8

136 13 0
                                    

-Clary.-dijo él.- Hija, cada día que te veo, estás más grande, más hermosa...
-¿Papá? -preguntó ella, incorporándose.
-...Me gustaría poder vivir con vos todos estas cosas que nunca van a volver a pasar y, en cierto modo, siento que lo hago. Cuando me contas las cosas que hiciste desde el último minuto en que nos vimos, intento imaginarte realizando las acciones. Te veo sacando la basura, pintando tus uñas, haciendo tus tareas, trenzando tu pelo, poniéndote el uniforme, comiendo, viendo televisión. Te imagino haciendo cada una de esas cosas en una casa que creé en mi mente a partir de tus descripciones.
《Me gustaría verla con mis propios ojos, pero creo que es más mágico verla con los tuyos. Sentir lo que vos cuando realizas ciertas acciones, saber lo que pensas ante ciertas situaciones.
《Clary, hija, quiero que me perdones por la infancia a base de visitas a la cárcel. Quiero pedirte disculpas por no poder ser quien te busque en la escuela, te ayude cuando lo necesitas, quien te cuide de esos monstruos que veías bajo tu cama cuando eras más chica.
《Me perdí tu infancia y se me escurre tu adolescencia. -la miró fijamente.- Intento hacerlo lo mejor posible pero los barrotes me limitan. A veces siento que no sé nada y a la vez lo sé todo sobre vos. Y hoy cumplís dieciséis años. Me pregunto a qué universidad vas a querer ir, si ya estás pensando en una carrera, si estarás enamorada. Pero me asusta preguntártelo. No quiero renunciar a tu adolescencia. No quiero hablar de tu juventud y adultez. No quiero pensar que la vida padre hija se me termina.
《Clary, te amo. Sos mi hija y te amo desde el primer momento. Quiero que lo sepas. Quiero que nunca te olvides de que tu papá te ama y que va a luchar para salir de este lugar y estar con vos.
《Eso decía. -susurró.- Esas eran las palabras. La memoricé. Había agotado casi por completo mi tinta y me había costado que me dieran el papel. Así que las memoricé a todas esas palabras. Eso decía, Clary. Esas fueron las oraciones, los párrafos, las letras, comas, puntos. Así era.
-Te amo, papá. -murmuró la chica y estiró su mano hacia él.
Aún había cerca de nueve metros entre ellos. Las manos no se rozaban. Pero, en muchas visitas, tampoco les permitían que lo hicieran.


Últimas PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora