Capítulo VIII: The Invisible Man

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—¡Listo! —Artie agarró los cuatro carnets y se los dio a Brian. Este los repartió entre los otros tres y todos miraron extasiados las pequeñas tarjetas.

—¿¡1990!? —exclamó Brian leyendo su fecha de nacimiento—. Vaya...

—Pues... 1992... —Roger miraba angustiado a la nada—. No suena muy bien... ¿Soy una especie de bebé del futuro? Me voy a volver loco.

—Conque 1994... Esto es lo más inquietante que me ha pasado —John miraba confuso a Arthur.

—No os quejéis. Yo soy del 1989 —Freddie miraba indignado al techo—. No sé qué pensar.

—He adaptado las fechas de nacimiento a vuestras edades. Tenéis los mismos años —explicó Arthur.

—Ya... Pero no deja de ser chocante —dijo Brian rascándose la cabeza.

—¿Por qué parezco drogado en mi foto? —mencionó Roger.

—Porque esa es tu cara usual, Rog —añadió riendo Freddie.

—Ja..., ja...

—Pues a mí se me corta la cabeza... —Brian contemplaba su foto también.

—Tu pelo es demasiado para el espacio de la foto —comentó Artie cerrando su portátil. Roger, Freddie y John soltaron una risita.

Ethan entró a la sala de estar— ¿Qué? ¿Cómo van esos carnets?

—¿Ya está todo listo. ¿Ahora qué, Ethan? —Arthur se puso a su lado con mirada dudosa.

—Ahora —el sonido de la puerta le interrumpió. Martha corrió feliz hasta ella para saludar a quien estuviera abriendo para entrar—... ¡ESCÓNDETE!

—¡Hola, Martha! ¡Hola, hola! ¿Me has echado de menos? —una voz femenina se coló en la estancia—. ¿Ethan...?

—¡¡Hola, Maggie!! —Ethan les hizo señas a los cuatro chicos para que guardaran los carnets y agarró a Artie para ocultarlo tras el sofá—. ¿¡Qué...!? ¿¡Qué tal!?

—Bien.. Oh, ¡hola otra vez! —la chica entró en la sala de estar seguida de la saltarina bobtail.

—¡Hola...!

—¡Qué hay...!

—... ¡Hey...!

—¡Qué tal...!

Los cuatro chicos se pusieron nerviosos. Ethan se sentó rápidamente en el sofá disimulando. Hubo un silencio incómodo que rompió Martha con un ladrido.

—Bueno... Voy a comer algo —dijo Maggie desapareciendo sin más del salón, frunciendo el ceño por la actitud extraña de los muchachos.

—¡Vale! —respondió Ethan.

Una vez que salió de allí mirando raro a su hermano, Ethan sacó a Arthur.

—¿Por qué no me dejas saludarla, tío? —dijo susurrante el hacker.

—¡Cállate! Te prohíbo que ligues con ella otra vez. Ni siquiera te verá, tú no has estado aquí —Ethan lo arrastró hasta la puerta de salida.

—Espera, espera. Mis cosas —Artie se zafó de Ethan y corrió al salón de nuevo.

—... La gente del futuro no es lo que esperaba... —comentó John a sus amigos.

—Para nada...

—Qué decepción...

—Esperad a que les salgan los tentáculos... —dijo Roger, fingiendo tener tentáculos con sus propios brazos.

—¡Si no me sueltas no puedo guardar el portátil, idiota!

—¡Date prisa, hombre!

—Oye, Ethan, ¿sabes qué...? —Maggie entró al salón y dejó de hablar al ver la escena.

—Mierda —dijo Ethan.

—Ups —soltó Artie.

Los otros cuatro no pudieron evitar echarse a reír por la pintoresca escena congelada que tenían ante ellos.

—¿Qué está pasando aquí? —cuestionó Maggie mirando a su hermano.

—... Nada. Artie, fuera —Ethan empujó a Arthur hacía la puerta.

—Adiós —este guiñó un ojo a Maggie y alzó una mano hacia los chicos, que también se despidieron dándole las gracias desde la sala de estar. Ethan cerró la puerta y volvió adentro. Sintió los ojos inquisitivos de su hermana en su nuca.

—Ethan...., ¿me explicas de una vez qué estás tramando?

—Nada, Maggie. Es sólo...

—Pensé que ya no hablabas con Arthur —se cruzó de brazos.

—Y no lo hacía, pero...

—Primero traes a cuatro tipos desconocidos aquí, y luego traes a Artie. No lo entiendo. Y como no lo entiendo me lo vas a explicar.

—¡No es nada, Maggie!

—Es algo, Ethan. Y hasta que no me lo cuentes, tu hermana no se mueve de aquí —la chica se sentó en el sofá rodeada de los cuatro muchachos e hizo una mueca solemne.

—A veces eres tan terca como mamá —Ethan gruñó mirando a otro lado—... No puedo contártelo.

—Qué pena. Pues entonces tardaremos mucho —dijo digna ignorando las miradas curiosas del grupo a su alrededor.

—... Ethan, tal vez deberías... —comenzó a sugerir Brian.

—No me creerá. No vale la pena.

—Probemos eso —dijo Maggie desafiante.

—...

Diez minutos después.

—... Y eso es lo que ocurre...

—Dice toda la verdad —indicó John respaldado por los asentimientos de los otros tres.

La chica miraba con el ceño fruncido al suelo.

—Te dije que no me creerías —Ethan se rascó la cabeza.

—... Pues no. No te creo. Pero mira —se levantó del sofá y se sacudió los pantalones—. Haz lo que quieras.

—Maggie... —Ethan se levantó también.

—Mientras no le hagas daño a nadie y no ensucies la casa, me dan igual tus rollos frikis.

Ethan entornó los ojos y le dio la espalda a la chica que salía hacia su dormitorio.

—... Oye, Ethan... —comenzó Freddie.

—¿Si? —el chico se sentó agotado en el sofá.

—¿... Qué significa frikis? —preguntaron todos a la vez. 

KEEP YOURSELF ALIVE #4: Crossing the HOT SPACE! ♕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora