La Tierra De Las Sonrisas

Previo

Índice decontenido

Prólogo 9

Introducción 13

Desaparición 15

Cambio 18

El Amor 22

El Comienzo 33

La Soledad 37

El Desafío 41

Decepción 47

Rechazo 50

Ambigüedad 54

Reveses 68

Shock 74

Encontrarme a mímismo 85

Seguir adelante 94

Irracional 100

Nuevo Rumbo 108

Esperanza 114

La confesión 124

El Viaje 129

Despertar 133

Abordar 139

Epílogo 143

Sobre el autor 147

Introducción

«Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.»

-Agatha Christie

No sabía si sería capaz de hacerlo, pero al final lo hice. Cuando tomé la decisión y compré los billetes para Bangkok, me di cuenta de lo aterrorizado que estaba de afrontar ese cambio. ¿De verdad iba a irme a vivir a Tailandia? ¿En serio quería irme tan lejos? ¿Iba a poder convivir con una cultura tan distinta a la occidental? Todas estas dudas estaban ahí, pero sin embargo, las preguntas que estaban más presentes eran las del tipo práctico y de corto plazo, como: ¿Podré entrar al país sin un billete de vuelta? ¿Me concederán el visado a la llegada? ¿Es una oferta de trabajo seria la que he recibido?

Me llamo Erik y creo que no tengo nada que perder por intentarlo. He decidido irme lejos, muy lejos, donde quizá pueda hacer realidad mis sueños. De momento tengo que abandonar todo lo que me queda para irme a vivir a «La Tierra De Las Sonrisas». Bueno, quizá no todo. Pero ya perdí mi trabajo estable, mi pareja estable y mi casa estable. Ahora debo dejar a mi familia y a mi adorable perro. Sí, lo poco que tengo se quedará en Barcelona, mientras yo parto a la aventura en busca de algo que me ayude a construir una vida mejor. Suena muy arriesgado. En realidad lo es.

Estaba buscando una oferta de trabajo en Tailandia antes de irme allí. Pero ese no era el único camino. Podría haber comprado el billete de avión y haber ido a Bangkok a buscar casa y trabajo. En un primer momento podría haber empezado como «turista», visitando el lugar hasta encontrar una oportunidad profesional. Aún así, no quería tomar lo que yo consideraba un riesgo adicional: irme sin ni siquiera tener una oferta de trabajo en firme. Por ello esperé algo de tiempo hasta que surgió esa oportunidad.

Afortunadamente, no tuve que esperar mucho tiempo hasta que realicé algunas entrevistas y apareció una agencia que contrataba profesores. Su representante me hizo una oferta que parecía seria. Consistía en trabajar en una escuela de secundaria de Samut Sakhorn, una pequeña ciudad a una hora aproximadamente de Bangkok, o como también la llaman, «La Ciudad de los Ángeles».

La emoción me embriagó por la aventura. Supuse que sería un desafío, pero no me imaginé que me fueran a ocurrir tantas cosas.

Desaparición