|Verdadera relación|

283 26 4
                                    

Nathan.

"¿Dónde mierda estas? Son las 9, tú nunca llegas tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"¿Dónde mierda estas? Son las 9, tú nunca llegas tarde. Más te vale que traigas tu ridículo trasero o yo iré personalmente a sacarte de tu cama.
Rafael."

No pude evitar soltar una carcajada después de leer el mensaje que acababa de llegarme, ese era Rafael siendo el amigo preocupado de la forma más brusca y torpe. Cuando finalmente aparecí en el vestíbulo, vi a Carlota luchando para calmar al paranoico de mi amigo. Era una escena muy graciosa.

-Demonios Rafael, armando jaleos desde temprano- bufé con suspiro pesado fingiendo molestia.

- ¡Nathan Cabron! -espetó Rafael, quién se lanzó a mí como un leopardo para tomarme del cuello- creí que estarías muerto en tu departamento o tirado en algún canal.

-¿Sólo por venir un poco tarde?-pregunté con ironía. Sin embargo no podía evitar soltar una carcajada-no digas chorradas... Has estado viendo mucha televisión, sólo vine un poco tarde.

-Culpa mía-mencionó una voz femenina detrás de nosotros. Con pasos seguros y con las caderas pavoneándose con maestría, apareció Eleanor llamando la atención de esos dos.

-¿Eleanor?-soltó anonadado Rafael. Incluso Carlota se encontraba algo sorprendida de ver a la chica en la oficina -¿Vinieron juntos?

-Sí, anoche dormí en casa de Nathan-respondió inocente e impasible Eleanor, sin embargo el rostro de los chicos se convirtió en un lindo tomate rojo.

No era mentira, sin embargo dejar ese filete de información entre ellos sería algo que dejaría mucho a la imaginación, y aunque no habíamos hecho nada de lo que pudiéramos avergonzarnos, no dejaba de ser algo personal y ella sólo lo dejo caer como si hablara del clima. No necesitaba ser adivino para siquiera darme una idea de lo que Rafael y Carlota se estaban imaginando—chicos... Su rostro es un poema, al menos disimulen un poco... Aunque cada idea es errónea— como no estaba dispuesto a tolerar esas miraditas mucho rato, terminé tomando a Eleanor de la muñeca y la hale hasta mi oficina.

-Les has dado mucho en que pensar...-bufé con suspiro mientras mis hombros caían resignados- no dejaran de molestar toda la semana.

-Sólo dije la verdad-declaró Eleanor con esa mirada petulante, como si ella en realidad no hubiese hecho nada malo.

La razón por la que terminé llegando más tarde de lo normal, fue porque después de desayunar Eleanor comenzó diciendo que quería acompañarme a mi trabajo, lo que al principio inicio como una explicación tranquila sobre como mi oficina no era un lugar de excursión y que seguramente se aburriría, terminó en una discusión y conmigo realmente exhausto. Así que al final simplemente volví a cumplir otro capricho más de esta extraña chica. —Ella podía ser incluso más testaruda que Rebecca y no creí que eso fuera posible—.

-Así que... Aquí es donde trabajas-comentó pensativa Eleanor, mientras se paseaba curiosa por todo el lugar.

-Así es, es como mi guarida-declaré con sonrisa orgullosa. Me encantaba mi oficina, la vista y el aroma del aire acondicionado con el aromatizante eran como droga para mí. -puedes ver y tocar, sólo no rompas nada... Yo tengo algo de trabajo acumulado...-sin embargo ella no respondió, sólo se paseaba cual Alicia curioseando todo.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora