Capítulo 14

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—¡Ayuda, por favor! —sollozó Gil.

El oficial de policía parecía desencajado, estaba acelerado y tenía la mirada confusa.

Sin realizarle ningún tipo de pregunta, tomó a Jay en brazos y lo puso con cuidado en el asiento trasero del auto de policía.

Gil había seguido todos sus movimientos de cerca, procurando que estuviera bien.

—Tenemos que llevarlo al hospital—dijo con preocupación —sube, los llevaré.

Gil asintió y se acomodó como pudo en el asiento trasero, con la cabeza de Jay sobre las piernas.

El oficial de policía subió al auto y radió algo antes de conducir.

Jay en su regazo parecía volver a recobrar la conciencia. Hizo una mueca de dolor e intentó abrir los ojos.

—Calma Jay, iremos al hospital —le informó Gil, acariciando dulcemente su cabello—todo irá bien, te curaran las heridas.

Como impulsado por un resorte, Jay se incorporó, casi chocando con el techo del auto y haciendo una mueca de dolor por el esfuerzo.

—No, no podemos ir al hospital —protestó—lo sabrá todo el pueblo, mi abuela...

—Creo que Adeline se enterará de todas formas—interrumpió el oficial, con voz animada.

Jay se quedó como de piedra un segundo, y luego sonrió, como Gil jamás lo había visto sonreír.

—¡Tom! —gritó emocionado, casi abalanzándose sobre el oficial—amigo, ¿Cómo estás? ¿Qué es todo esto?

—Te lo habría explicado—dijo el oficial en el mismo tono alegre —si llamaras alguna vez.

Jay se acarició el moratón que tenía en la barbilla, luciendo sumamente apenado.

—Lo lamento, estuve muy ocupado.

—¿Demasiado éxito?

—Demasiado muy poco—dijo suspirando.

Gil se había quedado en su sitio sin saber muy bien que decir, era obvio que se conocían, sólo había que mirarlos para deducir que habían sido cercanos...y quizás, tal vez lo seguían siendo.

Eso explicaría porque el oficial, Tom, lucía tan preocupado al ver a Jay.

—Me asusté—dijo de repente el oficial—pensé que esta vez Barry si se había salido con la suya.

—No le faltó mucho—replicó Jay bufando—me atacaron entre tres, no me dejaron oportunidad.

—No es que la tuvieras de todas formas—dijo el oficial riéndose —amigo, ¿en que estabas pensando al entrar a ese bar?

Jay respiró hondo, en otros tiempos, jamás le habría guardado un secreto a Tom, le habría contado cada detalle de su vida sin guardarse ni una sola parte, pero ahora era simplemente era demasiado personal.

Incluso demasiado personal para él mismo, ni siquiera se atrevía a pensar lo que acababa de pasar.

—Quería enseñarle a Gil...—y mientras lo decía, su mirada se fue hacia la joven que ahora se había puesto pálida y parecía sumamente mareada —¿Estás bien?

Gil intentó contener las lágrimas, pero fue en vano, no tenía idea de porque actuaba así.

—Sí—fue lo primero que salió de ella—no.... ¡ay! no lo sé, siento que voy a vomitar, y quiero correr, gritar. No sé, hace poco pensé que estabas realmente mal, me preocupé, pensé que te matarían ahí mismo...yo...

She will be loved |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora