Capítulo 8

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Eliott gimió cuando una nueva estocada llegó a su cuerpo, arqueó la espalda y lágrimas de placer corrieron por sus ojos, hacía mucho que no tenía una noche de placer, Czar lo había tenido tan ocupado en el trabajo que apenas había usado su tiempo libre para dormir y descansar. No tenía idea de lo frustrado que había estado hasta ahora. Hasta aquellos momentos en que sus caderas se movían solas, buscando tenerlo más profundo, buscando sentirlo empalarlo y llenarlo por completo.

—Ah... más... más... Czar...Czar más ...ahí...si... ¡ah!— echó una mano atrás enroscándola en el cuello ajeno, acomodando su nuca en el hombro del otro, pudo sentir la boca ajena en su piel casi de inmediato, saboreando su hombro. El miembro de Czar golpeando sin descanso su interior. Su propio miembro estaba goteando, estaba al límite pero no se tocó, no quería terminarlo, no aún, quería saborear más de aquel delicioso placer, tanto como fuera posible.

—¿Le gusta Eliott?— escuchó el susurro lascivo en su oreja justo antes de que Czar comenzara a mordisquearla, acariciándola con su lengua haciendo que las mariposas en su vientre se pusieran aun peor y su miembro hormigueara.

—Si- gimió necesitado aunque casi enseguida comenzó a negar- No... no, para...— renegaba aunque lo disfrutaba tanto que había hecho espacio en su cuello para el otro— No ...no quiero...terminar aún— gimió entrecortado.

—Llegue para mi Eliott, gima, grite, déjeme oírlo— la voz de su amante era un jadeo, sabía que también estaba al límite. Giró el rostro y buscó la boca ajena, como nunca antes, solo la lengua violando su boca fue suficiente para hacerlo terminar. Nunca antes había tenido un orgasmo anal y la sensación era completamente diferente, como si cada célula de su cuerpo comenzara a explotar de adentro hacia afuera, su miembro se sentía sensible y las fuerzas se le fueron, su ano se contrajo una y otra vez, como si no pudiese dejar de temblar y no tardó mucho antes de sentir el semen caliente inundar su interior. Rendido se dejó ir en los brazos ajenos que lo sostuvieron torpemente, también sufriendo por su propio orgasmo.

Lentamente Czar lo dejó en la cama y salió despacio de él, con infinita dulzura dejó besos en su espalda, como el aleteo de una mariposa dispersándose por su piel.

—Eso se siente bien— murmuró, estaba exhausto, extasiado y deliciosamente jodido.

—Qué bueno porque me gusta hacerlo— Czar movió una de sus grandes manos por su espalda, acariciando la curva en la parte baja, hacia su cadera— Me encanta tu espalda— continuó besándole y Eliott se giró lentamente, nada más estar bocarriba Czar le cubrió con su cuerpo, se sentía como la presa de un depredador y de alguna forma no tenía miedo. Sentirse cubierto, sentir el calor del cuerpo ajeno sobre el suyo le daba una sensación de protección agradable.

La vista de Eliott se había acostumbrado a la oscuridad y podía distinguir a medias el rostro de Czar tan cerca de él, dejándose llevar por el momento acarició su mejilla y notó la silueta inclinase hacia su mano, buscando su contacto y enternecido buscó sus labios, deseaba besarlo, deseaba abrazarlo y acariciarle dulcemente, quería adorar al hombre que parecía tan fuerte pero que en esos momentos besaba su mano con ternura.

Czar se acomodó a un lado y Eliott buscó naturalmente su cuerpo, apenas y estuvo cómodo no tardó en quedarse dormido.

Al día siguiente cuando Czar despertó, los recuerdos de la noche anterior dibujaron una sonrisa en su rostro, satisfecho buscó a su amante en la cama pero se sorprendió al no encontrarlo. Poseído por un terrible presentimiento se levantó buscando alguna seña del actor en la habitación, el jersey, los zapatos, cualquier cosa que le dijera que aún estaba ahí, pero no encontró nada. Se levantó y revisó el baño con la esperanza de que estuviera ahí pero no era el caso. Pese a que el productor intentó conservar la fe, ésta decayó habitación tras habitación al no encontrarle, no había dejado una nota, no había dejado nada. Frustrado pateó una silla que tuvo la desgracia de cruzarse en su camino, aunque se lastimó, no sintió dolor alguno ¿qué carajos había pasado?

Eliott llegó a su hotel nervioso y temeroso, al despertar había tenido un ataque de pánico y había escapado tan rápido como le había sido posible, no sabía cómo demonios iba a enfrentar a Kyros después de lo que había pasado y sobre todo después de lo evasivo que había sido antes, si solo se hubiera acostado con él desde el principio podría fingir que era un acostón más pero después de darle tanta importancia no sabía cómo iba a reaccionar. ¿Qué si el hombre intentaba tener una plática con él acerca de que no pretendía una relación o algo así? La verdad tenía tantos miedos en su cabeza que le costaba racionalizarlos y darles forma, solo sabía que estaba asustado y que no quería verlo. Ni siquiera sabía si temía que fuera a buscarlo o de hecho que no lo hiciera, si lo perseguía no sabría cómo afrontarlo y si no lo hacía... si no lo hacía iba a meterse en su cama y llorar su depresión el resto del día. Con ambas posibilidades sólo le quedaba una salida. Salir él, de esa forma no sabría si había o no  a buscarlo.

Eliott se dio un baño y aunque quiso salir casi de inmediato el dejar a Czar venirse en su interior y no asearse inmediatamente le estaba pasando factura, así que bien, tuvo que quedarse encerrado en el baño una hora antes de poder salir. Estaba ya listo para escapar, pero siendo el destino tan terriblemente malvado con su persona, resultó que al abrir la puerta lo que encontró no fue el pasillo del lujoso hotel, sino el hermoso y estoico rostro del hombre con el que acababa de tener el mejor sexo de su vida justo la noche anterior.

—Kyros— se sobresaltó y el eludido ladeó una sonrisa que no reflejaba alegría alguna.

—¿Hoy soy Kyros, Eliott? ¿He dejado de ser Czar para usted?— Eliott se aclaró la garganta.

—¿De— tartamudeó— de qué hablas?— Czar caminó hacia el haciéndole retroceder, entrando a la habitación y cerrando tras de sí.

—Sabe perfectamente de que hablo Eliott, ¿cómo se supone que debo interpretar sus acciones?— preguntó conteniendo su enfado. Eliott cobarde e intimidado como pocas veces se llevo una mano al cabello.

—Eh...bueno— en su mente intentaba encontrar desesperadamente una excusa y posiblemente llegó una de las más torpes existente— Yo desperté a tu lado, así que supongo que sé qué pasó pero...— pasó duro— debí beber de más porque— su mirada se desvió a la derecha, negándose a enfrentarlo a la cara— porque no recuerdo nada— mintió.

Se negaba a ver a Czar de frente y quizá fue lo mejor, pues de haberlo hecho se habría encontrado con lo que pocos llegaban a ver; el siempre sereno rostro de Czar Kyros deformarse por la ira, su cuerpo tensarse y sus puños apretarse tanto que las uñas se clavaron en sus palmas y las puntas de sus dedos se tornaron blancas por la ausencia de sangre que no llegaba hasta ellas.

—¿Así que no recuerda nada, Eliott?— preguntó y Eliott negó en silencio pues se sentía incapaz de seguir mintiendo, de decir una palabra más— ¿No recuerda cómo me rogó que me moviera en su interior?—masculló con rabia, Eliott se sonrojó intensamente— ¿No recuerda cómo gritó porque fuera más rudo? ¿Más rápido?

—No lo recuerdo-, Sintió que toda su sangre se agolpaba en su rostro- por favor Kyros, no me diga más— pidió entre asustado y avergonzado. Czar dio un paso más a él y le tomó bruscamente por el mentón obligándolo a verle de frente.

—¿En verdad quiere que acepte esa excusa? – gruñó, le temblaban los dedos. Eliott forcejeó para soltarse y se alejó casi dándole la espalda.

—¡He dicho que no recuerdo!— sentenció tercamente, sin encontrar valor para enfrentarse ni a sus sentimientos ni a Czar.

Pasó un largo rato antes de que Czar asintiera.

—Bien- bufó- Si eso es a lo que se quiere aferrar, está bien— gruñó y se encaminó a la puerta con pasos firmes, Eliott creyó que simplemente se iría sin más, pero justo antes de salir Czar se tomó un momento para decirle una última cosa— Sólo le diré esto Eliott, lo único que logra es hacerme perder mi tiempo y el suyo— y sin más salió, la puerta hizo un ruido sordo al cerrarse de golpe.

Solo entonces Eliott  pudo ceder al temblor de sus piernas y se dejó caer en uno de los sillones, temblaba como una hoja al viento, indeciso sobre a qué sentimiento prestarle atención, si a sentir alivio porque ya había pasado, a rendirse al miedo por lo que podía haber en su futuro o a la tremenda desolación, dolor y tristeza provocados por la seguridad de que no volvería a estar nunca más en los cálidos brazos de Czar Kyros, porque probablemente esta vez Czar no lo buscaría mas.

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Este capitulo debería llamarse, como cagarla a fondo en menos de 12 hrs. Pero es solo mi opinión XD. Ustedes que opinan?

El toque de CzarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora