Capítulo 22. Nuevo mundo.

42 4 11
                                    


Mi nombre es Arnau Kiyoto, ahora conocido como Dios.

Tras todo lo ocurrido acerca del tema del Rey Demonio, llevé a cabo el plan propuesto por Deux, mi antecesora.

Tal y como se acordó, yo, viajé al pasado y evité el nacimiento y por tanto la existencia de Jan Akihiro, a sorpresa de todos, debido a eso, años más tarde el Rey y la Reina de los demonios tuvieron gemelas. Por suerte, ninguna de las dos se desvió del camino correcto. Teniendo en cuenta la edad de Jan, sus hermanas eran menores que él, mientras que él tendría veintitrés años, sus hermanas tenían diecisiete.

Sería interesante contar como son ellas, pero no es algo de interés a estas alturas de la historia.

En cuanto al resto de personas, pues bueno, ¿por quién empiezo?, supongo que por la facción de Jan.

Su sirvienta se convirtió en la sirvienta de sus hermanas.

Gid, al ser un poco más mayor que ellas nunca se conocieron.

Kasdeya, quizás si no hubiese sido porque yo lo quise, él también hubiese muerto. Por suerte suya, hice que el Rey Demonio lo encontrara y lo cuidara. Actualmente es profesor, se dedica a dar historia.

Abadón, al ser su familia cercana a la del Rey Demonio, su encuentro con las hermanas fue también realizado. Él se convirtió en una especie de hermano mayor para ellas.

Sebastian, aunque se aliara a mi bando, seguía siendo el mayordomo del rey.

Ahora hablemos de las hermanas, tanto las hermanas Sonoki como las hermanas Toru, fueron salvadas por las hijas del Rey Demonio y Abadón. Las hermanas Toru se hicieron muy amigas de las hermanas Akihiro, mientras que las hermanas Sonoki interpretaban más el papel de hermana mayor y menor.

Han, bueno, seguía siendo Han, borracho y mujeriego sin éxito en las apuestas, vamos, que su inutilidad no se va a quitar da igual la línea temporal en la que estemos.

Ahora las hermanas Takanashi, la mayor seguía siendo la temible "arsenal andante", seguía esforzándose para erradicar la justicia y su amor exagerado por su hermana menor seguía siendo igual de exagerado.

Y bueno, la menor, Yuuki, ella seguía viviendo su vida feliz de estudiante en su sueño de convertirse en una deidad reconocida por los humanos. Verla esforzándose siempre era algo que me motivaba a continuar mi labor.

Claro está, ninguno se acordaba de mí ya que yo para ellos no "existo", solo existo como Dios en esta nueva linea.

Tampoco nací en esta nueva línea por parte de mis padres, así que, en resumen, yo no existo.

La labor de Dios implica mucha dedicación, apenas tengo tiempo para descansar. Tampoco puedo abandonar esa dimensión, ya que debo estar equilibrando el universo para que este no se autodestruya.

Aun así no me quejo, desde que comencé a trabajar como Dios no me he quejado ni una sola vez por tanto exceso de trabajo, aunque no niego el hecho de sentirme solo en aquel lugar.

Han pasado muchos años ya desde que estoy en este trabajo, tanto que hemos llegado a la misma fecha en la que empezó esta aventura, la cosa es que no he envejecido ni un solo año, curioso aunque razonable, si Dios envejeciera sería un gran problema.

¿Qué más puedo decir?

Lo único que puedo decir es que me alegro que todo haya acabado tan bien, el mundo ha regresado a como era antes, las personas que más me importan viven su día a día con alegría y esfuerzo.

Por si fuera poco, en este trabajo puedo hacer felices a mucha gente.

Supongo que esto es a lo que llaman en las aventuras gráficas un "Happy...

                                                                                        ....End"


El elegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora