VEINTIDOS

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Una guerra de miradas se forma entre Dragóne y Peter hasta que el decide abandonarla y posar sus ojos azules en mí.

― ¿Quién eres tú? ―cuestiona, abro mi boca para responder, pero soy interrumpida por Paulo.

―No te interesa, largo de aquí Peter o serás tú el que terminara en una cama. ―gruñe y el hombre ríe.

―Necesito hablar contigo.

―Ahora no.

―Maddie, ven conmigo. ―interfiere Nadia y me arrastra dentro de la habitación. Le miro ciertamente molesta porque quiero saber que sucede.

― ¿Quién es él?

Nadia en respuesta rueda los ojos y me ignora por completo así que decido no insistir más. Ni siquiera logro escuchar algo de afuera. Rendida, reviso mi teléfono, viendo que tengo un mensaje de Kael avisándome que ya está en la ciudad, respondo que nos veremos pronto y luego lo vuelvo a guardar en mi bolso. Pocos minutos después Dragóne entra a la habitación, parece demasiado molesto.

―Toma tu bolso, te llevare a casa. ―dice mirándome sin darme siquiera la oportunidad de reaccionar ante su actitud. ―Nadia, no tardare.

Y seguidamente al ver que no he tomado mi bolso, lo hace por mí y me arrastra afuera. Me quejo ante su fuerte agarre, pero él lo ignora.

―Suéltame. ―gruño molesta, y lo hace una vez que estamos fuera del hospital. ―Tomare un taxi, no quiero ir contigo.

―Madelaine, entra al auto. ―ordena y en respuesta comienzo a reír con ironía.

― ¿Quién eres tú para darme ordenes?

― ¡¿Puedes escucharme por una puta vez en tu vida?! ―por primera vez me grita tan fuerte que quedo atónita, las personas voltean a mirarnos y ni siquiera sé que responder ante su grito. Resopla frotándose el entrecejo antes de volver a mirarme. ―Entra, te llevare a casa.

―No sé quién mierda es Peter, pero veo que te produce un pésimo humor, peor del que ya tienes. No te permito que me grites de ninguna manera porque no soy nada tuyo y no me iré contigo, tomare un taxi, es mi decisión. ―ni sé de donde saco las fuerzas para responderle.

― ¿Por qué mierda vas a tomar un taxi cuando yo te puedo llevar?

― ¡Porque quiero que me dejes en paz!

―Vale, como quieras. ―suelta y seguidamente me pasa por el lado para entrar al hospital. Pero por alguna razón, sé que esto no termina aquí.

~~~

Los días pasan y por más extraño que sea, no tengo noticias de Dragóne lo cual es demasiado bueno. Suspiro mirando a mi computadora, estas dos semanas me he enfocado en escribir lo que me ha pasado, no es como si fuese a publicarlo, simplemente es una buena manera de desahogarme.

He visto a Kael y me ha contado acerca de su nueva novia, parece que todos están encontrando la felicidad a excepción de mí, que cada día que pasa, me siento más destruida. La boda de Ethan se acerca, y no tengo a una cita a la cual llevar, debo soportar todas esas estúpidas críticas. Cierro la laptop y miro a mis pastillas para la depresión, he logrado hacer que mi psicólogo me diera un récipe y aunque sé que no es lo más saludable, ayudan.

Luego de tomarlas, me siento en mi sofá y enciendo el televisor para ver por segunda vez el último episodio de Game Of Thrones. ¿Cómo es posible que Jon este muerto?

El timbre de mi casa suena, frunzo mi ceño ya que no espero a nadie y me dirijo para abrir sin siquiera ver, abro la puerta y de pronto me siento mareada debido a las pastillas, detesto los efectos secundarios. Cierro mis ojos como un vampiro para evitar la luz y al abrirlos me encuentro con los ojos que más temo, mirándome fijamente. De inmediato actúo y voy a cerrar la puerta, pero él lo impide.

DRAGÓNE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora