Capitulo 11: "Good Talk"

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Good Talk




Mis pies eran arrastrados para subir los escalones de la escalera, solo me faltaba un trecho más, podía llegar. Tenía que llegar. Ajuste mas la chaqueta a mi cuerpo, no quería pensar. Sabía que si solo iba a ponerme a pensar en eso iba ir directo a un laberinto sin salida. Tantas palabras hemos dicho, tantas mentiras contadas que algunas veces solo deberíamos callar. Esa noche había dicho que lo que él quiso oír, lo que a mí me duele. Dios, porque aún era así.

Pero era verdad, no lo había perdonado. Le había perdonado porque me había mentido desde un comienzo pero no le había perdonado por qué lo hizo. Ese no era mi problema, todos tenemos demonios, Harry también los tiene. Claro, me hubiera gustado que él hubiera confiado en mí como yo confié en él. No puedo culparlo por tener miedo, pero no entiendo porque no lo hizo. Jamás lo vi venir.

— Nahiana. — su voz recorre mi espalda como una gota de agua fría y haciendo que mi cuerpo temblara.

Me giro a tres escalones de llegar a mi pasillo. Desde donde estoy puedo escuchar a Elena gritando con Matthew, ¿Es así cuando pelean en su departamento? Si, Matt ha venido como unas cuatro veces a mi departamento y siempre fue para buscar a Elena después de una pelea, pero todas esas veces siempre terminaba con Elena siendo cargada por Matthew mientras que se comían la boca hasta llegar a su auto e ir a su departamento. Daba gracias a dios que eran sensatos y no lo hacían justo ahí en el piso de mi departamento.

— Harry, ¿Cómo estás?—le pregunto, siento la incomodidad en el aire. Meto un mecho de cabello inexistente detrás de mi oreja.

Él eleva sus hombros sin ganas. Asentí mirando hacia otro lugar, tratando de no volver a posar mi mirada en él.

Mierda, le dije que lo seguía amando y él solo se fue...así nada más.

Me sentía como una ilusa cuando va con todas las esperanzas por el aire a decirle al que muchacho que siempre le ha gustado y para que él luego solo ría en su rostro, se de media vuelta y se aleje aun riendo.

Si, primer año de secundario. Finn Holzman, presidente de la clase, presumido...demasiado bueno para ser real.

Harry me saca del pasado pésimo que tuve, volviendo a hablar.

— Ella no vino conmigo, esta con...— comienza a hablar despacio, demasiada lentitud. Voz ronca, como una voz mañanera.

— Harry, no. — miro hacia abajo y sonrió triste. —No me debes explicación.

— Claro que sí.

— No.

— Pero yo quiero. — me detengo, vuelco la mirada en él. — Lo siento, yo...

— ¿Vives enfrente? —le pregunto abruptamente.

Él se detiene.

— Si. — dice finalmente después de largos segundos, miro un segundo hacia mi puerta, no se escucha a Elena y Matthew discutir. Vuelvo a posar la mirada en él, está en los últimos escalones de la escalera, tiene un pie en un escalón más arriba que el otro.

— ¿Desde cuándo?

— Después de que me hicieron cerrar el bar.— responde mientras que remueve un poco su cabello y luego lo peina hacia atrás.— Billy pensó que era lo mejor luego de que...

— Lo sé. — él no se sorprende por mi respuesta. Pero veo una pequeña chispa de asombro en sus ojos cuando sigo hablando. — Yo...yo pase por el lugar y lo vi cerrado, había un policía y me dijo lo de Marcus.

Él sonríe amargamente y vuelve a peinar su cabello hacia atrás.

— No fue por eso. — dice él por lo que me refiero.

— No importa.

— Si, importa. — traga saliva, baja él pie a la misma altura que el otro. Mete las manos el bolsillo. — Quiero contártelo.

Quedamos callados por unos segundos, puedo sentir como el horrible silencio por el cual hacia que mis manos sudaran se iba disipando.

— Billy pensó que era lo mejor, luego de que vio que no podía hacerse cargo del bar él solo...

— ¿Y tú, porque no lo ayudaste? El bar es tuyo. — vuelvo a ajustar la chaqueta a mi cuerpo, abrazándome a mí misma en el proceso.

— Decidí quedarme aquí. — me mira directo a los ojos. Trago saliva luego de varios segundos de la intensa conexión y desvió la mirada. Él iba decir otra cosa más pero no la dice. — Solo fui para cerrar el bar y mientras que lo cerrábamos Marcus cometió una estupidez y cerrar el lugar era lo mejor.

— ¿Porque en el edificio de enfrente?

— Es obvio ¿no?— murmuró ecuánime, esa era la verdad de la esperanza en mi interior.

Aclare mi garganta, tratando de volver a ser yo misma. Levante mis hombros y subí los escalones restantes para caminar por el pasillo hasta mi puerta.

— Debo irme, yo...debo irme. — repetí nerviosa.

— Nahiana, ¿Podemos..?.— queda callado cuando lo interrumpo.

— Estoy cansada, Harry. Debo...— ahora yo soy interrumpida por unos gritos. Son de Elena y Matthew pero no son precisamente de una discusión, son gemidos orgásmicos. Solo pido que no sea en el sillón, que no sea en el sillón, que no sea en el maldito sillón donde vivo la mayoría del tiempo acostado, sentado y hasta otras veces durmiendo...boca bajo.

— ¡Demonios!— maldigo en voz baja. Me recuesto por la pared, Harry sube unos escalones más para detenerse dubitativo en la mitad de la escalera.

— Parecen que han comenzado la fiesta de pijamas sin ti. — murmura peligrosamente divertido. Se sienta en uno de los escalones, no se va a ir...y no me molesta.

— Son Elena y Matthew deberían estar peleando. — le digo con un sonrisa pensativa, no sé porque me causaba tanta diversión cuando debería estar rezando para que no sea mi maldito sillón. — No teniendo sexo en mi departamento.

Me rindo y me siento en el primer escalón. Seis, seis escalones nos separan, si llego a estirar las piernas solo nos separarían dos y él podría estirar una mano y me tocaría. Pero levanto mis rodillas y poso mis brazos sobre ellas para que luego recueste mi barbilla.

Por el rabillo del ojo veo a Harry reír y suspirar a la misma vez, pongo toda mi atención en él.

— ¿Qué, qué pasa?— pregunto, prestando demasiada atención a su persona. Tiene el cabello más largo, tiene un nuevo anillo en sus dedos y tiene un nuevo collar colgando de su cuello.

— Oh, nada. — responde mientras me ignora para sumergirse en algún pensamiento que le trae un recuerdo agradable.

— Dime. — pido con la voz muy baja, siento las esquinas de mis labios cosquilleando. Él está sonriendo.

Harry está sonriendo.

Se detiene, pero no saca la sonrisa de su rostro. Ahora sonríe de lado como siempre lo ha hecho, mostrando un hoyuelo y me mira detenidamente.

— Llevas puesto calcetines de renos y los pijamas de conejitos. — musita despacio, saboreando las palabras, admira mi vestimenta por unos minutos. Veo que el pantalón se levantó y los calcetines resaltan contra el rosa pálido y con pequeños conejos en el pantalón. Levanto la mirada y él ya me está mirando.

Recuerdo.

Recuerdo su sueño, su sueño húmedo.

Su fantasía. 

Dignified #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora