Capítulo 41

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Stefan's POV

Tomo su camiseta con ambas manos y lo estampo con fuerza contra pared, tratando de contener mis ganas de golpear su rostro con fuerza.

— ¡Eres un imbécil! —grito tan fuerte que siento mi garganta doler.

Y aunque su expresión es de cansancio, culpa y dolor, no impide las ganas que tengo de romper sus huesos uno por uno.

— ¿Cómo has podido permitirlo? —exclamo golpeando su cuerpo una vez más contra la pared. Hace una mueca y cierra los ojos fuertemente

Dave interrumpe sentado en el ring—. Stefan, no creo que haciendo eso puedas solucionar algo.

— No podré arreglar nada, como él ¡que siendo su hermano no se esmeró en protegerla! —exclamo soltándolo de golpe y dejando de caiga al suelo, en peso muerto.

— No podía hacer nada —dice a duras penas, sobando su cuello. Bufo audible y de un salto subo de nuevo al ring.

— ¿Que se traen los dos con esa frase? —murmuro comenzando a golpear el saco en mi frente.

Tengo que eliminar la sed de venganza que corre por mis venas si no quiero empeorar las cosa, si no quiero matar a golpes a todos aquellos que no ayudaron a mi muñeca ¡Por Dios! Estoy luchando para no golpearme a mí mismo por abandonarla también.

— Debes tranquilizarte y pensar con la cabeza fría —dice Dave a mi lado. Suspiro evitando soltar un golpe en su rostro.

— No podía hacer nada más que ayudarla a recuperarse luego de cada turno que le tocaba porque sé que si Eline se enteraba que sabía lo que sucedía, atentaría con Char —se explica Alek, parándose firmemente a lado de Dave.

— Aún creo que podrías haberla protegido más, mucho más —hablo agitado, sin dejar de golpear la bolsa.

— Y yo creo que tú podrías haberla apoyado más, en lugar de haberla abandonado —reclama, me detengo en seco.

Dejo mi cabeza caer hacia abajo respirando entrecortado. Sé que tiene la maldita razón y que jamás tendría que haberla dejado salir por esa puerta.

— Para ella, los demás están delante de todo, incluso de ella misma. No dejes que su inseguridad aumente, no la dejes sola.

— No hables como si yo no la conociera en absoluto —respondo bruscamente a mi cuñado.

— Pues, pareciera que no la conoces.

Gruño y me giro para enfrentarlo pero una fuerte mano me empuja—. Ésta vez estoy de su lado, fuiste cobarde bestia.

Le frunzo el ceño a Dave y camino lejos para de un salto, bajar de ring. Camino a paso rápido hacia los cambiadores, cierro de un golpe la puerta y me deslizo hasta abajo escondiendo la cabeza entre mis manos, mientras respiro agitado.

Soy un pésimo novio, no pude contenerla, no pude protegerla, no pude mantenerme a su lado cuando las cosas se volvían feas. Me tomó de sorpresa la verdad que escondía, aun cuando ya lo sospechaba levemente. Mi hermosa chica valiente me necesitaba y yo no fui capaz de estar con ella. He querido tanto protegerla de todos y fui yo quien terminó hiriéndola.

Tomo mi bolso de entrenamiento y saco de uno de los bolsillos, mi teléfono. Marco el número de Charlie, mientras seco el sudor de mi frente.

¡Hola! Soy ya sabes quién soy, al parecer no estoy pero puedes dejar tú ya sabes qué y ya sabes cuándo. ¡Bye bye!

Sonrío al escuchar su voz divertida y burlona, y mi sonrisa aumenta cuando escucho su risa al final del mensaje. Tiene una hermosa risa.

Nadie nunca va a entender lo que produce ella en mí, la manera en la que su sonrisa me descoloca y su risa... es el sonido más precioso para mí.

Mi Dulce Destrucción |  Próximamente En Físico Donde viven las historias. Descúbrelo ahora