Capítulo 24: Atorados

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Elsa

Día 4 de 7: extrañamos la civilización. Vivir aquí en el Bosque de los Cien Acres es espantoso. La comida es terrible. Hace frío, y descubrí que un tipo raro nos espiaba por la ventana mientras dormíamos.

El día de hoy, nos encontramos en medio de la zona de juegos del campamento, cansados, y fastidiados.

-¡Chicos! ¡Hora de más lanzamiento de pelotas!-Dice Marissa alegremente.

-¡No! ¡Piedad!-Exclama Ping desde el suelo.

-¿Qué tiene de malo lanzar pelotas, Cuatro Ojos?-Pregunta Marissa con sonrisa de Jeff the Killer.

-Que ni siquiera tienen pelotas. Nos hicieron lanzar a Hiro, Alice y Hiccup-Dice Jack señalando a los tres chicos, que están llenos de pasto, barro y raspones.

-Y lo peor, es que ni siquiera tienen la puntería suficiente para lanzarnos al colchón-Se queja Hiro.

-¡Deja de quejarte, Bruce Lee versión bolsillo! ¡Vamos! ¡Hay que divertirnos!-Exclama Marissa arrastrando a Alice por un pie.

-Preferiría vivir un año en Silent Hill que seguir un día más en este campamento-Susurra Eugene.

-¿No podemos al menos descansar?-Pregunto, tirándome al suelo.

-Por supuesto que no, Pequeña Canosa-Me dice Marissa. ¿Por qué esta mujer ama ponernos apodos?

-Debe haber algo menos peligroso que hacer-Dice Alice mientras la arrastran.

-Si quieren pueden hacer canotaje-Dice Marissa soltando la pierna de Alice, que azota contra el suelo.

-¡Sí-Exclamo yo. A lo mejor y podemos remar hasta algún lugar decente, lejos de esta mujer y sus métodos de tortura.

-Okey, amados campistas, vamos al lago-Dice Marissa con alegría, y nosotros la seguimos.

Subimos a las canoas por parejas. Yo con Jack, Anna con Kristoff, Eugene con Rapunzel, Shang con Mulán, y así. Ping se va solito como perro, porque Maggie, aparte de no ser parte de la fraternidad, se fue a París con sus amigas. Seguramente ahorita está comiendo croissants o crepas paseándose por la Torre Eiffel, mientras nosotros seguimos cantando en las noches "Mañana" de Anita la Huerfanita, alrededor de una fogata. Christa, por su parte, huyó en dirección al bosque, y probablemente ahorita se encuentre escondida bajo un arbusto.

Subimos a la canoa y Marissa nos empuja al agua. Quedamos muy lejos de la orilla.

-¡Disfruten el paseo chicos!-Dice Marissa, y se regresa al campo de juegos. Tomo un remo y lo meto al agua. Comienzo a buscar el otro, y ¡sorpresa! No hay remo.

-Ay no. ¡Jack! ¡No hay remo!-Exclamo.

-No puede ser. ¡Elsa! ¡Haz algo!-Exclama él frenético.

-¿Y qué hago? ¿Pedirle un remo a mi hada madrina?-Pregunto.

-¡No! ¡Haz algo en serio!-Exclama.

-¿Qué? ¿Quieres que nade hasta la orilla por otro remo? ¡Eso te toca a ti como novio!-Le digo ¿Están de acuerdo en que es deber del hombre arriesgarse por su novia?

-Mis deberes de novio tienen limitaciones princesa-Me dice.

-Chillón. ¿Qué es lo peor que puede pasar?-Pregunto yo, y Jack señala un letrero junto al lago:

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