Capitulo 28

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Antes de sacar los auriculares de mis orejas, consigo averiguar que Erika es quien está detrás de la excarcelación del padre de César. La muy idiota se lo está contando a Manuel. Al parecer, está moviendo todos los hilos y ha pagado una buena cantidad de dinero para que ese malnacido salga de la cárcel. Estoy seguro de saber cuál es su intención: quiere que mi amigo vuelva a refugiarse en ella.

Paso la noche en la puerta del hotel. No me fío. Veo a Erika salir muy temprano con varias maletas. La sigo hasta el aeropuerto y compruebo que toma un avión, dirección a Alemania. Es todo muy extraño. Decido que es el momento de avisar a mi amigo y conduzco hasta el hospital, conecto el manos libres y le llamo.

—César, he descubierto algo. Tenemos que hablar.

—¿Has descubierto quién es el traidor? —pregunta, inquieto.

—Estoy casi seguro —digo serio—. Tenemos que vernos, no quiero mantener esta conversación por teléfono. No me fío de nada —es posible que hayan pinchado su teléfono para tenerle más controlado.

—¿Vienes?

—Sí, estoy cerca.

—Sube a la planta de Natalia —me dice—. Dame un toque cuando estés y salgo a tu encuentro.

—De acuerdo —cuelgo.

Nada más estacionar le llamo, pero comunica. Está hablando con alguien. Decido subir a la habitación. Cuando las puertas del ascensor se abren no puedo creer lo que veo. Manuel está justo enfrente. Tiene la cara totalmente ensangrentada. Rápidamente me hago una idea de lo que ha pasado. Solo espero que no haya conseguido llevar a cabo su plan y toda esa sangre sea suya. Con un ágil movimiento, golpeo su nariz y cae de espaldas. Una vez en el suelo le inmovilizo y trato de arrastrarle hasta la habitación de Natalia. Se resiste y tengo que golpearle varias veces más. Necesito saber que la chica y César están bien y no quiero que escape. Es posible que vaya tras Erika. Cuando llego hasta el pasillo, mi estómago se hace un nudo al ver la escena. César está reanimando a Natalia con un respirador manual, y varias enfermeras empujan la cama junto a él para meterla en otra habitación.

—¡Hijo de puta! —me temo lo peor y le lanzo contra el suelo. Pataleo sin piedad su cuerpo. Quiero hacerle daño y me cuesta contenerme. Cuando por fin me desahogo lo suficiente como para recuperar el control llevo a Manuel hasta la nueva habitación. Estoy realmente preocupado por la chica. Respiro aliviado cuando veo que todo está en orden. César me cuenta que salió un momento de la habitación por una llamada de Erika y al volver le sorprendió cortando el cable del respirador. Por suerte, pudo enmendarlo a tiempo.

Le cuento todo lo que he descubierto hasta ahora. Siente rabia al saber que Erika es quien está detrás de la excarcelación de su padre y que, por ella, Manuel ha intentado matar a Natalia. Me pide que haga todo lo posible por encontrarla y que no descanse hasta que reciba su castigo. Le garantizo que así será y me marcho.

Entrego a Manuel a las autoridades junto con las pruebas que lo incriminan. Paso horas esperando a que testifique. Cuando por fin acaba, me aseguran que no saldrá en una buena temporada. Les informo del paradero de Erika antes de marcharme. Estoy seguro de que con todos esos datos no tardarán en encontrarla.

Cuando salgo por la puerta inspiro profundamente. Me siento satisfecho con lo que he conseguido. Lástima que me equivocara con Laura. Suelo tener un buen olfato para este tipo de cosas, pero no sé qué me pasó con ella. Creo que inconscientemente he estado buscando pistas que la imputaran por el simple hecho de estar cerca de ella sin sentir remordimientos. Mi propio cerebro me ha boicoteado. Siento tantas cosas hacia Laura... A veces tengo momentos de debilidad. En otras circunstancias, incluso me hubiera dado igual que estuviera embarazada. Estoy seguro de que habría sido capaz de querer a su hijo como si fuera mío, siempre que ella hubiera aceptado estar a mi lado. Pero por desgracia no será así.

El tormento de Álex - (GRATIS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora