Trece.

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Nos hicieron ir hacia las habitaciones mientras ellos se encargaban del resto. Apenas llegamos, Bradley nos hizo guardar todo en nuestras mochilas y estar preparados para correr si hacia falta.

Esperamos aproximadamente diez minutos hasta que no se sintieron más ruidos de balas. Y al poco tiempo, los hombres irrumpieron en la habitación.
-Señores, somos del ejército. La situación está controlada. Sin embargo no permanecerá así por mucho tiempo, deben venir con nosotros y cuando estén a salvo se les explicará todo. Síganme.
Éramos cerca de 12 personas los que habíamos logrado sobrevivir. Nos miramos entre todos y los seguimos. ¿Qué otra opción teníamos?
Nos hicieron subirnos a unas camionetas en las que ellos habían llegado y viajamos por un largo rato. Nadie hablaba, estábamos aterrados. Habíamos estado a un paso de la muerte. Yo le debía la vida a Connor, el cual iba sentado a mi lado. Apreté su mano suavemente, quería decirle que no estaba segura que hubiéramos hecho bien en ir con esos hombres, algo dentro de mí me lo estaba diciendo a los gritos.
Él me miró en silencio y me devolvió el apretón, lo cual alivió en parte mi preocupación.
Finalmente llegamos. Nos vendaron los ojos y nos llevaron por lo que parecían ser pasillos, hasta que nos sacaron las vendas en una habitación con un ventanal que daba hacía una sala con sillas. Ellos salieron y nos dijeron que esperáramos.
Al cabo de unos instantes, del otro lado del vidrio aparecieron varias personas con batas. Un hombre, el cual parecía estar al mando, nos habló por medio de un micrófono y su voz se esparció por toda la sala.
-Bienvenidos. Nosotros somos el Comité de Salud y Seguridad Nacional. El General nos comunicó que han estado en contacto con los infectados. Para su seguridad, les daremos una pequeña caja con la vacuna para prevenir que se contagien. Deben inyectársela ustedes mismos lo más pronto posible.
Nos miramos desconcertados. ¿Qué rayos estaba pasando?
Rose que lamentablemente todavía estaba con nosotros, elevó la voz.
-¿Nos puede explicar que demonios es todo esto? ¿Qué eran esas personas?
El hombre la miró duramente antes de contestar.
-Se ha liberado un virus, los animales e insectos pueden ser portadores así que la enfermedad se ha diseminado rápidamente. Causa que las personas pierdan la capacidad de razonar y ataquen a otros, por esto es de vital importancia que se inmunizen de inmediato.
Y sin decir nada más, entraron tres soldados. Dos de ellos armados y el tercero traía las famosas cajas con vacunas. Nos entregó una a cada uno.
Me arrodillé en el piso y abrí la caja, había una jeringa y dos pequeños frascos. Llené la jeringa con el contenido de ambos y sin pensarlo demasiado, me lo inyecté en el brazo. Dolía muchísimo, nunca pensé que alguna vez me iba a estar inyectando a mi misma.
El resto hizo lo mismo ante la atenta mirada del Comité. Y nos quedamos esperando, nadie hablaba y ellos sólo nos observaban.
Cuando de pronto, Hope que estaba delante mío comenzó a temblar. Quise acercarme pero un soldado me apuntó para que retrocediera.
Hope siguió temblando cada vez mas violentamente hasta que cayó, su rostro golpeó el suelo. La miraba con los ojos como platos, ¿estaba muerta? Se me representó la noche en que murió Maureen, y era estar reviviendo otra vez lo mismo.
Con la pequeña diferencia de que Hope se estaba levantando.
-¡Hope! ¿Estás bien? -pregunté asustada.
Entonces ella se dio vuelta y sus ojos eran rojos como la sangre, estaban desorbitados y la saliva caía de su boca.
Retrocedí y antes de que pudiera reaccionar, una bala atravesó su cabeza. Miré atontada al soldado que le acababa de disparar.
Pero no tuve tiempo para decir nada, las balas comenzaron a volar a medida que las personas se iban transformando. Cerré los ojos y me tiré al suelo.
Todo era muy surrealista. ¿Por qué la gente estaba muriendo de pronto? ¿No se suponía que era una cura? Recé en silencio mientras esperaba, podía sucederme lo mismo en cualquier momento y antes de que me diera cuenta, tendría una bala en la cabeza.
Finalmente todo terminó. Y el hombre de la bata volvió a hablar.
-Felicidades a los que han sobrevivido. Ustedes están realmente sanos y se han ganado la oportunidad de poder quedarse en nuestra comunidad, siendo los primeros individuos que recibimos. Los soldados los llevaran a que se limpien y tiren esas ropas para evitar el contagio.
No quería levantarme, no entendía que había pasado, no quería saber quién había muerto. Tenía miedo de perder a alguien más.
Alguien me levantó del brazo y cuando miré, era Bradley. Detrás de él estaban sus hermanos. Suspire de alivio.
Evité mirar hacia el piso, donde estaba lleno de cuerpos y sangre.
Los soldados nos llevaron hasta unas duchas de agua caliente y nos hicieron tirar toda nuestra ropa en una estufa. Nos dieron ropa nueva, sorprendentemente era ropa común y no el traje a rayas blanco y negro que yo esperaba encontrar.
No me separé en ningún momento de los chicos, temía quedarme sola. Nos llevaron a un comedor y después nos pusieron a cada uno en una pequeña habitación individual. Lloré cuando me dejaron sola, había sido un día horrible. Quería dormirme y que al despertar todo sea sólo una pesadilla.

Desperté al otro día, me dijeron que eran las seis de la mañana. Y me di cuenta que todo había pasado de verdad.
Pasamos el día en un jardín interno, nos dieron libros y juegos de mesa. No podíamos hacer otra cosa y tampoco nos explicaron nada más.
Cerca del mediodía, un soldado se apareció con una planilla y tomó nuestros datos como nombre completo, edad, lugar de procedencia, ese tipo de cosas.
Una vez que terminó, nos dejó solos de nuevo. Aunque yo estaba segura que nos estaban vigilando, debían tener cámaras y micrófonos escondidos por todas partes.
Habíamos quedado sólo seis personas del grupo original, la mitad de los que éramos al salir del refugio. Y tal como ese hombre había dicho, no había más gente allí. Me preguntaba que clase de experimento siniestro planeaban hacer con nosotros.
Pasé el resto del día llorando abrazada a Connor, no podía dejar de pensar en cuanta gente había visto morir. Cada ve que cerraba los ojos, esas imágenes volvían a mi mente una y otra vez.
A la noche nos obligaron a volver a las habitaciones individuales luego de una pequeña cena. Y al poco tiempo, una mujer se apareció. Me dijo que necesitaba sacarme sangre para tener completo mi registro, también me cortó pelo y tomó una muestra de saliva.
Cuando se fue, intenté abrir la puerta para saber si estaba yendo a todas las habitaciones pero descubrí que estaba cerrada. Me habían encerrado como a una fugitiva.
Y a la mañana siguiente, ya la podía abrir.
Habían pasado varios días pero ya no podía soportar la situación, nadie nos había dicho nada desde la masacre en esa sala del ventanal. ¿Por qué nos tenían encerrados? ¿Que querían hacer con nosotros? Ni siquiera el sol que entraba, era el sol de verdad. Era una lámpara. Y los sonidos de animales que se escuchaban, eran grabaciones. Lo sé porque las había escuchado tantas veces que había descubierto que tenían un patrón.
Al quinto día de encierro, cuando salimos al jardín interno nos encontramos con otras personas. Nos acercamos cautelosos. Estábamos por preguntarles quienes eran cuando el techo, por donde entraba el "sol" se iluminó y apareció la cara de las personas del Comité.
-Buenos días. En el día de hoy han ingresado nuevos habitantes. Y les explicaremos a todos lo que está ocurriendo. Queremos hacer de este lugar una comunidad, es un lugar seguro donde no les faltará alimento o protección. De momento no tienen que hacer nada pero queremos que la comunidad crezca. Como sabrán muchas personas han muerto y gran parte de la población humana ha disminuido. Todavía no se ha logrado controlar la infección pero aquí, no corren ningún peligro. Los hemos seleccionado a través de la prueba de los frascos, porque han resultado tener cierta resistencia a la enfermedad. Los que se han enfermado ha sido porque eran sensibles y porque seguramente ya estaban incubando, lo que hemos hecho ha sido acelerar el proceso. Nadie es inmune a la enfermedad pero hay personas que tienen más resistencia, y ustedes son parte de eso. La mordida de un infectado, hace que se enfermen y no hemos descubierto una cura... Aún. Pero ustedes no tienen porque preocuparse de eso. Eso es todo lo que necesitan saber, que tengan un buen día.
Y la imagen se cortó.
Todos se acercaron a los recién llegados pero yo me mantuve alejada, no quería establecer contacto con nadie. Tenía miedo de encariñarme con alguien y perderlo, últimamente todo era de esa forma. Me fui a sentar sola en un rincón y antes de que me diera cuenta, Bradley estaba a mi lado.
-Hey... ¿Todo bien por ahí? -preguntó suave.
Desde que estábamos en ese lugar, me trataba de una forma diferente, más amable, como si yo fuera algo que se pudiera romper al mínimo contacto. Y en cierto modo yo también pensaba que era así.
-Sí, sólo necesito estar sola.
Parecía herido por mi respuesta pero era la verdad. Y aunque ahora fuera amable, antes no lo había sido.
-¿Prefieres que venga Connor?
Levanté la cabeza y lo miré fijamente.
-¿A que te refieres?
-Solo estoy remarcando el hecho de que te agrada más la compañía de mi hermano.
-Bueno, él ha sido muy amable conmigo desde el comienzo.
-Entiendo. Yo soy el chico malo, ¿Verdad?
No supe que decir así que me quedé callada.
-Está bien, no hace falta que digas nada.
Se fue antes de que pudiera pensar en una respuesta coherente. Y de verdad que ya no tenía ganas de pensar en ese tipo de cosas.



¡Holaaaa! ¿Cómo están? Finalmente vengo con el nuevo capítulo que es como una especie de 'segunda parte' del anterior. Espero que les guste mucho. Y pronto el siguiente.

¡Un beso enorme!

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