Capítulo 37.

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[VALERIA]

Llegamos a la Universidad de Toronto una semana antes de que empezaran las clases.

- Bueno, ya estamos aquí. - dijo Caitlin cuando terminamos de bajar todas las maletas del Jeep. Nuestras madres, Eli y Christian nos habían acompañado hasta allí.

Llegamos a la recepción, dijimos nuestros nombres y nos dieron un plano, un horario, un bono mensual para las comidas y la llave de nuestra habitación.

Estábamos nerviosísimas por saber como era. Entramos en la habitación mientras nuestras familias se tomaban algo en la cafetería de la universidad y salimos tres horas después.

Por suerte para nosotras, todas las paredes y muebles eran de color blanco. La habitación era enorme: en la primera pared que se veía al entrar había una mesa enorme de lado a lado de la habitación, con dos sillas y dos estanterías de tres baldas a cada lado de la ventana en las que ya habíamos puesto todos nuestros libros. En la pared de la derecha había dos armarios de madera blanca hasta los topes de ropa de otoño e invierno y una puerta que daba al baño, el cual tenía una ducha bastante grande, y además de lo necesario, también había un lavabo doble, un enorme espejo y un montón de armarios que ya habíamos llenado de champús, geles, cremas y maquillaje. Después estaba la zona más importante de la habitación: la de las camas. En esta zona se encontraban nuestras dos camas - que eran individuales pero bastante grandes - separadas por dos mesillas. Habíamos comprado las mismas fundas nórdicas blancas con pequeñas rayas grises a juego para las dos camas, y cojines también iguales, un par grises y otros rosas. Y en las mesillas ya teníamos todo lo importante: marcos de fotos y cosas que siempre había que tener a mano como llaves, cargadores, los bonos del comedor, etc... Además habíamos puesto un par de cuadros y unas luces sobre ambas camas.

Había quedado una habitación preciosa.


Aquella semana la utilizamos para recorrernos la universidad, buscar nuestras clases y conocer a los pocos adelantados que habían llegado ya al campus. También nos sirvió para conocer el vecindario, que a pesar de estar bastante lejos del centro de la ciudad, estaba lleno de bares y tiendas.

- ¡Hola! - nos dijo un chico rubio un día mientras cenábamos en el comedor - Perdonad...

Tenía un acento que me resultaba familiar.

- ¿Eres español? - le pregunté en mi idioma.

- ¡Sí! ¡Ah, menos mal, ya pensaba que me iba a dejar la vida para entenderme con alguien! - exclamó riendo.

Le expliqué lo que estaba pasando a Cat, que se había quedado embobada mirando a aquel chico, y después le invité a sentarse con nosotras. Seguimos hablando en inglés para que mi amiga, ahí la enamorada, se enterara de la conversación.

- Mi nombre es Raúl. - me dijo dándome dos besos - Gracias por dejar que me siente aquí con vosotras.

- No es nada. - le dije sonriendo - Yo soy Valeria, y ella es mi amiga Caitlin.

- Encantada. - dijo ella sonriendo.

- Me suenas mucho. - me dijo Raúl - ¿Eres la novia de Justin Bieber, verdad?

- Exacto. - dije riendo - Ya tardaba alguien en reconocerme.


Seguimos hablando durante toda la comida.

Raúl venía desde Barcelona y estaba de Erasmus, por lo que solo estaría un año en Canadá. Aunque seguro que Caitlin no necesitaba tanto tiempo. - pensé riendo. Además estaba dos habitaciones más allá en nuestro mismo pasillo.

- Cierra la boca. - le susurré a mi amiga - Se te va a caer la baba.



Nunca digas nunca. Historia de una Belieber.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora