Capítulo 8

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Jazmín no pudo contestar, la voz se le quedo atrapada al notar que no eran los hombres de su padre.

—¿le hicieron daño? —Jazmín jadeo cuando vi el cuerpo de su captor en un charco de sangre —no mire.

—¿Dónde está mi nana? —lloriqueo ella dejándose abrazar —ellos se la llevaron... y yo... yo tengo miedo...

Cuando la vio llorando algo dentro de él se removió, literalmente. Tomó su barbilla con suavidad y nivelo sus miradas.

—no vimos a nadie más que tu —ella trato de bajar la mirada pero él se lo impidió —pero la buscare —le dijo bajito solo para que ella lo oyera —¿Quién eres?

Ella dudo un momento, pero algo en sus ojos le dijo que le no sería peligroso para ella.

—Jazmín.

Solo fue oír su nombre para salir del trance en que su belleza lo tenía cautivo.

—le prometo Lady que buscare a su nana, —Jazmín pudo notar el cambio en el y sabía que era por quien era ella —pero no le prometo traerla a salvo.

Él la soltó poniendo la mayor distancia posible.

—no lo hagas —ello lo tomó de la mano antes que él se alejara demasiado de ella —no me trates así.

—¿así como?

—como lo estás haciendo, como lo hacen todos después de saber quién soy.

—¿Cómo espera que la trate?

—como a una persona normal.

—pero hermosa, no eres una persona normal —dijo él con sorna —eres una Lady y como una serás tratada.

Con una enorme sonrisa la tomo en brazos sorprendiéndola y silbo, un enorme caballo gris apareció como de la nada y se detuvo junto a él. La subió en el caballo y subió tras ella rodeándola en sus brazos.

—ahora mi Lady —le dijo al oído —te acercare a tu camino.

Le dio órdenes a sus hombres y salió trotando de ahí.

—¿cree en verdad que ellos la encuentren?

—confió en mis hombres con mi vida, Lady.

—deja de llamarme así, por favor.

—¿Lady? —ella asintió y el resoplo una sonrisa —¿Cómo te llamo entonces?

—llámame Jazmín, simplemente Jazmín —ella lo miro sobre su hombro y rió —¿Cómo debo llamarte a ti?

Ella vio la duda en su mirada. Y siguieron cabalgando en absoluto silencio.

—no sé si sea bueno que sepas mi nombre —le dijo al fin —sería muy peligroso.

—¿para ti?

—no para mi, para ti.

Sin saber porque él la llevo hacia un campo de flores.

—qué hermoso —se emociono ella —no recuerdo estas flores en el camino.

—es que estamos un poco desviados del camino —confeso él.

Desmonto y tomándola por la cintura la bajo del caballo, pego el cuerpo de la joven al suyo deslizándola sensualmente por su cuerpo. Jazmín suspiro y no despego su mirada de la de él.

—¿Qué tan lejos estamos del camino?

—no mucho, no te preocupes te devolveré en una sola pieza. —la giro hasta que su espalda toco su pecho —ves ese árbol de ahí —le susurro al oído estremeciéndola —tiene jazmines, pero ninguno es tan hermoso como tú.

Jazmín giro en sus brazos y, antes de perder el poco valor que tenia, lo beso. Apenas un suave toque de sus labios, que sorprendió a ambos y termino tan rápido como comenzó.

—aun no me has dicho como debo llamarte —le recordó ella.

—Adam —le contesto sin pensar y antes de arrepentirse la beso, pero esta vez era un beso de verdad.

Su nana no volvió. Pero ella fue llevada a salvo cerca del camino y encontrada unas horas después.

Después de ese día se había enviado notas usando cualquier medio, desde criadas que no supieran leer, hasta caballos. En una de esas notas se pacto la primera cita.

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