Capitulo 30

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Narra _________

-¿Qué paso?-pregunte sentándome en la cama, mire a mi alrededor y me sentí muy aliviada al darme cuenta que estaba en la habitación de Scott-ay qué bueno-dije poniendo mi mano sobre los ojos, me volví a acostar quitando mi mano dejando que la luz me diera en la cara, pero fue un error ya que la luz me lastimo sintiendo mi cabeza estallar-oh no, ¿Por qué?-dije tapándome con la sabana la cara, tenía una maldita resaca.

Respire hondo para después levantarme de la cama ignorando las ganas de vomitar y el dolor de cabeza, tenía que tomarme algo o comer algo para que esto se me quitara.

Salí de la habitación de Scott evitando chocar contra algo para no hacer ruido, no tanto para no despertarlo si no para no escucharlo y sentir que mi cabeza explotaría en cualquier momento, prometo nunca más volver a tomar de esa manera.

Baje las escaleras hasta la cocina, abrí el refrigerador topándome con la sorpresa de que estaba vacío

-¿Qué no tienen nada que comer aquí?-pregunte aun mirando el refrigerador, como si en algún momento la comida fuera a aparecer

-No, en realidad no-dijo alguien a mi lado, di un grito para después cerrar el refrigerador de golpe. Mire a la persona que había hablado, era una mujer de unos treinta y tantos pero no era la primera vez que la veía-pero si quieres podemos pedir una pizza-cabello rizado, negro y ojos cafés con unas largas pestañas-¿Qué te parece?-la madre de Scott, la vi en el primer recuerdo

-L-lo siento, no quería ser grosera-dije apenada-además pensé que estaba sola, casi siempre digo lo pienso cuando estoy sola-me sonrió

-No importa, yo también a veces me sorprendo de ver que no hay nada en el refrigerador-se encogió de hombros-entonces ¿Qué te parece eso de ir a comer pizza?-pregunto amablemente

-¿Pizza? ¿Por la mañana?-pregunte confundida

-¿O que prefieres?

-Algo que me quite esta resaca-dije apenada, no quería decir nada pero ella sabía bien donde estaban las pastillas para la cabeza

-Claro, quédate aquí y yo vendré en unos instantes-dijo saliendo de la cocina y subiendo las escaleras. Mire hacia la sala para percatarme de que Scott no estaba acostado ahí, ni siquiera las cobijas estaban desacomodadas-que bueno que trabajo en un hospital, puedo traer todo tipo de medicamentos a casa que son realmente útiles-dijo dándome dos pastillas blancas

-¿Y Scott?-pregunte sin dejar de ver el sofá

-Se quedó en la casa de un tal Cameron-la mire mientras se recogía su cabello en una coleta-Dios, tengo que irme-dijo mirando su reloj-creo que dejaremos esto des desayuno para otro día-dijo realmente apenada saliendo de la casa

-Claro-dije cuando estaba completamente sola, mira las pastillas y las puse dentro de mi boca pasándolas con un poco de saliva, era realmente sencillo-ah que dolor-dije cuando el dolor de cabeza regreso. Me acosté en el suelo esperando a que las pastillas hicieran efecto.

-¿_______?-me pregunto alguien del otro lado de la puerta

-¿Lydia?-pregunte cuando reconocí su voz

-Sí, déjame entrar-me levante del suelo caminando hasta la puerta, la abrí-te vez terrible

-Sí, hola-dije cerrando la puerta más despacio posible

-Lo lamento pero es que no puedes ocultar que te sientes de verdad mal-dijo sentándose en una silla del pequeño comedor

-La mama de Scott me dio un par de pastillas para la cabeza, en un par de minutos se me pasara el dolor

The Bayer (Stiles&Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora