Tarde de Pelis

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El beso no era apasionado, era dulce, sencillo, simplemente un beso que demostraba que me quería. Duró unos minutos, yo sonreí y él me miró a los ojos preocupado.
-Aria yo...-lo callé con otro beso, esta vez mucho más corto-
-No te preocupes. Sigues siendo mi mejor amigo...-digo esto mientras lo abrazo-

-NARRA CARLOS-
-No te preocupes. Sigues siendo mi mejor amigo...- dijo eso mientras me abrazaba.
La verdad es que cuando me fui a Francia, me di cuenta de que no solo veía a Aria como mi mejor amiga, sino que la quería. Cuando se lo decía, lo decía de verdad, y los de ella sonaban algo así como: te quiero como un hermano. Me dolía cada vez que lo recordaba. Pienso decírselo, antes o después. Pero en lo que lo hago, quiero aprovechar todo el tiempo con ella, porque estoy seguro que cuando lo haga, nuestra relación va a cambiar. No se si a mejor o a peor, pero no me quiero arriesgar. La quiero demasiado.
Cuando me di cuenta, mi mejor amiga estaba agitando las manos delante de mí para que volviera a la realidad.
-¿eeh?-dije todavía algo pensativo-
-¿No me has escuchado verdad?-puso los brazos en jarra y me miraba a los ojos-
-¿Te digo la verdad?-asintió- Ni siquiera sabía que habías empezado a hablar...
-No tienes remedio- dijo mientras se reía

--NARRA ARIA--
No tiene remedio, siempre que le hablaba se quedaba pensativo y al final no me escuchaba, pero eso si, cuando era algo importante para mí sí que lo hacía.
Puse Titanic en el ordenador, era nuestra película favorita. La podríamos haber visto unas cien veces, y yo siempre lloraba en el final. Él seguía emocionándose, pero no llegaba a tal punto.
Estábamos viendo la escena en la que Jack y Rose se escapan y se montan en el carruaje antiguo en el que más tarde perderían la virginidad. La habíamos visto tantas veces que nos sabíamos los diálogos. Justo cuando Jack iba a hablar, la cual, era mi parte favorita, Carlos me giró haciendo que le mirara a los ojos. Estaba levantando el brazo para darle un pequeño golpe en el hombro, ya que me estaba perdiendo mi escena preferida, pero en ese momento comenzó a actuar a la vez que el guapo de Leonardo Di Caprio.
-¿A dónde la llevo señorita?- dijo con una voz de lo más seductora-
-sonreí- A las estrellas -respondí siguiéndole el juego-
No sabía lo que íbamos a hacer ahora, pues, Di Caprio se acostaba con Kate.
Él me sonrió y me abrazó, después, seguimos viendo la peli más romántica del mundo, abrazados el uno al otro.
Cuando esta terminó, Carlos me miró para comprobar si había llorado por... ¿cientouna vez? Ni siquiera se como se dice. Ah, y sí. Si estaba llorando.

-Pero nena, ¿como puede ser que después de verla tantas veces sigas llorando como la primera?-me mira preocupado mientras me seca las lágrimas-
-Es...es que, e...es, muu...y gua..guapo -dije mientras sollozaba.
-se rió a carcajadas- entonces, el problema no es que hayan muerto más de mil quinientas personas, si no que Leonardo Di Caprio fuera uno de ellos, ¿no es así?- yo asentí poniendo un puchero y justo después solté una carcajada- No cambiarás nunca...-dijo eso y me dió un beso muy cerca de la comisura de los labios, lo que hizo que mi cuerpo sintiera una especie de descarga.
-¿Quieres algo de comer en lo que viene mi madre y hace la cena?- pregunté mientras me secaba las lágrimas con las mangas de mi pijama.-
-Vale, ¿que tienes?-me encojo de hombros y le doy la mano para que me acompañe a la cocina.
-M... Hecho no hay nada... ¿Hacemos galletas?-dije eso mientras pegaba pequeños saltitos-
-Vale... ¡Por los viejos tiempos!- dice eso mientras levanta las manos para chocarlas con las mías.-
-¡Empecemos!- me froto las manos y me quedo pensativa- ¿Dónde estaba la harina? Ah si! En el estante de ahí de arriba... Ahora los huevos, mezclamos y listo! Echa la harina sobre la encimera.
Carlos la esparce con cuidado sobre la mesa y después recoge con las manos lo que sobresale y hace la gracia de limpiar sus manos en mi cara.
-¡Carlos! ¡Mira como me has puesto! ¡Ahora verás! Cojo el paquete donde está la harina, me echo en las manos y se lo lanzo encima. Lo hago estornudar. Cruzamos las miradas y nos damos cuenta de que estamos pensando en lo mismo. Quien llegue antes hasta el paquete, gana. Salimos corriendo a la vez, pero como yo estaba más cerca, consigo tocar el paquete de harina con mis uñas, y justo cuando lo cojo es cuando noto que alguien tira de mí para bloquearme y caemos los dos al suelo. Adivinadlo. El aplastado por mí y los dos cubiertos de harina.
-¡Carlos yo te mato!, ¡Mira como está todo!- lo miro y se está riendo- ¡No te rías!- tenía la cara completamente blanca, la verdad era que hacía mucha gracia.
Acabamos riéndonos los dos en el suelo, yo estaba encima suya. Se incorporó un poco para abrazarme y nuestras caras se quedaron a escasos milímetros. Mi respiración comenzó a acelerarse. En ese momento entró mi madre.

--CONTINUARÁ--

¡Hola Lector@s!
Acabo de subir el capítulo 3 de la novela "Mi Mejor Amigo" espero que os esté gustando... ¡Os propongo una idea! ¿Queréis que os dedique los capítulos? Es decir, que dejaré vuestros nombres al final del capítulo. ¿Quereis saber como conseguirlo?
Solo tenéis que votar el capítulo y comentar algo, ¡cualquier cosa! Solo los 5 primeros!!!
GRACIAS

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