a él y a toda la humanidad. Nuestra tecnología revolucionará al mundo y lo limpiará de sus pecados. No más muertes, no más sufrimiento, no más superioridad; todos seremos iguales y seremos tan perfectos como su Dios.
—Así es, cada vez falta menos para ver a nuestra sociedad renacer.

Ambos tomaron un respiro y luego continuaron.

—Quiero que Sebastian sea eliminado cuando todo esto se acabe. La muerte de mi hijo no será en vano y si no hice nada antes fue por no arruinar el experimento.
—No te preocupes, no hay forma de que vuelvan con vida.

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