—¿Estáis seguros de que podemos fiarnos de él?
—No lo sé, John. Pero es al parecer el único que sabe sobre nosotros por aquí —Brian señaló a la multitud que caminaba junto a ellos, ignorándolos. Luego llevaron la vista a Ethan.
—¿Será una broma de Roy? —caviló Roger.
—Lo dudo —Freddie bufo.
—Aquí es —el chico se paró en un cochambroso edificio y sacó un manojo de llaves.
—Menudo cuartel secreto —dijo Roger arrugando la nariz.
—Se parece a nuestro apartamento, pero este es mucho más viejo —comentó John benevolente.
—Y huele como los zapatos de Roger —Freddie reaccionó ante la esquina del suelo junto al portón, cubierta de un sospechoso líquido amarillento. El batería le clavó el codo en el brazo como venganza.
—Ni una palabra sobre mis Sammys —señaló a sus pies con mirada amenazante.
—El caso es que es una ruina.
—¿Preferís quedaros en el armario de Trident? —Ethan abrió la chirriante puerta.
—No, no —dijeron todos al unísono, siendo tres de ellos regañados por Brian.
Entraron. Aquel lugar era tenebroso, y bastante antiguo.
—Como en casa, ¿no? Este edificio debe ser de los 60 o por ahí —comentó Ethan, intentando tomarse el tema con calma antes de perder los nervios del todo.
—La decadencia del paso del tiempo, queridos... —murmuró Freddie, alejándose de una pared despellejada y negruzca. Roger le empujó para acercarlo a dicha pared, con una risilla de hiena.
Subieron hasta el cuarto piso por las escaleras. Ethan abrió la puerta de su apartamento. Pasaron todos y aquello tenía más o menos la misma pinta que el edificio entero.
—¿Maggie? —llamó Ethan desde la entrada, parando el paso a los chicos con una mano.
—¡Hola! —respondió alguien a lo lejos. Al mismo tiempo, un sonido estruendoso de patas puso en alerta a los cuatro visitantes.
—¡AH! —un gigantesco bobtail se abalanzó sobre Roger, tirándolo de espaldas.
—De todo esto ni una palabra a ella —susurró nervioso Ethan a los tres que quedaban en pie. Trató de quitarle a la perra de encima a Roger.
—AYUDA —exclamó el rubio.
—Oh, Martha. Venga, quítate de encima —una chica de pelo corto trasquilado chasqueó los dedos y la perra fue con ella—. Le encantan los extraños.
Todos pasaron la vista de ella a Ethan, esperando descubrir quién era.
—¿Qué tal? —saludó la muchacha animosa—. Cuanta gente, Ethan. ¿Son los sicarios a los que ibas a contratar para tu jefe?
—Ojalá lo fueran. Son... unos amigos —el joven se adentró en la casa y pasó rápidamente de un lado a otro buscando cosas y pensando.
—Nunca los había visto —la chica de ojos grandes los escrutó, y ellos permanecieron quietos pasando el escáner.
—Entonces, sí: son mis sicarios —el chico asomó la cabeza y volvió a dar vueltas de aquí para allá.
—Pues... un placer, sicarios de Ethan. Soy Maggie, la hermana de ese chiflado.
—Qué tal.
—Hola.
—Qué hay...
—Buenas... —saludó Roger desde el suelo.
—Deberías levantarte... Martha suelta mucho pelo. Además si te quedas ahí, se te sentará encima y nunca volverás a ponerte en pie en toda tu vida —la bobtail junto a Roger esbozó un medio ladrido, como corroborando sus palabras.
Los chicos se quedaron en la entrada acariciando a Martha, que ya estaba acechando a Roger, y Maggie fue en busca de su hermano.
—¿Qué ocurre, Ethan?
—Nada —siguió cogiendo cosas de un lado para otro, y pensando en murmullos.
—¿No les deberás dinero o algo así?
—¿Qué? —paró un instante para mirarla y siguió a lo suyo.
—No sé, parecen mafiosos o algo por el estilo. Con esas pintas —Maggie de giró y echó un vistazo de nuevo a los cuatro—... Esto no será algún rollo raro de Artie, ¿no?
—No. Ya te he dicho que son unos amigos.
—Mmm... Bueno. Sospechoso pero aceptable. Aunque ahora me inquieta en qué lugares oscuros te estás moviendo para hacer amigos así. ¿Tengo que preocuparme?
—Maggie —Ethan se puso a su lado y la colocó mirando hacia la entrada—... Por casualidad... ¿no te recuerdan a alguien?
La muchacha los observó.
—Nop.
—¿Estás segura?
—... Bueno —Ethan abrió los ojos esperanzado—. Hmm...
—¿... Y bien?
—... No. A nadie. ¿Un tributo de T. Rex?
Ethan puso los ojos en blanco y volvió a rebuscar.
—¿Por qué deberían de recordarme a alguien?
—Por nada, déjalo...
—Debo irme a la peluquería, tengo turno de tarde. ¿Irás a lo de mamá este finde?
—No puedo. Trabajo.
—Ya... ¿se lo has dicho? Le hacía bastante ilusión hacer un almuerzo en el cumpleaños de papá... Ya sabes, se pone sensible todos los años. Además Malvs no podrá venir, y eso sólo lo empeora.
—Lo sé. Hablé antes con ella... Pero no tengo tiempo —frunció el ceño con pesar.
Ella torció una mueca apesadumbrada— Iré yo, para que no se sienta sola.
—¿Dónde he puesto la guía de teléfonos?
—Segundo cajón, arriba.
—¡Sí!
—Estás muy raro, Ethan —le observó con recelo—. No hagas nada peligroso ni que implique que tengamos que gastar pasta. Tampoco te puedo pagar un funeral, ¿eh?
—Qué comentario de mal gusto.
La chica sacó la lengua y le dio una palmada en la espalda— Me voy.
—Perfecto, aquí debe de estar... —Ethan revisaba la guía.
Maggie salió de la sala de estar y llegó a la entrada. Roger seguía en el el suelo. Martha estaba encima suya, y su ropa lucía cubierta de pelos de ella. Mientras, los demás jugueteaban con la perra sin ayudar al quejumbroso rubio.
—Te avisé —dijo Maggie bromeando—. Hasta otra, chicos.
—Adiós.
—Hasta luego...
—Adiós.
—Hasta otra, sí —dijo Roger intentando mover al animal, sin obtener resultados favorables.
La chica salió del apartamento, no sin antes echar una última mirada curiosa a los desconocidos visitantes.

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KEEP YOURSELF ALIVE #4: Crossing the HOT SPACE! ♕
FanfictionCOMPLETA (spin-off de la saga KEEP YOURSELF ALIVE ♕) No es necesario haber leído las precuelas para entender los acontecimientos de esta novela. Recomendado leer en cuarto lugar, pero el orden es irrelevante para seguir la trama. // ¿Te imaginas...