24. Nostalgia.

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Cuando llegué a casa tiré el abrigo en el sofá del salón, cogí un cojín y grité a pleno pulmón mientras mi voz se ahogaba en él. Había mantenido el tipo hasta llegar a casa, pero ya no lo aguantaba más y necesitaba gritar.

Grité otra vez y otra contra el cojín intentando desahogarme, pero no lo conseguía. Me dolía todo. Me dolía el cuerpo y me dolía el corazón. Me dolía haber escuchado a Luke confesar que había hecho cosas con Koral. Y dolía que pensara que me lo iba a tomar mejor.

¿¡Cómo narices me iba a tomar mejor algo así?! Suficiente que marché de su apartamento con la cabeza bien alta y no le di una patada en los huevos.

Grité una vez más contra el cojín con rabia y después lo tiré a la pared, dando a un cuadro que quedó torcido.

-¿Qué te ha hecho el pobre cojín? - Escuché la voz de mi padre, y me giré para verlo entrar al salón. 

-Nada. - Mascullé, mientras él se sentaba a mi lado.

-¿Qué te ocurre? - Preguntó tranquilamente, y me acarició el pelo suavemente. - ¿Te pasó algo con  Grace o Ashton? ¿Es algo de la niña? - Yo negué con la cabeza. - ¿Entonces?

-Es Luke. 

-¿Qué te ha hecho ese chico para que estés así? - Frunció el ceño mi padre y me miró con intriga. - ¿Tan malo es para que vengas y tires cojines por la casa?

Miré a mi padre y vi en sus ojos preocupación. No sabía si contarle que Luke me había sido infiel un día mientras estaba borracho, de fiesta, mientras yo descansaba en casa. Y bien, estaba segura de que no se lo iba a tomar. Lo miraba y lo veía más mayor que nunca, con arrugas en las que nunca me había fijado y canas que no sabía que habían estado ahí antes. ¿Merecía la pena preocuparlo? ¿Merecía la pena disgustarle con la noticia de que el padre de su nieto había hecho semejante gilipollez? 

-Nada importante. Es una estupidez, pero se me juntó con el dolor de espalda y... Ya sabes lo irritable que estoy últimamente. - Sonreí un poco y le cogí una mano. - ¿Tú qué tal estás?

-¡Como nunca! - Sonrió ampliamente y se levantó del sofá. - Ahora mismo me llamó tu madre, al parecer hoy no vendrá a cenar por el trabajo. ¿Te apetece que salgamos a algún lado? Sólo si quieres, entiendo que estés cansada.

-No, no. Me apetece. - Me levanté junto a él y sentí un pinchazo en la zona de los riñones, lo que me llevó a hacer una mueca. 

-¿Estás segura? Si quieres podemos pedir algo a domicilio.

-No, necesito dar una vuelta. Llevo meses estando o en casa o en casa de alguien salvo por cuatro días contados y las visitas al ginecólogo. Necesito esto.

-Pues vamos a tu restaurante favorito, el que está ambientado en los 50'. ¿Qué te parece? Está aquí al lado.

-Perfecto. Iré a ducharme y prepararme. - Sonreí y le di un beso en la mejilla. - Gracias papá.

-¿Gracias por qué?

-No sé. Ataques de amor de embarazas. - Me encogí de hombros y salí del salón.

No tardé en prepararme y salir de casa con mi padre, y mucho menos en llegar al restaurante. Me sentí bien al tener unos momentos a solas con él, en los que hablar y reír de vez en cuando. Por un instante llegué a sentir que era la Danielle de hacía unos años cuya única preocupación era si la aceptarían en la universidad. No estaba Luke, no había bebé, solo estaba yo y mis dos amigos, estaba yo y mis padres. Mi padre no enfermo. Estaba Brooke. 

Esa noche me fui a la cama un mal sabor de boca. Mi mente viajó hasta dar con la cantidad de desgracias que había vivido en poco tiempo. Tal vez mi vida se había torcido desde el momento en el que tuve a Brooke a mi lado. Con ella nada podía salir mal, sin ella todo eran altibajos. Y sí; la había superado hacía ya tiempo gracias a mis amigos y mis padres.  Pero mi fracaso en los estudios, el estado de papá, mi propio estado y la confesión de Luke, todo junto, había hecho que me sintiera más perdida en la vida que nunca. No sabía si confiar en Luke: Porque sí, sé que estaba borracho, él sobrio no abría hecho nada semejante, ¿pero y si se volvía a emborrachar y yo no estaba ahí para vigilarlo? ¿Y cómo se había atrevido hacer eso y decírmelo? Bueno, la verdad, prefería que me lo hubiera dicho y saberlo. Pero me dolía que fuera él que insistiera en quedarse con el bebé y luego ¡Zaas! 

-Es gilipollas. - Murmuré encogiéndome en la cama bajo las sábanas, y me giré. Vi como entraba un pequeño destello de la calle por la ventana. La ventana que me había abierto a Luke. - Realmente gilipollas.

Y cerré los ojos para dar paso a una pesadilla que se prolongó toda la noche. 


-o-

#PrayForDani

#TodosConDani

Amo vuestros comentarios, me hicisteis el día cuando me desperté hoy (porque sí, ayer me puse a escribir y subir el capítulo a las 3 a.m.) y vi vuestras opiniones. Y bueno, os amo a vosotras.

Gracias por seguir la novela tan fielmente, y gracias por todos los comentarios positivos. Os quiero :D

Ahora si me permiten me voy al cine a ver Leal *mirada cómplice* 

After Midnight  « 5sos»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora