Vida normal

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Los rayos del sol me despertaron, frunzo el ceño y me doy la vuelta para evitar el sol, abrazo a Peeta y trató de conciliar el
sueño. Después de quince minutos me di por vencida, vi el reloj y decidí despertar a Peeta. Empece a darle suaves besos por su cuello, clavícula y rostro, tardo un poco en despertar pero cuando lo hizo sonrío y me acerco más a él.
-Buenos días.-le digo mientras acaricio su sedoso cabello.
-Mmmmh. Buenos días.-sonrío al oír su voz .
Pasan los minutos y Peeta no me suelta así que digo lo único que hará que se levante.
-Tengo hambre.-cuando termino de decir eso, él sonríe mientras se levanta y va a la cocina sin decir nada, aún con la pijama puesta. Sonrío, sabía que funcionaría. El detesta que tenga hambre, lo entiendo ya que a mí me pasa lo mismo. Me levanto para acompañar a Peeta. Llego a la cocina y lo encuentro de espaldas mientras prepara un zumo de naranja, antes de que se voltee lo abrazo por la espalda y el sonríe.
-¿Por qué no me habías dicho que tenías hambre?-me cuestiona cuando termina de hacer el zumo de naranja. Me encojo de hombros y sonrío inocentemente. Él niega con la cabeza mientras le doy un beso en la coronilla y empiezo a poner la mesa.
Desayunamos entre risas y comentarios graciosos de parte de Peeta. Normalmente así son nuestros desayunos. Cuando terminamos Peeta se dirige al baño para darse una ducha.
Cuando acaba lo ayudo a alistarse para irse a la panadería.
-Volveré pronto.-me dice cuando estamos en la puerta de la casa.
-Esta bien, creo que cuando regrese de cazar me daré una ducha para ir a visitar a Effie y Haymitch. ¿Crees que ya hayas regresado para entonces?-lo miro a los ojos mientras el asiente.
-Espero que si. Estoy seguro de que si llegare pero si no lo hago tú ve con ellos y yo los alcanzo.
-De acuerdo.-le doy un suave beso en los labios y él se marcha a la panadería.
Cuando ya no logro verlo ingreso a la casa para cambiarme. Antes de salir me pongo la cazadora de mi padre al igual que mi arco.
Al llegar al bosque me concentro en llevar buenas presas, sé que el dinero que nos daba el Capitolio por ser vencedores nos alcanzaría para toda una vida, y la Presidenta Paylor también nos dio bastante dinero al terminar la guerra. "Para nuestros salvadores y libertadores" fueron sus palabras exactas, pero Peeta y yo llegamos a la conclusión de que queríamos hacer algo por nosotros y el distrito. Queríamos hacer algo útil. Así que el hornea y yo cazo.
Al terminar de cazar conté 5 ardillas y 3 conejos, nada mal. Antes de irme me siento en el mismo lugar en el cual solía encontrarme con Gale. Suspiro al pensar en cómo nos hemos vuelto unos desconocidos, pero aún no perdonó lo que hizo.
Voy al puesto de Sae para venderle lo que
caze y regrese a casa sin ninguna prisa. Sonreía al ver a los niños jugar y las miradas tranquilas de sus padres. Me hacía feliz saber que ya no tenían que preocuparse porque el nombre de sus hijos saliera sorteado en la cosecha. Tarde mucho en verlo de esa manera pero Peeta me ayudó a verlo como es no como yo lo veía. Llego a la casa y me dirijo a la ducha.  Al salir escogió una ropa ligera ya que es verano y no quiero morir de calor.
Estoy a punto de salir de la casa cuando veo como viene Peeta caminando en la entrada de la Aldea. Me ve y sonríe, yo hago lo mismo. Cuando por fin llega a la casa me da un suave beso en los labios.
-Ya te ibas. Que rápida eres.-me dice sonriente.
-Como ves, estaba a punto pero espero a que te cambies para irnos.-contestó. Peeta asiente y lo espero en la sala.
Solo pasan cinco minutos y Peeta baja de la escalera con ropa ligera también.
Nos vamos de la casa y llegamos en menos de dos minutos a la casa de Haymitch y Effie.
Nos recibe un Haymitch sonriente.
-Muchachos, qué alegría verlos.-nos dice mientras nos saluda y nos invita a pasar.
-Vinimos a visitarlos ¿Es mal momento?-cuestiona Peeta.
-¡No, para nada!-chilla Effie apareciendo desde la cocina.-Pasen, la comida esta casi lista.
Nos dirigimos al comedor y hablamos con Haymitch de lo que hicimos el día de hoy.
-...Yo fui a cazar y Peeta a trabajar. Hacemos lo mismo todos los días, básicamente. Es...tedioso, a veces -termino de decir y Haymitch asiente.
-Nos pasa lo mismo.-menciona Effie mientas toma agua.-Es lo que pasa en una vida normal. ¿Cierto?-termina sonriendo.
Todos asentimos al comentario de Effie. El resto del día se pasa volando. Toda la tarde estuvimos riendo sin parar. Hasta que llegó la noche y nos invitaron a cenar. Después de eso bebimos un poco de vino y nos fuimos de su casa.
Al llegar a nuestra casa Peeta empezó a besarme el cuello eso me causaba cosquillas y era mi punto débil y él lo sabía.
Subimos a nuestra habitación y nos pudimos nuestras pijamas,  aunque  la de Peeta solo consistía de un ligero pantalón.
Lo abrace y el a mi, estuvimos así sin hacer nada unos minutos hasta que dije:
-Una vida normal, eh-sentí como sonreía y me respondió:
-Así sea contigo viviría la vida más aburrida, cotidiana y rutinaria que haya.
Comentarios como esos hacían que me enamorara cada vez más, aunque eso se me hacía casi imposible siempre sucedía.
Le doy un largo beso en los labios, cuando nos separamos él dice:
-Bueno, contigo es totalmente imposible que mi vida sea ordinaria, cotidiana y mucho menos aburrida. Es y será todo lo contrario.
Asiento a sus palabras y lo beso otra vez. Y en momentos como este, cuando estoy en sus brazos y cuando hace esos comentarios, es cuando me doy cuenta de que este es mi lugar en el mundo.  Junto a él, por siempre.

Yo lo amo, él me ama ¿Cual es el problema?//Segunda parte de ¿Y si algo fuera diferente?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora