Capítulo 1.

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Eunwoo lucía tranquilo sentado en la blanca arena que lo rodeaba por todos lados, contemplando la tenue luz del sol que lentamente iba desapareciendo en el horizonte. Un ruido lejano hizo que despertara de sus pensamientos, a lo lejos había un pequeño grupo de amigos, algo lo hizo fijarse mejor en este, estaba él; Moonbin, ese chico que le había echo clases de historia el año anterior; eso le hizo sonreir de manera amplia, no sabía el porque, pero siempre que lo veía una sonrisa aparecía en su rostro, sin poder evitarlo. Alguien lo abrazó por detrás haciendo que el chico diera un pequeño salto, era un chico dos años menor que él al cual daba clases de matemáticas para ganar un poco de dinero; el pequeño chico de un pelo rojo cobre, se puso delante de él y lo abrazó, al cual Eunwoo no pudo evitar corresponder, él apreciaba mucho a ese chico.

-Que haces aquí tu solo Sanha?-preguntó sin borrar aún la sonrisa de su rostro.

-Paseaba por aquí, acabo de dejar a una amiga en su casa y te vi aquí enbobado, mirando a quien tu y yo sabemos, eh~-dijo el más pequeño deshaciendo el abrazo dejando ver una gran sonrisa.

-Yah~Sanha no digas chorradas!-notó sus mejillas ponerse de un tono muy rojo, cosa que no pudo evitar al escuchar las palabras del menor.

En verdad el chico más pequeño tenía razón, Moonbin era el típico chico de sonrisa contagiosa, algo más alto que Eunwoo, con 

un pelo oscuro y liso, que tapaba levemente uno de sus ojos, del cual Eunwoo podía estarse enamorando poco a poco. Pero nunca había pensado en decirselo, o comentarle los sentimientos y sensaciones que tenía hacia él; pues él nunca pensó que un tipo como Moonbin podría enamorarse de alguien como él. 

Poco a poco empezaba a anochecer, un viento algo frío empezaba a pasear por las pequeñas calles de la ciudad y Sanha y Eunwoo empezarón su camino hacia casa. Una vez llegaron a casa de Sanha se despidieron, pero cuando Eunwoo se decidió a seguir el rumbo hacia su casa una voz algo conocida hizo que se detuviera y volteara; pero se congeló al ver quien era.

-Hey Eunwoo, que haces a estas horas en manga corta, hace mucho frío!-dijo ese chico de pelo largo abrazandolo.

-Ho...hola Moonbin hyung... nose la verdad esque cuando salí de casa hacía calor y no pensé en la chaqueta...-dijo correspondiendo al abrazo.

Al notar el abrazó un escalofrío recorrió todo su cuerpo, pero ha decir verdad, se sentía genial en los robustos brazos del chico.

-ANda ten, no vayas a enfermar-el chico se sacó la chaqueta y se la puso a Eunwoo-Ya estoy apunto de llegar a casa y no la necesito.

-Muchas gracias.

Poco a poco los dos chicos fueron camino a sus casas de nuevo, llegando a casa de Moonbin.

-Quedatela, ya me la daras mañana o cuando quieras enano~-dijo el mayor dejando un pequeño beso en la frente del más pequeño, y entró a su casa.

Eunwoo se quedó petrificado después de la acción del chico. No podía reaccionar, sus piernas no querían hacerle caso, estaba muy sorprendido y no entendía lo que acababa de pasar, pasó un rato y porfín sus piernas decidieron responder y pudo retomar su camino ha casa. Una vez allí dejó sus cosas en su cuarto y se cambió, dejando la chaqueta del chico en el respaldo de su silla. Se puso su pijama de conejito que le ragalaron sus padres hacía un par de años y fue hacia la cocina para preparar la cena; mientras esta se preparaba preparó la mesa, dejando los libros de estudio encima de la mesa; tenía muy claro que para él no existía la televisión ya que por las mañanas asistía a clases y después por la tarde hasta la noche-madrugada trabajaba en un bar. Sus padres había tenido que irse al extrangero por el trabajo de su padre, por lo tanto tenía que cuidarse el solo, cosa que no era tan fácil a la temprana edad a la que este se encontraba. Al acabar de cenar se puso manos a la obra con los estudios con la mala suerte que no pudo evitar quedarse dormido.

Could you be my hero?Where stories live. Discover now