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-Los rumores en la escuela empezaron cuando estaba en quinto grado. Solían decir "ahí va la hija del asesino", "a ver si nos mata a todos", "dicen que intentó sacarlo de la cárcel". Las madres no dejaban que sus hijos me invitaran a sus cumpleaños o se pusieran conmigo para los proyectos escolares. Annie, mi compañera de banco durante unos días, pidió a la maestra que la cambiara de lugar porque tenía miedo de que yo la matara. Nadie jugaba conmigo en los recreos o me prestaba sus juguetes.-dijo.- Aprendí a jugar sola, a encontrarle figuras a las nubes, a hacer todos mis proyectos y presentar una exposición sin ayuda, a soportar las miradas. Y, sin importar lo que ellos dijeran, cada tarde iba a verte.
-Nunca me dijiste nada de eso.-dijo él, desconcertado.
-No podía llegar y decirte que, como estabas en la cárcel, nadie quería ser mi amigo. Pero me gustaba estar con vos. Me gustaba aprovechar esas dos horas al máximo. No iba a angustiarte con cosas que no se podían cambiar. Además, ¿Qué ibas a hacer? Ni siquiera podías abrazarme y decir que todo iba a estar bien.
《Papá, me parece tan injusto todo lo que hicieron. Todos piden justicia y, si yo lo hago, me miran mal. ¿No puedo pedir justicia?¿No puedo pedir que revisen el caso con detenimiento para ver si encuentran un error?¿No puedo pedir que me devuelvan mi derecho a tener una familia?¿No puedo pedirlo?
-Hija...-murmuró él.
-Papá, quiero que seamos una familia.-dijo con la voz rota.-Quiero que me lleves a la escuela y que duermas conmigo, que me des un abrazo.
-Entonces alejate de ese borde.
-¡Eso no cambiaría nada! No van a escucharme. No van a revisar el caso ni a dejarte hacer ninguna de esas cosas.-lloró.-Porque no tengo derecho a pedir justicia por ser hija de alguien que está en la cárcel. Porque tengo una etiqueta que dice "peligrosa" y no sé por qué. Yo no hice nada y vos tampoco. No hicimos nada para que nos impidan ser una familia.


Últimas PalabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora