Cincuenta y cuatro

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Todos deseábamos que despertaras después de 24 horas, pero eso, desgraciadamente no sucedió.

Era terrible saber que no abrías los ojos, verte en esa cama me partía el alma.

Para mi tus ojos eran los más bellos del universo, siempre lo habían sido aunque creo que nunca te lo dije. Anhelaba verlos, porque te quería ver bien y porque tenían el don de alegrar mi vida.

Afuera del hospital la vida seguía, el ajetreo estaba por todos lados, todos seguían con su vida y yo me sentía lejana a todo eso, porque lo único que deseaba era que abrieras los ojos y me miraras.


** Agradezco sus lecturas, votos y comentarios. Le dan sentido a mi pasión por contar historias. Ahora sí unos cuantos (pocos) capítulos nos separan del final.

Santi, te extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora