Capítulo 26: Como si nada.

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Me desperté por el calor que había. Con los ojos aun entrecerrados del sueño, pude ver que aun estaba en la habitación donde los imbéciles de nuestros amigos nos habían dejado encerrados.


Me removí incomoda en los brazos de Dylan. Me tenia fuertemente abrazada, casi dejándome imposible moverme.


Escuche sus quejidos por mi forcejeo con sus brazos y piernas, que estaba enredadas con las mías como si se tratara de los audífonos en mi bolso. Se removió incomodo de nuevo, pero aun dormido me soltó y se volteo dándome la espalda para seguir durmiendo.


Solté un bufido y con toda la pereza del planeta entero, me levante caminando lentamente mientras bostezaba en dirección al baño. Cuando pase por la puerta de salida, probé suerte, intentando abrirla pero aun nos tenían encerrados. Espero que esos imbéciles se levanten temprano y se les dé la gana de sacarnos de aquí, tenía hambre. Y ninguno de ellos quería conocer a una Sky molesta y hambrienta.


Entre al baño y maldeci al darme cuenta que mi cepillo dental y mis cosas personales están en el cuarto que compartía con Megan. Rubia traidora esa.


Lo único que logro hacer es mis necesidades, la número uno, para ser más específicos. Peino mi cabello con mis dedos y enjuago mi boca con crema dental para quitar la horrible sensación y aliento mañanero. Apenas salga, correré directo a cepillarme.


Salí del cuarto luego de guiñarle el ojo a la Sky que veo en el espejo. Esta mañana estoy lo suficientemente feliz como para dedicarme una sonrisa que no venga cargada de lastima y ojos suplicantes.


Dylan aun duerme tranquilo en la cama, en la misma posición en la que lo deje antes de entrar al baño. Tampoco es como si hubiese pasado mucho tiempo, pero el chico no se ha movido.


Tiene la boca entrecerrada, y se ve tan malditamente angelical y lindo que es casi imposible creer el demonio insoportable que es cuando está despierto.


Con lo de anoche, su actitud, sus abrazos y sus pequeños besos en la frente que me hacían sentir especial. Y viendo ahorita dormir tan tranquilo y sereno, me doy cuenta de algo...


Dylan Maslow es el jodido chico perfecto.


Lástima que venga con una mente y actitud de chico malo y mujeriego que no sabe hacer mas nada que tener sexo y ya.


Suspiro para luego tomar mi teléfono de la mesita de noche donde lo había dejado Dylan. Lo enciendo con la intención de llamar a la rubia y gritarle hasta que se quede sorda. Aunque mejor, le digo que me saque y los gritos los dejo para que sean en persona, mucho mejor, más efectivos y no se podrá librar de mi simplemente trancando el teléfono.


Marco su número y la molesta voz de la operadora después de tres repicadas me manda al buzón de mensajes. Tranco la llamada porque no quiero dejarle ningún maldito mensaje que se que no oirá.


Vuelvo a intentar y esta vez me contesta al segundo repique.


Amor y GuerraUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum