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La cara de desconcierto de Freddie cuando mamá apareció fue lo suficiente como para que me sintiera terriblemente mal.
-¿Darcy?-murmuró.
Lo abracé con fuerza, reprimiendo las lágrimas. Sus brazos se cerraron en torno a mi, dando la vuelta completa.
-No voy a robarte el futuro.-susurre en su oído.- Enamorate de alguien más, Freddie. Nosotros no podemos estar juntos.
-No querías.
-No es eso. Estoy diciéndote que es lo que necesitas.- musite. Ajustó sus brazos en torno a mi y se me escaparon las lágrimas.
-No llores.-pidió en mi oído.-No quiero sacarte está oportunidad.
-Sólo quiero ir a casa con mamá.-dije y él besó mi mejilla.
Sin decir nada más, me desprendí de él y me fui con mamá. Ella me rodeó con su brazo y besó mi cabeza. La había dicho que quería volver a casa por lo que había pasado con papá, lo que no era una mentira.
-Va a tener que disculparse si quiere volver a verte.-dijo ella cuando entramos en La casa.
-A él no la interesa verme, mamá.-dije y pasé a la escalera, chocando con el hombre de los ojos azules.
-Darcy, ¿por qué decís eso?-preguntó y mordí mi lengua.
-Las cosas no desaparecen de Internet, papá.-dije.- Todos conocen a Freddie pero nadie sabe que yo también nací ese día. Él es tu favorito desde siempre. Y va a seguir siéndolo. Ni siquiera me notas cuando voy a tu casa con él.
Crucé los brazos sobre el pecho y bajé la mirada, enojada por llorar. Quiso abrazarme y me aparte.
-Sólo quería que estuvieras orgulloso de mi.-dije con la voz rota.- Pero no soy Freddie.
-Nadie te pidió que lo seas.
Miré a mamá, quien lucía muy molesta.
-¿Le dijiste a Freddie lo que leíste?-preguntó el hombre.
-No. Quedate tranquilo que el amor de tu vida no sabe nada.
Subí y me encerré en el cuarto. Puse la música a todo volumen y me tiré en la cama, llorando.
Pasaron unos minutos antes de que alguien se sentará a mi lado y deslizara su mano por mi espalda.
-¿Tendría que haber sido varón?-pregunté.
-No. Vos sos perfecta así.-dijo mamá.- No seas tan dura con vos misma. Tu papá es un hombre complicado pero estoy segura de que te ama.
-No quiero verlo. Ya no quiero.-lloré y alguien más se sentó en la cama.
-Darcy, nena dejame arreglarlo.-pidió.- Vení a casa por lo que queda del campamento. Tu mamá tiene que viajar. Dame este tiempo.
-Yo no juego bien a la pelota.-dije.
-Eso no me importa.
-No quiero que pases tu cumpleaños sola en casa.-dijo mamá.
-Vení conmigo.
-Si algo sale mal me llamas y te consigo un vuelo.-dijo la rubia, acunando mi rostro entre sus manos.- Sólo inténtalo. No perdes nada.
La abracé con fuerza y una mano tomó la mía. No recordaba cuando había recibido tanta atención por última vez.

-Lamento lo que pasó en el campamento.-dijo esa noche, en la cena.
-No importa.
-Tenes muy buena voz.
-No importa.
-Hija...
-Sólo quiero hablar con Freddie.-dije, saliendo de la sala.
- ¿Darcy?-dijo al otro lado
-Hola.
- Darcy, no va a ir más lejos de lo que fue. Te lo prometo. Te amo, ¿Si? Sólo quería que fuera perfecto para vos, no soportaría que alguien te lastimara o le dieras tu virginidad y te arrepintieras. -su voz sonaba desesperada y rota. Se me hizo un nudo en el estómago.- Por favor. No me dejes, somos mellizos, somos uno para siempre.
-Te extraño.-solloce bajito y la puerta de abrió detrás de mi.
-¿Por qué te fuiste entonces?
-Freddie, quiero estar con vos.
Papá se sentó en la cama y alargó su brazo hacia mi. Me aproxime y besó mi cabello.
-¿Qué es ese ruido? -preguntó y su tono se volvió sombrío.- ¿Con quién estás?
-Con papá.-musite.
Otra vez sentí que estaba entre ellos en una conversación que no me pertenecía. La respiración se atoro en mi garganta y el teléfono cayó.

EscondidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora