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Nico estaba en su cabaña, tirado en la cama, aburrido y sin saber que hacer. Odiaba estar aburrido. Pero en su mente cruzo una idea. ¿Y si...? No, era una idea arriesgada. Podía salir mal, y él podía enterarse. Pero, ¿y si no? Nico no sabia que hacer. Paso media hora pensando en los pros y en los contras, y llego a una conclusión: prefería arrepentirse de algo que si hizo, y no arrepentirse por no haberlo hecho. Decidido, rápidamente tomo un cuaderno y un boli, y escribió:

"Querido Solace:
Deja de ser tan jodidamente sexy. Cada vez que te veo, me dan ganas de golpearte, a ver si se te quita un poco. Pero se que es imposible.
-Anónimo."

Tomo la carta, y, con cuidado, fue a la cabaña de Apolo. ¡Genial! Dentro no había nadie, por la hora, debían de estar jugando baloncesto. Y vaya que demoraban en terminar. Entro por la ventana y dejo la carta en el baúl de ropa que sabía que era de Will. ¿Que otro baúl podría tener una W y S en la tapa? Salio rápido de allí y se dijo: "Este es el comienzo".

Querido SolaceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora